
Alien vs Predator (Paul W. S. Anderson, 2004. EEUU / GB / CHE / CAN & ALE): el autor de la entretenida y eficiente entrega inicial de Resident evil firmó en 2004 este, en su día, esperado (toma como base unos cómics de finales de los 80, así como un videojuego de mediados de los 90) aunque artísticamente nulo crossoverde dos de los monstruos más icónicos del cine de las últimas décadas, los cuales vieron la luz por primera vez en 1979 (el Alien de Ridley Scott, que va en este 2017 por su quinta continuación directa) y 1987 (el primer Depredadorde John McTiernan, de la cual casi nadie recuerda su continuación; el interesante Shane Black estrenará en 2018 su The predator). El considerado, casi por unanimidad, peor Alien de la saga, la tercera película firmada por un debutante David Fincher (para el autor de este blog no hubo nada peor que Alien: resurrección), está a años luz de este cero a la izquierda. El guion brilla por su total ausencia, por muy sugerente que pueda resultar el mezclar el mundo de los alienígenas con el de la Antigüedad. Solo para fans incondicionales de alguno de esos universos… y ni así. Aunque se notan los abundantes medios con lo que está realizada. El problema es que solo se nota eso.




