Un año después de que asistiésemos a la primera y exitosa proyección de El Mundo es Nuestro en el Festival de Málaga de 2012, nos encontramos con Alfonso Sánchez y Alberto López, El Cabesa y El Culebra…
Un año después, Alfonso, ¿tú quién eras el año pasado?
ALFONSO SÁNCHEZ: Un tipo con más pelo, menos arrugas y menos cicatrices en el cuerpo (RISAS). La verdad es que ahora mismo tiene uno la satisfacción del deber cumplido y se siente uno como que ha conquistado algo: un castillo que llevaba sellado mucho tiempo y en el que por fin se ha podido entrar. Yo ya sé que el éxito es algo efímero, absurdo, estúpido. Pero también sirve para que la élite cultural te considere uno de los suyos, que la crítica alabe y valore tu trabajo, que el público te quiera y notar el cariño y el amor de la gente. Pero también que te odie mucha gente.
¿Sí? ¿Hay odio?
ALF: Sí, claro. A mí, si mucha gente pudiera cortarme la cabeza me la cortaba. Sin duda. De hecho, han intentado evitar que la película se vea y, de hecho, han conseguido que no hayamos estado nominados en ninguna categoría de los Goya este año. Casi que se ha convertido en un escándalo la no nominación de El Mundo es nuestro para ninguna categoría. Pero después a uno le conceden la Medalla del Círculo de Escritores (Mejor Dirección Novel), Mejor Película del Año por los lectores de El País, la repercusión internacional… al final todo eso tiene mucho más valor que unos premios que otorga una gente por unas cuestiones casi empresariales e industriales. Mafia lo define muy bien, pero son palabras mayores (RISAS).
Yo tengo la suerte de conocerte desde hace 15 años cuando estudiábamos juntos en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Málaga en turno de tarde, pero es que tú aparte también cursabas Arte Dramático por la mañana. ¿Qué queda de aquel Alfonso que no podía estar quieto?
ALF: Pues me decía Maite Sandoval (actriz de El Mundo es nuestro) que le daba mucha alegría ver que tenía algo que mucha gente había perdido que es la ilusión, traducida en tener claro cuál es tu camino, tu objetivo y lo voy a conseguir pase lo que pase a costa de lo que sea. Y me ha parecido algo muy bonito viniendo de una de mis actrices. Yo lo que tengo es amor absoluto por el cine, el mismo que tenía en esa época y la misma obsesión por saber que con trabajo y con esfuerzo se puede conseguir todo. Yo he llegado sin nada y ya lo he conseguido todo. Lo que no sé es si lo retendré y si me durará más años.
También hace falta talento, ¿no?
ALF: Sí, estoy completamente de acuerdo y es una dosis muy importante para todo. Lo importante es encontrar tu talento, saber cuál es tu don. Eso es algo que me obsesionaba mucho a los 20 años. Yo quería jugar al baloncesto, pero no tenía lo que hacía falta: vamos, que me faltaban 20 centímetros de altura (RISAS). Después descubrí que tenía talento para esto del cine y lo cultivé. He tenido los mejores maestros…
¿En la facultad?
ALF: (RISAS) No, en la facultad no. Allí he encontrado a grandes compañeros pero no grandes talentos. Hay gente con mucha sabiduría, mucho estudiado y muy leídos. Pero también he encontrado a hombres como Rafael Utrera o Carlos Colón que eran profesores muy divertidos y con muchos conocimientos. Son esos tipos de personas que llevan toda su vida dedicada al estudio del cine.
El año pasado en el Festival de Málaga estuvimos en el primer pase que se realizó de El mundo es nuestro y fue espectacular. Se pudo ver que la gente disfrutó mucho de una película con una idiosincracia muy sevillana. ¿Tenías alguna duda de que podría funcionar ese humor en otros lugares y sobre todo en Málaga?
ALF: Tenía mis reparos, ¿por qué no decirlo? Pero sabíamos que el público malagueño era muy seguidor de Los Compadres por internet, no por el Culebras y el Cabesa, que también podían ser dos chavales de La Palmilla. Pero nunca nos podríamos imaginar lo que llegó a ocurrir en aquella primera proyección. No sabría decirte por qué pero en Málaga la película estuvo bendecida. Hubo periodistas que vinieron a ver la película sin necesidad porque no estaba en la Sección Oficial. Y ahí es donde te das cuenta de que algo ha ocurrido. La sensación de terminar de ver la película fue como salir de una olla a presión, de que había ocurrido algo a nivel anímico, humano, energético en en sala que sólo lo pudieron vivir los que asistieron a esa privilegiada proyección. El miedo ya se ha disipado, ahora acabamos de venir de Chicago…
¿Chicago? ¿Cómo se entiende El mundo es nuestro más allá de Andalucía?
ALF: Se entiende de principio a fin. Ver a gente en Chicago riéndose a carcajadas en exactamente los mismos puntos que una persona de Valladolid o Sevilla es alucinante. Bueno, no, hay un punto en el que en el extranjero no se ríen que es cuando al chino le suena el móvil con el himno del Betis (RISAS). Si llego a escuchar una carcajada en Chicago en ese momento hubiese pensado que estaba en El Show de Truman y me hubiese puesto a buscar las cámaras ocultas.
