A pesar de lo deprimente de su situación, el fondo de la cuestión es en realidad risible. Por lo ridículo que resulta desde fuera ese sistema de devoción que vende tu dignidad a precio de ganga, ese mundo empresarial donde gana el más fuerte, y con ello muchas veces el más lameculos. Porque aquí -tal vez como en muchos otros aspectos de la vida- los avances personales se miden también en función de las palmaditas congratulatorias en la espalda, de las invitaciones a cañas tras el trabajo, del peloteo al superior incluso cuando éste te cae como una patada en la entrepierna. En pocas palabras, de la imagen que tengan los demás de ti, aunque esta no tenga nada que ver con la realidad.
Y César, que se sabe acorralado, que padece insomnio y vive en constante paranoia por mantener un estatus que se le desintegra en las manos, no sabe, ni puede, ni quiere soltar la correa que le ataron al pescuezo. Hará lo que sea necesario para que no se lo devoren de un bocado.
(Mi) Rosa Montero hace, pues, un análisis bañado en ironía, acompañado de una prosa personal, metafórica y cotidiana para denunciar, en sus propias palabras, a "esa nueva esclavitud a la que hemos llegado precisamente en un mundo que sólo habla de libertad."
Imagino que algunos de los que me leéis seréis miembros de empresas. Muchos incluso seréis jefes, no por ello capullos, por supuesto. Trabajar en tal ambiente como alterno o subalterno no tiene por qué ser tan deprimente ni desolador, ni mucho menos. Pero, en mi opinión, está claro que, cada vez con más frecuencia, los requisitos fundamentales para ser una businesswoman o un businessman de éxito son claros: la capacidad de inamovible servidumbre del cordero y la feroz competitividad del tiburón hambriento. ¿Qué pensáis?
El Poder poseía esa energía selecta, esa asombrosa alquimia: la capacidad de aparejar amor y sufrimiento. Y así, en todo subalterno parecía existir una pulsión de entrega hacia sus mandos. Como el perro que lame la mano que le azota, o el campesino bolchevique que llora tras haber degollado a su señor. Amado amo.