Vuela recto entre las cepas hacia su atalaya de cardos en la linde del camino. Su melancólico canto lleno de trinos refresca la mañana antes de que las chicharras sierren los olivos al fuego del mediodía.
Del color de la tierra corretea el pájaro entre las viñas, se detiene y en un espasmo de alas busca alimento en el suelo. Despliega e iza su cola al ritmo cuatro por cuatro el alzacola.