Existen tres palabras inmersas en la mente, en la razón y en el cuerpo, las cuales regularmente no se comprenden, estas son Alma, Espíritu y Sabiduría, se habla de ellas en poemas, en textos filosóficos y sobre todo en la religión, pero, ¿Qué significa realmente cada una?, ¿cuál es la diferencia entre Alma y espíritu?, ¿por qué se dice que el cuerpo es la cárcel del alma?, para comprender de una manera un poco más profunda estos conceptos es necesario separar la ideología de oriente y de occidente.
En cuestiones de la mística y la espiritualidad estos conceptos tienen una historia, por decirlo de esa manera, muy cercana a lo que es Hombre. La espiritualidad de Oriente no separa el cuerpo del alma, esto es en su esencia, desde su etimología y significado a partir de su lengua.
El Judaísmo, el Cristianismo y el Islam, en su esencia espiritual no separan el cuerpo del alma, esta separación provocada particularmente en el Cristianismo se realiza por las traducciones al griego y en donde a pesar de saber que cualquier traducción es una interpretación, el problema central es que se traduce a partir de la ideología griega, es decir el arameo y la cultura hebrea se helenizan, cuando tendría que ser al revés, es decir, hebraizar y arameizar el griego, este cambio que pareciera insignificante ha sido la fuente de muchos errores y concepciones que dañan el entendimiento y sobre todo la manera de percibir a Dios. Un ejemplo claro es la voz ha´alma, que aparece en Isaías, este vocablo no tiene una traducción específica para el griego, porque da a entender el momento de una mujer donde esta dejando de ser niña para convertirse en mujer, se ha traducido como "mujer verde", aquella en la cual la menstruación está por llegar, es un estado físico y emocional, donde la niña se enfrenta con cambios hormonales, emocionales, donde se encuentra con su cuerpo y emociones a partir de ella misma, este vocablo no tiene en sí misma una prohibición sexual, es sólo el momento de preparación, pero, está palabra fue traducida al griego como Pathernos que significa Virgen, donde se pone más atención al himen que a al verdadero significado.
De manera similar, el valor profundo y significativo de las voces Alma, espíritu y sabiduría se ha tergiversado y ocupado para separar y alejar al ser humano de sí mismo, ya sea por cuestiones de poder o porque no se han entendido las expresiones de grandes personajes de la literatura, de la filosofía y de la religión al aferrarse al pensamiento maniqueo y platónico, ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma? Menciona Blaise Pascal, pero desde la mística, si el Hombre gana el mundo también lo gana el alma y si pierde su alma también extravía al mundo.
A diferencia de esto, años antes de Cristo, Aristóteles explica perfectamente la cuestión del alma, el alma es aquello por lo que vivimos, sentimos y pensamos, y esto es realmente así. Si profundizamos en los Libros Sagrados nos damos cuenta que ninguno de ellos separa el del alma, todo es una unidad.
El Cristianismo, tiene este elemento fundamental en su origen, entonces cabría aquí la pregunta, ¿por qué un Dios que se encarna y se hace Hombre, no en sentido de género sino de humanidad, que le interesa introducirse en la historia humana y la consagra al humanizarse, después la considera pecadora y percibe al cuerpo como un elemento que separa de lo espiritual? Al contrario de lo que se cree, en el Cristianismo el cuerpo no se separa del alma, es uno, todo es una unidad, pero para que esta unidad se expanda lleva en sí misma la dualidad, todo tiene dos puntos que se unen en el centro, por ello el tres es considerado como un número sagrado, porque la unidad se une a la dualidad 1 + 2 = 3, entonces, el tres es un número que lleva en si mismo lo humano y lo divino, lo bueno y lo malo, la tierra y el cielo, la luz y la oscuridad, lo superior y lo inferior, lo femenino y lo masculino. Esto no se debe de comprender desde la perspectiva moderna y a partir del feminismo, esos conceptos no existían en la antigüedad, conceptos que separan al ser humano no están en los Libros Sagrados.
