El otro día, mientras charlábamos de nuestras cosas, hacíamos un descubrimiento sorprendente la una de la otra... No esperéis un gran secreto, algo chispeante o poco conveniente... ¡Qué va, qué va!; el asunto es de lo más mundano y banal, incluso algo deprimente, según como se mire. Aunque a nosotras nos dio por la risa, y nos lo tomamos con el mejor sentido del humor. En fin, sin más dilación, confesaremos que las dos guardamos en un cajón de la mesilla de noche, pastillas de Almax para calmar los ardores que, puñeteros ellos, amenazan, a veces, con dejarnos en vigilia. Hace unos años ni siquiera sabíamos qué era un antiácido, ahora convivimos estrechamente con ellos, y los alojamos cerca, muy cerca, teniéndolos al alcance con tan solo alargar la manita. Como veréis, no hay secretos entre nosotras, ni con vosotros... y, entre tanta decoración, tanto detalle bonito pensado al milímetro para dar la mejor imagen posible a nuestras mesas de luz, en el interior, se alojan los remedios y las boticas que nos ayudan a mejorar nuestros sueños.
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Confesión por confesión... ¿Qué escondéis en vuestras mesillas?