Revista Ciencia

Allodaposuchus palustris, nueva especie de cocodrilo descubierto en lo que hoy es la provincia de Barcelona

Por Oniakuma
Un equipo de investigadores españoles ha descubierto el Allodaposuchus palustris, una especie de cocodrilo del mismo género de caimanes y aligátores actuales que vivió hace 70 millones de años en marismas salobres que cubrían lo que hoy es la provincia de Barcelona.
Los restos del Cretáceo encontrados en los yacimientos de Fumanyà (Berguedà, Barcelona) han permitido identificar a esta especie, que vivía junto a dinosaurios en el área de los Pirineos, una zona que hace entre 72 y 66 millones de años era de relieve muy suave, estaba surcada por numerosos ríos y tenía marismas dulces y saladas.
El descubrimiento, realizado por Paleontologos del Institut Català (ICP), ha sido publicado en el último número de la revista científica "PLOS One".
A partir de restos de cráneo y de esqueleto postcraneal del cocodrilo, los investigadores han descubierto que el género de los Allodaposuchus, endémico de Europa, no es tan primitivo como se pensaba.
Según los científicos, este género se sitúa dentro de los Crocodylia, donde se incluyen todas las especies actuales de cocodrilos, caimanes, aligátores y gaviales, y se aleja del grupo basal de los Hylaeochampsidae donde se había clasificado hasta ahora.
El hallazgo sugiere que las distintas especies de Allodaposuchus se originaron en el dominio íbero-armoricano, una isla situada en el suroeste de europa formada por la actual Península Ibérica y Francia hace unos 80 millones de años y que luego se dispersó por los restos del archipiélago europeo dando lugar a distintas especies.
A diferencia del A. precedens hallado en Rumanía y del A. subjuniperus de lo que actualmente es Aragón, que habitaban en ambientes fluviales, el A. palustris vivía en un hábitat de marismas de agua salada, de manera parecid a como lo hace en la actualidad el cocodrilo de estuario.
El conjunto de yacimientos de Fumanyà donde se ha hallado este cocodrilo tiene una extensión de más de 38.000 metros cuadrados y es conocido internacionalmente por sus más de 3.500 huellas de titanosaurio, cuyo estudio ha permitido hacer inferencias sobre la locomoción de estos animales y reconstruir el ambiente en el que vivían.

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