La exposición se concentra en tres espacios del centro: Espacio 5, con el vídeo Am I a house? donde se ve su Fat House mostrando que igual que engordan las personas, las casas o los coches también pueden engordar; Espacio Proyectos, con esculturas de maquetas de edificios, casas o pedestales y el vídeo BEAT and TREAT donde se contempla el proceso creativo del artista; y el tercer espacio es la Sala Central que acoge la pieza más importante, la casa de sus padres reducida en una sexta parte su anchura original.
“Siempre me ha interesado comprender la interpretación de la realidad, porque la existencia siempre va a cambiar con las siguientes generaciones” explica Erwin Wurm sobre su trabajo. Y en esa premisa se basa para desarrollar su obra, a medio camino siempre entre la realidad y la ficción, haciendo preguntas al espectador para que llegue a cuestionarse la veracidad de los medios o el exagerado valor que se le puede conceder a una imagen.
Una de sus tácticas habituales es la deformación, y esto queda perfectamente demostrado en su pieza central donde el visitante puede entrar y percibir hasta cierto punto una angustia por la estrechez interna a la que ha sometido a la casa de sus padres. Pero más allá de la evidente estrechez destaca el detallismo para reducir absolutamente todos los elementos de la casa a una sexta parte, desde libros, al sofa, los cuadros, la cocina, el baño, todo ha sido reducido y por tanto ha negado su valor de uso. Una negación con la que juega a través de objetos que a simple vista no serían considerados arte como un mueble bar que Erwin transforma en algo más que un objeto, Furniture for Drinker.
Gracias a la rueda de prensa los asistentes pudimos conocer que Erwin vivió en una casa como esa, la de sus padres a finales de los años 60, que la casa se ha construido en China, hablando vía Skype con un estudio de allí para su construcción, a lo que yo le pregunté cuál era el futuro que le esperaba a la casa tras su paso por el CAC. Erwin explicó que la casa estará viajando, y que posiblemente sea adquirida por un museo alemán, aunque no es fácil por el coste que tiene y por el espacio que necesita. Pero quizás uno de los aspectos más singulares fue descubrir el detonante a hacer la casa, dado que le invitaron en China a exponer en un museo, pero en un pasillo muy estrecho, se sintió furioso y aprovecho entonces para hacer una obra acorde a la estrechez del espacio.
Si os preguntáis que reacción espera Erwin de los visitantes a esta casa, su respuesta fue rotunda: nothing. Quiere que la gente la vea y comente pero no espera nada concreto del público.
Desde aquí agradecer al CAC la invitación a asistir a la inauguración y tener el placer de conocer en persona a Erwin Wurm, fue una experiencia única :-)