Revista Salud y Bienestar
¡Buenos días! Hoy quería hacer una reflexión sobre el estrés y la alimentación, hablaré de algunos alimentos aconsejados ante el estrés y el por qué de dicha recomendación. Pero primero hay que conocer el estrés y a qué es debido.
¿Qué es el estrés?
El estrés es un estado del organismo caracterizado por la tensión ante una posible amenaza o presión externa ya sea real o imaginaria y a consecuencia de una serie de cambios en el sistema nervioso y hormonal.
El hipotálamos manda una señala a las glándulas adrenales para que liberen adrenalina y cortisol para poder llevar a cabo las tareas necesarias ante el estímulo causante del estrés, es decir, en una situación extrema de estrés, pongamos por ejemplo una situación de peligro o la intuición de un posible accidente, estas dos hormonas estimulan el organismo y al sistema nervioso para realizar las funciones defensivas oportunas, el corazón late más deprisa para que el músculo esté suficientemente irrigado y poder salir corriendo, o la visión, se agudiza para observar bien el entorno en busca de dicho peligro, etc. Otro ejemplo, un examen, puede ser una situación de estrés que necesita recurrir a la concentración.
El estrés también influye en nuestro día a día, es un mecanismo que nos permite realizar las funciones diarias, esté sería un estrés moderado que nada tiene que ver con lo descrito anterior, por tanto, podríamos decir que el estrés en sí mismo no es un problema.
El problema surge cuando sometemos al organismo a estados de alerta o que se puedan interpretar como estados de peligro. Si lo vemos desde el punto de vista del sistema nervioso y simplificándolo mucho, diríamos que el sistema nervioso simpático actúa ante el estrés estimulando la secreción hormonal de adrenalina y cortisol, aumentando el ritmo cardíaco, etc. Y el sistema parasimpático, una vez cesa el estímulo causante del estado de alerta, activa las vías para normalizar las funciones.
Si sometemos al organismo a un constante estado de alerta, llegará un momento en el que el sistema nervioso simpático no sea capaz de cesar en sus funciones y dejar actuar al parasimpático para mantener la homeostasia.
De aquí que surjan todas estas patologías asociadas:
§ Cambios metábolicos: Si el sistema nervioso no trabaja correctamente, es de suponer, que el sistema inmune se vea afectado y se produzca un debilitamiento en las defensas. Además, es muy común que se produzcan temporadas en las que se reduzca el apetito y otras en las que este no se vea saciado por mucho que se coma. Todo esto produce cambios a nivel metabólico pudiendo encontrarnos con problemas de obesidad o por el contrario, problemas de delgadez extrema. Y desde aquí se produce el resto de patologías asociadas que vemos a continuación.
§ Problemas en el aparato circulatorio: Hipertensión, colesterol, mala circulación, taquicardias, etc.
§ Problemas en el aparato digestivo: Acidez estomacal, úlcera gástrica, colon irritable, estreñimiento, etc.
§ Problemas en el aparato respiratorio: Bronquitis, resfriado, asma, etc.
§ Problemas en el aparato excretor: Incontinencia urinaria, cistitis, nefritis
§ Problemas del sistema nervioso: nerviosismo, ansiedad, insomnio, fatiga crónica, pérdida de memoria
§ Problemas de la piel y el cabello: Caída del cabello, seborrea, caspa, etc.
§ Problemas sexuales: Perdida del deseo sexual, Vaginitis, Impotencia, etc.
Y cada vez son mayores las fuentes de estrés, vivimos en un mundo en el que nos pueden las prisas, todo tiene que ser bajo el lema de “Aquí y ahora” o “Lo quiero ya” y así no hay forma de parar ni a respirar por lo tanto mucho menor es el tiempo dedicado realmente a observar y pensar en qué comemos y cómo lo comemos.
Es muy común la frase de “Pero si no para y como lo mismo que antes pero estoy engordando”, lo mismo habría que plantearse si de verdad se está comiendo adecuadamente o llevamos una alimentación estilo “Montaña Rusa” en el que un día nos pasamos y al siguiente nos quedamos cortos y por esto nuestro organismo bastante tocado con el estrés debe enfrentarse a un estado carencial crónico.
Porque ante una situación de ansiedad raro es aquel que se decide a tomar una ensalada o una fruta, es más fácil recurrir a alimentos más calóricos que aporten glucosa de forma rápida y así calmar a nuestro sistema nervioso de forma temporal porque es más que probable que a la hora ya notemos la necesidad de un nuevo aporte de azúcares.
Bueno ya sabemos qué es el estrés y cómo se manifiesta pero, ¿hay algún alimento que ayude?
Podemos hablar de nutrientes más que de alimentos y una vez que los conocemos podemos planificar la alimentación de manera que dichos nutrientes estén muy presentes en nuestro menú y nos ayuden a afrontar mejor el día a día.
Estos nutrientes a destacar son el magnesio, el triptófano y las vitaminas del grupo B. Todos tienen en común que actúan a nivel del sistema nervioso mejorando sus funciones y estimulando la producción de un neurotransmisor en concreto, la serotonina, también denominada la hormona de la felicidad y que ayuda a controlar el estrés.
Además de estos alimentos, es recomendable el consumo controlado de hidratos de carbono complejos que ayudan aportando la glucosa necesaria para el cerebro para manejar el estrés y ayudando además con la sensación de saciedad que evitará el picoteo constante de otros alimentos más calóricos.
Los principales alimentos que contienen carbohidratos complejos son los cereales integrales y sus derivados, las legumbres, hortalizas y las frutas.
De la misma forma se debería evitar el consumo de alimentos excitantes como el café, té, refrescos o alcohol.
Todo esto ayuda, pero es importante cambiar de hábitos y relajarse de vez en cuando para que nuestro organismo descanse y reducir el estrés.
Con esto me despido, nos vemos en el próximo post :)
Realizado por Tamara Valencia Dueñas.
Fuentes
Scielo
Botanical-online