En Argentina hay alfajores por doquier, y en miles de versiones.
Tenemos los marplatenses, clásicos de kiosco, en sus dos versiones blanco y negro, y con infinidad de pequeñas diferencias según la marca; otro número uno en los kioskos son los de mousse, con galletitas más duras y un relleno super chocolatoso; tenemos los de la panadería, los clásicos de maicena para reuniones o cumpleaños; tenemos los de las diferentes provincias, con masa y relleno según la localidad; ultimamente más difundidos los de las dietéticas, supuestamente más "sanos", con harinas integrales, de algarroba, dulces light, dulce de leche de soja...
Un clásico entre los provinciales son los santafecinos, un majar en tres capas de fina masa, mucho dulce de leche, y un baño azucarado... si una caja de esta delicia llega a mis manos, más vale q me la dejen lejos, porque no puede parar de comerlos... me encantan!
Y como no con tan comunes en Buenos Aires, y no siempre hay alguien que viaje a Santa Fe y se aparezca con esta maravilla, decidí hacerlos caseros, en un tamaño más pequeño, para que la culpa de devorar más de uno sea menor!
Con una receta un tanto extensa pero no complicada de Blanca Cotta, aparecieron estas mini maravillas, que se van a quedar en el recetario de cabecera por un tiempo.