El entendimiento de la dualidad lleva el conocimiento de que no puede existir una cosa sin la otra. Hombre y mujer los creó, no está hablando de sexo o género, sino está diciendo que la humanidad lleva en sí misma lo femenino y lo masculino, lo cual toma un lugar privilegiado en un momento preciso de la vida, este conocimiento Carl Jung lo desarrolló a través del anima y el animus.
Esta sabiduría está plasmada en la propia esencia de lo que es Dios, Hashem quien da fortaleza al ser humano, el dios El, de donde viene, Elohim, Allah (árabe), ELsaday, Allaha (arameo), lo cual lleva en su raíz semítica el significado de fuerza, potencia, por ello, IsarEL es la fuerza de Dios y paralelamente existe la Shejiná, el Dios ella, pero no desde una perspectiva de género, sino la Shejina es la presencia divina, la parte femenina de Dios con la cual se crea. Dios, lleva esta dualidad en lo que ES, por lo cual lo lleva en sí mismo el ser humano.
El Judaísmo, el Cristianismo y el Islam unen su misticismo a la profundidad del pensamiento Taoísta, donde todo es una unidad que se crea de la dualidad, entonces al hablar de que lo superior es masculino y lo inferior es femenino, no debe de comprenderse desde un lenguaje patriarcal o machista, porque eso existe, estos conceptos son base de la unidad, lo inferior no es malo es complemento de lo superior, como es lo femenino de lo masculino como lo es el cielo con la tierra.
Esta unidad desde el conocimiento antiguo se une con el viento, con el aire que otorga vida, por ello, Dios sopla un aliento de vida en el Hombre para despertarlo, por eso el espíritu es un viento, es este viento el cual se ha interpretado mal y se ha dado un mismo sentido cuando en realidad tiene tres significados diferentes, los cuales en los textos antiguos se comprenden a través del lenguaje y de la diferencia de vocablo, pero equivocadamente al ser traducidos se les ha otorgado un mismo significado y se han utilizado para hacer del cuerpo la cárcel del alma cuando es todo lo contrario.
En la Torá, los cinco libros de la Biblia y en la Pshitta, la biblia en arameo, se utilizan tres voces distintas para hablar de este aliento de vida, el cual se ha traducido como Alma, Espíritu y Sabiduría. Así tenemos:
NEFESH -este vocablo hace referencia a lo material, es la personalidad, los instintos naturales y se traduce como Sangre o Vida, así cuando Dios se acerca al primer hombre le otorga el Nefesh es decir, le da vida, hace que su sangre circule, esto es el ALMA.
Sobre el Nefesh se encuentra el RUAJ, este significa emociones, sentimientos, es el entendimiento del corazón, es el equilibrio. Es el ESPÍRITU.
Y sobre ellos se halla la NESHAMAH, es decir, el pensamiento, el intelecto, el nivel más alto de conciencia, es el esfuerzo para la perfección, es el aliento que hace buscar más y profundizar en el interior y en el misterio, esto es la SABIDURÍA espiritual.
El Ruaj es el punto de equilibrio, que ayuda a que el Nefesh no domine, o la Neshama, porque caer en un extremo donde los instintos o la espiritualidad dominen perjudica la humanidad del ser humano, por ello, el Ruaj, las emociones, los sentimientos, los deseos dan sobriedad al caminar del ser humano. Esto nos hace comprender que es el cuerpo el punto central donde la vida se deposita para ser dirigida por las emociones, sensaciones y deseos para encontrar sabiduría.
Saber el significado de las palabras nos lleva a comprender que en ningún momento en las religiones el cuerpo es la cárcel del alma, al contrario, el cuerpo es el punto central que une lo divino con lo material. La vida eterna, no significa ir a una dimensión, significa un encuentro con la sabiduría a través de la vida, las emociones, los deseos.
