Los lectores más asiduos del blog conocen el interés que despierta para Koprolitos el fenómeno de la literatura dinoerótica (si todavía no has oído hablar de este inquietante subgénero te recomiendo que eches un vistazo aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí y aquí). Siempre hemos comentado varias obras escritas en la lengua de Shakespeare, pero no teníamos constancia de que existiesen novelas o relatos de este tipo en castellano. Hasta que llegó Virginia Lauda. Su primera novela dinoerótica fue "Amada por una manada de Deinonychus", cuya sinopsis es la siguiente: "Sara es una jovencísima científico que tiene que luchar en un mundo dominado por el machismo. Por un accidente de laboratorio es transportada hasta el Cretácico donde sólo se tendrá a sí misma para sobrevivir. Allí la encontrará una manada de enormes deinonychus que jamás han visto una hembra de su especie. Sara va a ser devorada pero dinosaurios carnívoros huelen su sexo y sienten deseos de explorar a la extraña criatura no como comida, sino como hembra".
Posteriormente, Virginia Lauda publicó la secuela de esta historia, "La amante del Deinonychus", que continuaba con la trama desarrollada en la primera parte: "Sara, la joven científica, se ha unido a la manada de deinonychus y es protegida por Cresta roja, el macho dominante que es su amante, pero su vida corre peligro, un joven macho la desea y está dispuesto a pelear por el liderazgo de la manada de depredadores y por ella. La capacidad de Sara para sobrevivir entre los dinosaurios, usando todas sus armas, incluidas las de mujer, se pondrá prueba".
Y este mismo año, finaliza la trilogía con "La dueña del Deinonychus". Virginia Lauda ha unido las tres partes en un solo volumen que ha titulado "Amada por un Deinonychus", y resume la historia de la siguiente manera: "Este libro contiene las trilogía completa de las novelas de Sara, la joven científico que es transportada por accidente al Cretácico, allí es presa fácil para los depredadores, pero su piel suave e inteligencia la hacen atractiva no sólo como comida, sino como hembra. Sara será encontrada por una manada de deinonychus y el macho dominante ha decidido que quiere que sea la madre de sus crías. Todos los machos e incluso las hembras de la manada, se la disputarán". Para que nos podamos hacer una idea de todo esto, dejamos un pequeño fragmento de esta última parte de la trilogía:
El sol del Cretácico había bronceado la piel de Sara que apenas cubría unos jirones de piel de iguanodon. Sentía esta piel sobre la suya y su tacto le recordaba el roce de los dinosaurios que la habían hecho suya. No pudo evitar estremecerse cuando recordó a Cresta Roja, el gran macho deinonychus que era el líder de la manada. Por ella había expulsado a las demás hembras de su nido y cada atardecer, al regresar de la caza tomaba a Sara y la obligaba a que se tendiera sobre sus manos y rodillas para montarla. El sexo de Sara empezó a humedecerse y y las gotas de su flujo hicieron que sus piernas se volvieran resbaladizas mientras caminaba. Temblaba de deseo al recordar al enorme pene de Cresta Roja dentro de sí, este estaba siempre lubricado y penetró a mayor profundidad que la que hubiera alcanzado el mayor pene humano.
Acongojante...