Revista Cine
Director: Douglas Sirk
Antes de continuar con la retrospectiva al cine de Rainer Werner Fassbinder, pensé que sería buena idea ver algunas de las películas de Douglas Sirk, uno de sus directores de cabecera y cuya obra causó gran impresión en él y la manera en que concebía y realizaba películas. Comenzamos con la maravillosa "All that heaven allows" porque es la primera película que Fassbinder comentó en una serie de artículos que giraban en torno a seis películas de Douglas Sirk, de las que el director alemán escribía con completa pasión y admiración. De hecho, hoy mismo he visto en total tres películas de Sirk y debo decir que me encuentro de lo más emocionado, aunque de momento mi preferida vendría siendo la protagonista de este post. Como dije, una verdadera delicia.
Jane Wyman es una viuda con dinero y una rica aunque elitista vida social. Un buen día se enamora de su jardinero, nada menos que Rock Hudson, y el amor que surge entre los dos deberá enfrentar importantes dificultades que, ciertamente, harán sufrir al buen espectador.
Entre otras cosas, Fassbinder dijo que una de las conclusiones que sacó después de ver "All that heaven allows" es que no le gustaría vivir en un pequeño suburbio estadounidense, opinión que comparto plenamente (aunque la clase de gente retratada en el film se encuentra en todos lados); también dijo que los hijos de la protagonista son unos imbéciles, y cuánta razón tiene... Hace tiempo que no veía hijos tan idiotas, egoístas y malos como los de esta película... vaya par de cabrones (y eso que la hija caía bien con su "dominio" de teorías psicoanalíticas y demás, hasta que, claro, saca a relucir su vena clasista y superficial). Por otra parte, qué personaje más sufrido el de Jane Wyman, qué personaje tan real y tan emotivo; es imposible quedar indiferente ante su dolor y sus dilemas, especialmente por los hijos y amigos que tiene... digo, pobre mujer, por dios, cómo se rodea de tanta chusma. Y qué decir del buen Rock Hudson, un hombre sencillo que disfruta de los pequeños placeres de la vida, ya sea el olor de un árbol, el color de las hojas, el puro amor de una mujer tristemente confrontada por valores en los que ni ella cree o acepta pero que se ven fortalecidos por su amor a esos ingratos hijos suyos, unos villanos de tomo y lomo que prácticamente la arrinconan en un cruel ultimátum basado en vacuas apariencias. Cómo no sentir su dolor.
En palabras simples, "All that heaven allows" es una película sobre un amor aparentemente imposible entre una mujer de la alta sociedad (o al menos de gente con dinero y "refinados" modales) y un "simple" jardinero, es decir, la lucha que un honesto amor debe llevar a cabo frente a temas superfluos e insignificantes pero que materializados en ciertas personas y entornos adquiere un poder realmente aterrador. El magnífico guión de Peg Fenwick (que, según IMDB, es el único guión que escribió... o del que esté acreditada) plantea estas cuestionas de manera fenomenal, no sólo presentándolas como parte de un discurso crítico o moral, sino que otorgándoles un primordial sentido del relato y de la narración, y más aún, una dimensión humana e íntima, pues finalmente ésta es una historia de una solitaria mujer que encuentra nuevamente el amor y decide luchar por él; de hecho, toda crítica se ve potenciada natural y verosímilmente gracias a la honestidad de sus personajes y sus sentimientos. Por último, no podemos obviar la exquisita, elegante y sensible puesta en escena de Sirk, quien dirige con una mano y una visión envidiable, sensacional: esos colores, esas composiciones, esos tiempos, esos significados... Y ya ni hablar de las interpretaciones de Hudson y Wyman, especialmente de la segunda, quien me ha encantado por completo. Lisa y llanamente un brillante tratamiento y una incluso mejor ejecución: un film perfecto, qué duda cabe.
¿Quién dijo que este tipo de filmes es inocuo? "All that heaven allows" es una bellísima y encantadora película, pero estén seguros de que también sufrirán y sentirán en carne propia los dolores de estos tremendos personajes, y es que no puede ser de otra forma con una película tan real y tan humana. Pero esa es la gracia: dejarse llevar por la corriente de sentimientos, y si es mediante gran cine, qué mejor ¿no? En cualquier caso, disfruten esta maravillosa obra maestra.