ALBERTO LÓPEZ: El caso es que la gente se pone a ver una peli como cualquier otra sin pensar en su procedencia. En Andalucía y en España los periodistas se han encargado de que la gente vaya predispuesta a ver una película que a lo mejor no van a entender. Y sentarte a ver una película con esa predisposición es muy raro: todos hemos visto Nueve reinas o El hijo de la novia o cualquier película de Emir Kusturica… Yo no me siento a ver una película y pensar que no la voy a entender porque sea Argentina o Yugoslava. Y en un festival como el de Chicago o el de Manchester la gente se sienta a ver una película que le han programado sin más. Porque aunque la historia sea universal, las situaciones que refleja son culpa de una idiosincracia muy concreta del sur de España. Por eso es muy bonito ver la reacción de un público tan ajeno a ese contexto. Nosotros nos pegábamos codazos en la proyección de Manchester porque no nos podíamos creer que la gente se lo pasase tan bien y riese tanto, eso no tiene precio.
ALF: Es impresionante ver como funcionan todos y cada uno de los momentos de comedia. Al final se trata de hacer lo local universal y creo que eso lo hemos conseguido con la película.
La película tiene un componente social muy fuerte que estoy seguro que dentro de 20 años dirá mucho de cómo es la España de hoy en día. ¿Por qué creéis que no se hacen películas en España que nos reflejen como sociedad?
ALF: Sí, como por ejemplo Blancanieves que vende la imagen de una España cañí que no tiene nada que ver con la España de hoy día. Y que luego recibe el premio a mejor película de habla catalana, siendo muda. Y un Goya al mejor guión original… Todo un absurdo que demuestra que estamos en un país de pandereta. Noto que hay como una vergüenza a ser español. Yo no tengo ninguna vergüenza por ser español, creo que tenemos una riqueza extraordinaria y en el momento en que empecemos a aceptar, disfrutar y valorar eso evolucionaremos como país. ¿Cómo puede haber gente que sienta vergüenza de la bandera de su país?
Los Compadres sí están orgullosos de ser españoles…
ALF: Hombre, claro (RISAS).
ALB: Están orgullosos de ser un tipo de español. Que es diferente.
ALF: También vamos a hablar de eso en la segunda parte. Vamos a hablar de qué significa ser español, de qué significa la marca España. Al igual que en El mundo es nuestro cuando arranca la película El Culebra y El Cabesa plantean que su sueño es irse a Río de Janeiro, el de estos dos es montar una EuroFeria. Vamos a trabajar con el concepto de que la idea de Europa está obsoleta y que al carajo con la clase media del continente. Sin duda, va a ser una película más dura y que tendrá que ver más con el conjunto de la sociedad española. ¿Qué es la clase media española? Tenemos que analizar de donde viene, cómo se creó esta clase, qué significa ser clase media. Nuestro país se destruyó en el 36, hubo que reconstruirlo y tenemos que ahondar en eso para terminar averiguando por qué tenemos 6 millones de parados.
Algo hemos tenido que haber hecho mal entre todos, ¿no?
ALF: Hemos sido un pueblo muy pusilánime.
Eso lo reflejaba muy bien El mundo es nuestro al poner en pantalla al tipo que va a sellar el paro con el mono de trabajo y todo el mundo se lo echa en cara…
ALF: Y todos nos vemos con la potestad de poder reñir a cualquier persona sin tener en cuenta la doble moral que tenemos todos. En realidad, de todo lo que hablamos con nuestra obra, desde internet al cine, es de las dobles morales que tenemos todos, que los seres humanos ni somos buenos ni somos malos y que todo depende del cuarto de hora en el que nos pille. Ser consecuente en la vida es muy complicado. Este país, España, es muy poco consecuente.
Yo he hablado con gente que me decía que la película les dolía al ver esa realidad tan bien reflejada. Que es como si hubiéseis puesto un espejo en la sociedad.
ALB: La película no puede ser más ecléctica. Es hiperrealista, es surrealista, es naturalista, es esperpéntica. Eso que dices del espejo es exactamente lo que decía Valle-Inclán. Pero ya no es que mostremos una realidad deformada porque lo hayamos decidido contar así, si no porque la misma situación es así. Si Valle-Inclán se levantase ahora mismo y viese como está el país diría: “madre del amor hermoso”. Sería genial que mentes privilegiadas como Valle-Inclán pudiesen vivir 400 años para que siguieran opinando y reflexionando.
