Revista Cine
Título original: AltitudeAño: 2010Duración: 89 minutosPaís: CanadáGénero: TerrorDirección: Kaare AndrewsGuión: Paul A. BirkettIntérpretes: Jessica Lowndes, Julianna Guill, Ryan Donowho, Landon Liboiron, Jake WearyMúsica: Jeff TymoshuckWeb: www.altitudemovie.com
Durante un viaje en avioneta, una piloto inexperta y un grupo de amigos acabarán perdiendo el control del aparato debido a un extraño fallo mecánico al introducirse en una tormenta. Pronto se encontrarán huyendo de una misteriosa y malévola criatura de grandes dimensiones...
Altitude llamó mi atención desde el primer momento por su arriesgada e innovadora propuesta y lo atractivo del recurso monstruoso utilizado. ¿Una película de terror que se desarrolla en el reducido habitáculo de una avioneta y que tiene un trasfondo de horror lovecraftiano? ¡A por ella!, me dije. Pero tristemente, y son ya incontables las ocasiones en las que esto ocurre, el trailer me había vendido algo que en realidad no tiene nada que ver con lo que finalmente ví. Es como si durante una tarde de domingo nos asaltan unas ganas terribles de comer bizcocho. Tenemos la predisposición, tenemos ganas de cocinar y lo más importante: tenemos unos buenos ingredientes. Pero a la hora de la verdad no le ponemos levadura, y lo que pretendía ser un esponjoso bizcocho se queda en una masa informe de ingredientes que no satisface para nada nuestro antojo inicial...
El guionista y dibujante de cómics Kaare Andrews debuta como director con esta amalgama de géneros que resulta fallida a todas luces. Cuenta con un punto de partida a priori interesante y con muchas posibilidades, pero el guión, bastante incoherente, se encarga de destrozar la historia a base de situaciones inverosímiles y no sólo la avioneta se dedica a dar tumbos: la trama también se tambalea a medida que avanza. No contento con ello, unos estúpidos giros de guión intentan reconducir la situación, pero ya es demasiado tarde: esta película no se salva ni con la aparición de la monstruosa criatura tentacular lovecraftiana, único atractivo de la película (y aparece en contadas ocasiones como un secundario de lujo en lugar de ser protagonista absoluto).
No me cabe duda de que es el guionista el que hiere de muerte al film usando como arma mortal un libreto pobre y narrativamente desastroso y pueril, con un final que clama al cielo de puro malo que es. Pero es que además y no contento con su deplorable guión, nos regala unos personajes totalmente estereotipados e irritantes hasta la saciedad, a saber: la guapa protagonista pija (Jessica Lowndes, considerada por los internautas como lo mejor de la película, y me temo que no en base a sus dotes interpretativas...); su friki-novio; el típico chulito deportista que gusta de empinar el codo y que cae mal; una rubia estúpida e histérica que tenga buenos pulmones para gritar y el chaval sensible y todo corazón que cae bien. Con estos perfiles, es imposible que nos sintamos identificados con cualquiera de estos estúpidos adolescentes.
Con todo esto, lo único que se salva de este despropósito es el director quien, sinceramente, hace lo que puede con los mimbres que han dispuesto: la fotografía no está nada mal y se nutre de tonos añiles y fríos que acentúan la sensación de tormenta que atraviesan los personajes y su avioneta; en alguna que otra ocasión se marca unos travellings que denotan un cierto dominio de la colocación y el movimiento de la cámara y la labor técnica, en general, aprueba. Destacar también un pequeño guiño a la revista pulp donde solía publicar Lovecraft, mediante uno de los adolescentes, que sube a bordo con un número de Weird Stories (clara alusión a Weird Tales...)
Pero claro, eso no basta y la labor del director queda eclipsada por los aspectos negativos mencionados anteriormente. Sencillamente, para pasar el rato y tirarse de los pelos con el desenlace, que dará para alguna que otra tertulia cinéfila entre colegas. Eso si, si quereís ver tentáculos y bichejos herederos de la febril imaginación de Lovecraft, esta no es vuestra película...