Pero además de las filmaciones históricas y las intervenciones públicas de Madre Teresa, la película ofrece seis impactantes testimonios de personas cuyas vidas están íntimamente vinculadas con esa mujer santa, que se ‘des-vivió’ para entregarse al cuidado de los más pobres entre los pobres. Una verdadera influencer, admirada en los cinco continentes por gente de muy diversa condición social e ideológica, pero silenciada también por muchos cuando hablaba a las claras sobre cuestiones ‘incómodas’ como el aborto.
Que el dolor es un misterio lo sabía muy bien Madre Teresa. Por eso ella no trataba de comprenderlo sino de ser fiel al encargo divino de aliviarlo, de procurar devolver su dignidad a cada persona abandonada en las atestadas calles de Calcuta. No pretendía entender los planes de Dios, pero era muy consciente del ‘superpoder’ que ese mismo Dios le había concedido a ella y que expresaba así: “Yo veo a Jesús en cada ser humano. Me digo: este es Jesús hambriento, tengo que darle de comer. Este es Jesús enfermo. Este tiene lepra o gangrena; tengo que lavarle y atenderle. Yo sirvo porque amo a Jesús”.
Con guion del propio Zavala, un montaje dinámico muy bien acompañado por la hermosa música de Ray Pherz y la fotografía de Miguel Gilaberte, “Amanece en Calcuta” es como un documento vivo, que casi se experimenta y te zarandea. Porque, como afirma el director, Madre Teresa “es una gran santa del siglo XX que hace mucha falta en el XXI, el siglo de las tinieblas y la desesperanza”.Es posible que al ver esta cinta algunos espectadores comprueben lo que hace años escribió C. S. Lewis: que Dios “grita en nuestros dolores, que son el megáfono que Él usa para despertar a un mundo sordo”. Con su oración, con su vida abnegada, con sus palabras, con ese no rendirse nunca, Madre Teresa sigue despertando y liberando de su sordera a multitud de personas en todo el mundo. También quizá a muchos de quienes se acerquen a ver esta emocionante película, que se estrena en salas de cine el próximo 16 de abril.