Revista Cultura y Ocio

Alquila una familia

Publicado el 20 julio 2018 por Molinos @molinos1282
Alquila una familiaUn hombre de mediana edad, pasados los cincuenta, llega a casa después de trabajar todo el día. Entra en casa, las luces están encendidas, se escuchan ruidos en la cocina,  la puerta del dormitorio de su hija está cerrada pero se escucha música al otro lado. Entra, deja las llaves, se quita la chaqueta y saluda a su mujer y a su hija: ¡Ya estoy en casa!
Una mujer divorciada ve como su hija de veinte años comenta con su padre sus estudios en la universidad y los planes que tienen para el verano. 
Una gran boda, con cientos de invitados, convite. La novia está emocionada, sus padres mucho más, no pueden creer que su hija por fin se case. 
Todo esto sucede en Japón ahora. Pero ni la mujer ni la hija, ni el padre divorciado, ni los cientos de invitados, ni el cura ni el novio... son reales. Son actores. 
Estas tres historias y otras más o menos parecidas las he leído en un artículo en el New Yorker y estoy alucinada. En Japón existe toda una industria especializada en proporcionar los servicios de personas, actores que se hacen pasar por quién tú quieras: tu mujer y tu hija cuando llegas a casa, el padre ausente de tu hija, el novio, el cura y cientos de invitados para que tus padres crean que te casas o un jefe enfadado que va a otra empresa a disculparse en tu nombre porque tú la has cagado con ese cliente. 
De todas las historias del artículo la más alucinante es la de Reiko. Hace más de diez años se enamoró, se casó, se quedó embarazada y pronto su matrimonio se convirtió en un infierno y poco después de dar a luz, se divorció. Él desapareció para siempre. Reiko se dedicó entonces a criar a su hija que se convirtió en una niña triste y solitaria que, a pesar de que Reiko se lo explicara, creía que su padre se había ido por su culpa. Hace nueve años, cuando su hija tenía diez, desesperada, contacto con Family Romance, una empresa de "alquiler de seres queridos" para contratar un padre a tiempo parcial. Describió el padre que quería para su hija y explicó que fuera cual fuera la reacción de la niña, el padre falso debía mostrarse comprensivo. 
El padre alquilado llegó un día a casa, se presentó, y empezó a hablar con la niña, contándole que sentía mucho no haber estado con ella todo este tiempo. La niña al principio se mostró recelosa pero poco a poco se abrió y acabaron cenando todos juntos. La niña empezó a estar mejor, más calmada, más activa, más feliz y Reiko empezó a alquilar al padre postizo un par de veces al mes para jornadas de entre seis y ocho horas. Después empezó a alquilarlo con meses de antelación para reuniones de padres en el colegio, cumpleaños e incluso viajes a Disneyland. Para explicar porque la niña, Mana, no podía ir a pasar días con él, le explicaron que él tenía otra familia porque se había vuelto a casar. 
Mana tiene ahora veinte años y nadie le ha dicho la verdad. Cree que ese señor alquilado, ese hombre que lleva diez años viniendo a su casa y comportándose como su padre es su padre. Reiko no tiene pensado contarle la verdad. 
¿Cómo no se lo va a decir? Pero, por otro lado, ¿Qué pasará si se lo dice, si se entera? 
Llevo días dándole vueltas a todo esto. El hombre que se alquila una mujer y una hija para que finjan ser su mujer muerta y la hija que se enfadó y se marchó de casa, me parece terriblemente triste pero puedo llegar a entenderlo como que para él es un servicio. Está solo, no quiere sentirse así y llegar a casa y jugar a las familias le consuela. Bien. Vale. Me parece una cumbre de tristeza difícilmente igualable pero vale. (Por si alguien está pensando cosas raras, la mujer y la hija son actrices, cobran por hacer un papel. Las normas son estrictas en esas empresas: no hay más contacto físico que darse la mano y las actrices jamás van a casa de los hombres. En este caso sí van porque son dos). 
Puedo entender también que tus padres sean extremadamente plastas, crean que ya tienes edad de casarte y sentar la cabeza y tú te metas en una espiral de trolas que en un principio son intrascendentes pero que te acaben llevando a contratar los servicios de estas empresas para fingir una boda completa en la que solo tú y tus padres seáis "de verdad". (Creo que te saldría más rentable decirles a tus padres la verdad pero oye, las trolas a los padres cada uno las gestiona como quiere).
Entiendo por supuestísimo que estés harto de que te sienten en la mesa de solteros en las bodas o que en todos sitios te pregunten si tienes pareja y decidas alquilarte un novio o una novia de pega para que te dejen en paz. 
Y, desde luego, estoy muy a favor de alquilarte una madre complaciente y animosa para ir de compras en vez de ir con tu propia madre campeona mundial de hundirte la autoestima. 
Lo que me chirría de la historia de Reiko es que no tiene buena solución. Reiko tiene toda la pinta de, como dicen los americanos, haber desarrollado ciertos sentimientos hacia el padre falso. Se ha metido tanto en la trola que, de verdad, cree que cuando no está con ellas, está con otra familia viviendo esa vida imaginaria que finge tener con ellas. No quiere saber o no quiere pensar que el padre falso cuando no está con ellas está trabajando de amante falso, cura falso, novio falso o padre falso de otra niña. Ahí ya le veo problema. Pero ¿y Mana? Ella vive una mentira enorme, vive el show de Truman, mientras su madre y su padre falso saben la verdad. Su padre falso la quiere, la mima, habla con ella se preocupa...o eso cree ella. En realidad, el padre falso finge hacer todo eso porque es un actor pero los sentimientos que su actuación provoca en Mana son reales. Ella le quiere, se preocupa, se sincera con él de verdad. ¿Cómo le vas a contar que lo que siente desde hace diez años es mentira? ¿Dónde la deja eso? ¿Cómo de imbécil va a sentirse? 
En el artículo, el periodista pregunta al falso padre si cree que deberían contarle la verdad a Mana y cómo cree que se lo tomará. Él quiere contárselo y opina con un optimismo pelín naif a mi entender, que Mana lo entenderá porque pensará que su madre la quiere tanto que ha estado pagando a alguien para hacer de su padre durante todos estos años, que es un sacrificio que ha hecho por ella. Sinceramente no lo veo... creo que Mana se va a cabrear infinito pero creo que deberían decírselo. ¿Qué pasa si se casa, tiene nietos que también desarrollan amor hacia un falso abuelo? 
Toda esta historia tan loca y tan alucinante me llevó a pensar en lo diferentes que son los japoneses y en si este tipo de negocio tendría futuro en España. ¿Qué sentido tiene alquilarte una falsa familia? ¿Para qué vas a fingir que tienes una familia maravillosa que te quiere y a la que tú quieres? Y aquí, en este punto del hilo de pensamiento, me di cuenta de que aquí, a mi alrededor, conozco a mucha gente que finge ser una familia feliz, una familia de amor, una familia ejemplar... cuando en realidad ni se aguantan, ni se quieren, ni se respetan. Los japoneses alquilan familias falsas y nosotros, aquí, muchas veces nos obligamos a fingir que somos familias felices. 
Pobre Mana.

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