Esto es una maravilla. Pero, ¿por qué? Yo recuerdo aquellos cuentos disparatados e inverosímiles que nos contaban las criadas viejas cuando éramos niños. Sus impresiones persisten quizá en nuestro espíritu; han sido acaso base de muchas de nuestras ideas de hombres; han contribuido a la formación de nuestro carácter. Y, sin embargo, el relato mismo se ha borrado por completo de nuestra memoria. Es que no tenía consistencia, ni protagonista, ni proporciones, ni acción racional: era la contradicción, nada.Toledo tiene algo de esos cuentos.Creo que lo maravilloso de esta ciudad está en nosotros mismos; en la proyección de todo esto sobre nuestro espíritu. Es la sombra de una casa grande, proyectada por el sol al ponerse detrás de ella.
Juan Zorrilla de San Martín. Resonancias del camino (1893)