Revista Cultura y Ocio

Amanecer, nadie y tú. Alberto Trinidad

Por Mientrasleo @MientrasleoS

Amanecer, nadie y tú. Alberto Trinidad
     "Una hoja en blanco. Tal vez todo principio pueda reducirse a una hija en blanco. Una cuartilla impoluta, desnuda: cuatro aristas delgadas que delimitan un espacio en blanco; el más maravilloso, aterrador y estimulante de los vacíos. Aquél capaz de generar los más apasionantes contenidos, las más trascendentes de las construcciones. Una hoja en blanco, exactamente el mismo espacio rectangular que puede concentrar todos los finales, o mejor dicho, el único final, el gran final."
    Libros sobre libros, sobre escritores, librerías... es una moda. Y es una moda por la que los aficionados a la lectura tenemos predilección, así que a nadie le extrañará que me trajera este libro a casa. Ni tampoco que hoy lo traiga a mi estantería virtual: se trata de Amanecer, nadie y tú.
     Conocemos a Jan Ungría, un joven escritor que decide dejar de escribir. Y lo conocemos sentado delante de un folio en blanco pensando precisamente en volver a hacerlo y rememorando su vida. Su primera novela fue un éxito y también la segunda, lo introdujeron en un mundo en el que no terminaba de encajar; porque a él lo que le gustaban eran las letras, vaciarse en ellas. Y entonces descubrió a Miroslaw Micir, un escritor que marcaría su vida con sus letras y cuya estela en el tiempo intentará seguir, uno de esos autores malditos del siglo XIX que será su obsesión y le hará emprender un viaje. Y el lector será su acompañante.
     Amanecer, nadie y tú es un juego mental en su concepción. Cualquier cosa que se diga en su sinopsis puede desvelar demasiado, pero también no contar absolutamente nada. y esto sucede porque su argumento se va desarrollando doblándose sobre sí mismo hasta parecerse... justo a su cubierta. Un juego de espejos, casi a modo de matrioska en la que podemos advertir que hay una dentro de otra. Jan nos conduce para ello a través de los recovecos de su mente, comparte su pasión por unas letras ajenas y también la búsqueda de quien las escribió. Y es en esa búsqueda obsesiva en la que empezamos a ver el juego, la mente, los fantasmas y también las debilidades de un escritor perdido cuyo grial tal vez sea encontrar sus propias letras. Lo acompañamos para ello recorriendo la vida de Miroslaw, nos comparte una y otra vez sus libros, sus temas, sus personajes... nos incluye en su obsesión página tras página mientras se cruzan en su camino hombres y mujeres que pocas veces le dejan huella más profunda que los libros de su descubrimiento literario. Porque algo vemos de su vida personal, sus relaciones sociales, alguna mujer, las imprescindibles que le han podido dejar alguna marca significativa, pocas. No trata de eso la historia, esta vez no.
     El resultado es un libro diferente, casi perturbador, enrevesado hasta sus últimas páginas que, tengo que reconocerlo, me hicieron sonreír. Se trata de una lectura pausada, de esas que llevan días hasta situarnos en ellas y en las que nos movemos siempre a punto de hundirnos. Me hubiera gustado conocer un poco más a Ungría y encontrarme con alguna pista extra de camino a la que agarrarme para descubrir el juego un poco antes, quizás así no me hubiera quedado con una sensación agridulce. Me gusta experimentar con mis lecturas, entrar en mentes ajenas, ver por otros ojos.. y en este caso me gustaría preguntarle al autor del libro qué piensa de eso que llaman álter ego literario, por pura diversión no porque crea estar ante ese caso, ni mucho menos.
     Puesto que no se lo puedo preguntar a él, os lo pregunto a vosotros, ¿creéis eso que dicen de que muchos libros contienen un álter ego, un segundo yo, de quien los escribe?
     Gracias

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