ALF: Yo soy de los que creo que el arte tiene una cualidad terapéutica. Todo lo que invierta la gente en cultura y arte se lo está ahorrando en visitas al psicólogo. El mundo es nuestro ha conseguido tener para mucha gente esa capacidad curativa. Sabíamos que ya habíamos estrellado el barco contra el iceberg. De hecho, estamos con los músicos tocando en la cubierta. Y estamos todos ahí sin saber si abandonamos el barco o qué. Y las ratas fueron las primeras que se fueron, en forma de banqueros. Con El mundo es nuestro intentamos hacer una catarsis positiva para que la gente se diese cuenta de que no están tan locos como creen. Si El mundo es nuestro fue un bálsamo, El mundo es suyo va a ser un purgante. Va a ser una película con mucha mala leche. Va a ser nuestro Imperio Contraataca. El Culebra y el Cabesa eran dos aprendices de Jedi y ahora es el momento de echarle un vistazo al imperio, ahora llega Darth Vader.
Tenéis planeado rodar en otoño. Supongo que ahora no estaréis teniendo los mismo problemas de financiación.
ALF: No, claro. Ahora hay muchas más mirada, muchos más oídos, muchas más llamadas. Hay un caldo de cultivo mucho más rico que cuando hicimos la primera que fue un absoluto erial. Lo que pasamos en la producción de El mundo es nuestro era para habernos deprimido y habernos acostado, no querer salir de la cama. Ahora hay mucha gente pendiente de nosotros. Gente que de verdad quiere poner dinero para que esto salga adelante.
¿Cómo fue la selección en el Festival de Cine Latino de Chicago?
ALF: Fue increíble. Porque al principio te dicen que han seleccionado la película y te parece estupendo. Y después te dicen que vas con avión, gastos pagados y a todo trapo… Que nosotros somos dos notas de barrio y que nadie daba un duro por nosotros…
ALB: Si el nacimiento de la película no fue el habitual, es normal que después no haya tenido una vida normal. Después del éxito de internet y de cómo funcionó el crowfunding teníamos una presión muy fuerte en el momento de hacer la película. Y de repente la película se convierte en un pelotazo. Nosotros llevamos haciendo teatro desde el 98 y hemos estado en muchos sitios: yo he actuado en el Palacio de Bellas Artes de Bruselas, que es un edificio de siete plantas en el que cada planta está destinada a una disciplina artística. Pero a mí, en ese momento, no me vino ningún periódico a hacerme una entrevista sobre que un grupo de teatro sevillano estaba actuando en Bruselas. ¿Por qué es noticia que El mundo es nuestro esté en Chicago? Nosotros llevamos muchos años dando tumbos y esto es una parte más.
Pero hace un año seguro que era impensable pensar en que la gente os parase por la calle para hacerse fotos con vosotros…
ALF: Obviamente no te lo esperas así. A mí me han venido abertxales próximos a ETA y me han contado que en el entorno de la banda terrorista la película ha gustado mucho. Y eso cuesta asimilarlo. Pero es porque la película es fruto del orgullo. Ven que unos andaluces, orgullosos de su pueblo, han hecho una película que refleja su idiosincracia, manera de ser y han puesto un pedazo de su tierra en el mundo. Y sin pegar un solo tiro. Que la gente se nos acerque en Manchester a alabar tu trabajo… Todo eso tiene más valor que un Goya, por ejemplo. Ese es el éxito brutal de El mundo es nuestro, y que aún habiendo hecho 350.000 euros de beneficio, nosotros aún no hayamos visto un duro. Pero bueno, estamos pagando la novatada.
Por último. Cuando estábamos antes charlando en la puerta unos chavales se os han acercado a saludaros. Tú les has preguntado si habían visto la peli y te han contestado que la habían visto “en el salón de una amiga… sí, bueno… la alquilamos…”
ALF: Los políticos tienen que tomarse en serio este tema y enterarse de cómo funcionan las cosas. Reconozco que es muy complejo. Te viene un chaval con 15 años que no tiene un duro, que su padre estará en paro, que no tiene subsidio, y te dice que no puede ir al cine porque le cuesta 8 euros la entrada, ¿qué le dices? Yo entiendo perfectamente que pirateen la película y gloria bendita. Yo espero que cuando saquemos la segunda podamos poner la película al precio que nosotros creamos para que los chavales puedan verla en pantalla grande de forma asequible, todo dependerá de quién la distribuya.
ALB: Y el contrato tiene que cambiar también. Si nosotros queremos poner la película a 5 euros la distribuidora no se puede llevar el tanto por ciento que se llevaba antes. Todo el mundo en la industria tiene que revisar la forma de hacer contratos con las películas.
ALF: El contrato debe ser según la película que tú estás vendiendo. No puedes pedir lo mismo por entrar a ver Iron Man 3 que por El mundo es nuestro. Hay que empujar a la industria un cambio o se seguirán cerrando salas de cine, e ir a ver a una película se convertirá en un artículo de lujo como lo es ahora el teatro. Todo esto tiene que ver con la irresponsabilidad de los gobernantes y de los empresarios. O cambian o nos vamos al carajo.
Bueno, chicos, pues nos vemos dentro de un año.
ALF: Eso esperamos, y que sea con una película debajo del brazo.
Fotografías: María Guerra
Pero antes de despedirnos de Alfonso y Alberto tuvieron el detalle de firmarnos un DVD de El mundo es nuestro que gustosamente sortearemos entre nuestros lectores. Visitad nuestra página de Facebook para participar.