Hace pocos días, nos enterábamos de que había aparecido una entrevista inédita que la estrella concedió a la periodista Shirley Eder en 1963. En ella, una vez más Bette Davis cargaba contra Hollywood, asegurando que su hipocresía le parecía agotadora y quejándose de la ausencia de mujeres en la industria.¡Genio y figura! Yo he terminado recientemente Amarga Victoria, de Ed Sikov, una biografía que se acerca al mito sin caer en la devoción. Me ha gustado, porque Sikov se acerca a la leyenda sin dejar de lado el demonio que llevaba dentro. Es curioso, Bette terminó sus días (una de sus autobiografías se titula A Lonely Life) practicamente sola, como Greta Garbo. Tuvo problemas serios con su única hija biológica, B.D., la cual publicó una biografía demoledora que no la dejaba en muy buen lugar; Bette Davis la desheredó y, quizás sin querer darse mucha cuenta, se pareció un poquito más a Joan Crawford. Como Tallulah Bankhead, Bette Davis tenía en el alcohol y en el tabaco a sus dos grandes amigos. Pleiteó contra la Warner por las condiciones leoninas de su contrato, al igual que hizo su gran amiga Olivia de Havilland. Sus ausencias en el rodaje por motivos de salud o, simplemente, porque le daba la gana, fueron habituales y legendarias, aunque quien pasó a la historia por este motivo es Marilyn Monroe. Aún así, fue única.

PREGUNTA: ¿ Cómo se conserva tan joven?RESPUESTA: La verdad es que la mayor parte del tiempo tengo catorce años.PREGUNTA: ¿Cómo se ve a sí misma como leyenda?RESPUESTA: Me veo en un ataúd.