Lo que os traemos hoy es de hace ya un tiempo, concretamente del otoño pasado, pero tenemos siempre tanto lío en temporada de setas que se nos traspapelaron las fotos.
Escribiendo la última entrada, sobre un paseo invernal por Espeja de San Marcelino, las volvimos a encontrar, y aunque estén fuera de época creemos que merece la pena compartirlas.
Se trata de tres ejemplares de Amanita Caesarea, llamadas también Oronjas, yemas de huevo o amanitas cesáreas o de los Césares, esto último porque dicen que fue un alimento muy apreciado por los emperadores romanos. Se consideran de las setas más exquisitas, y es cierto que estaban muy buenas, aunque hemos de reconocer que nosotros preferimos los más habituales boletus. La forma recomendada de comerla es cruda, laminada y con sólo aceite de oliva y sal.
La Amanita Caesarea se reconoce por su sombrero de color anaranjado, el pie cilíndrico amarillento, y la volva blanca. La volva es la “base” en forma de taza de la que nace y de la que van quedando los restos alrededor del pie al crecer.
La amanita caesarea no es una seta habitual en nuestros montes, pero nosotros ya es la segunda vez que tenemos la suerte de encontrarlas por nuestros pinares. En esta ocasión se trataba de tres especímenes preciosos en distintos estados de desarrollo, y sus diferencias son lo que más nos llamaron la atención y por lo que queríamos compartir las imágenes.
Como podéis ver, al principio se asemejan a un cascarón de huevo blanco y después la volva se abriendo hasta dejar ver por completo el sombrero.
Para terminar, un par de fotografías más del mismo día, el 1 de noviembre de 2014. Unos ejemplares de Boletus Edulis, unidos por el pie, que era lo que buscábamos originariamente, y un repollo de nuestro huerto, que aunque es algo bastante más común, nos pareció bonito. Si os fijáis con atención pueden verse gotas de agua sobre las hojas.
Post de las Casas Rurales la Chimenea de Soria. Turismo y naturaleza entre Soria y Burgos.