Los deseos no son pecados, ni hacen que la persona se pierda en lo material, al contrario, el deseo, las emociones hacen al ser humano recordar que está vivo, que es libre y sobre todo lo hace responsable de sus actos.
En la sabiduría antigua se cree que si la persona no realiza un acto solamente por miedo, o por ganar un lugar en cielo, paraíso, no tiene sentido, en cambio si la persona que desea siente en su cuerpo la emoción, mezclada con sus instintos, y esto lo lleva a reflexionar sobre sus actos, la persona crece interiormente porque ha unido el Nefesh con el Ruaj acrecentando el Neshamah.
Otro punto fundamental es que el misticismo se fundamenta en el propio conocimiento partiendo del cuerpo, Ama al otro como a ti mismo, esta frase implica un gran conocimiento interior y consagrada la corporalidad, porque no se puede amar sólo una parte de lo que se es y despreciar a la otra. Considerar al cuerpo como aquello que nos separa de Dios, pisotea, por decirlo de cierta manera, el bello mensaje de la Encarnación, y provoca que la persona, no se preocupe por su semejante, ya que se encierra en sí mismo para encontrar un lugar lejos de su humanidad, perdiendo el verdadero Reino de Dios que se encuentra y se manifiesta en cada persona a su alrededor.
Esta concepción ayuda a entender que para la mística de las religiones el concepto de Bien es algo en lo cual no se pone atención, ya que el bien es un concepto abstracto, hay que hacer el bien, se dice, ¿pero qué significa hacer el bien?, entonces como no se entiende, se crean discursos filosóficos, teológicos y la reflexión se pierde en la abstracción del significado, en cambio, lo fundamental es el trabajo, la bondad, la verdad, el amor, la alianza y la misericordia, porque cada uno de ellos lleva en sí mismo el contacto con el otro, no son conceptos abstractos, sino realidades necesarias para crear una comunidad y un verdadero Reino de Dios, el cual no debe entenderse como un lugar alejado del mundo, sino que este se construye es uno mismo y en el semejante.
El ser humano es la más hermosa creación de Dios para la esencia de las religiones, es la obra perfecta para la ciencia, es el más profundo misterio para la filosofía, la literatura, antropología entre otras ciencias, pero paralelamente es el punto clave para todos aquellos que ambicionan poder y riqueza, haciendo de los seres humanos victimas de explotación, dominio y obediencia en nombre de Dios. ¡ay de aquél que permita ser dominado en su sexualidad, pero ay de aquél que permita que su sexualidad lo domine!, esta frase del Marqués de Sade tiene una enseñanza muy cercana a la que se encuentra en los Libros Sagrados, porque la sexualidad es la fuerza interior y de toda la comunidad al ser el punto de encuentro con uno mismo, con el otro y con Dios, dejarla en manos de otros o llevarla al extremo para ser explotada lleva a una carencia y a la ignorancia, permitiendo que otros dominen al crear frustración a través de la culpa provocando que la persona se sumerja en sí misma, se olvide de la justicia en la tierra para pedir una vida mejor después de la muerte. Es así como el mal entendimiento de tres palabras fundamentales provoca el dominio de la persona, de los pueblos y sobre todo hace que la persona no se relacione libremente con Dios.
Nefesh, Ruaj y Neshama, consagran la humanidad del ser humano, y le hacen comprender que Dios se encuentra en su interior, en su humanidad y en su mente, otorgándole fortaleza, paz y sabiduría para hacerse responsable de sus actos y de sus semejantes a través de ejercer su libertad.
Es así como la Trinidad toma estas tres palabras para consagrar al ser humano, así, Dios Padre es el Nefesh porque es quien da vida, el Ruaj es Jesús porque diviniza la humanidad a través de las emociones y las sensaciones de actuar como Hombre y el Neshama es el Espíritu Santo, quien otorga la sabiduría y el silencio para que el ser humano ejerce divinamente su humanidad a partir de la justicia.