
American assassin (Michael Cuesta, 2017. EEUU): vagamente correcto thriller de espionaje con el terrorismo islámico, cada vez más de moda en el cine norteamericano (y, por desgracia, también en la vida real), como telón de fondo, en un relato que empieza como venganza y termina como cine de catástrofes, sin pasión alguna y con algún que otro arrebato de violencia (incluyendo el plano desde el techo de la habitación de hotel, desde donde solo se vislumbran cadáveres y sangre). Firmada por un funcionarial Michael Cuesta, curtido anteriormente en este tipo de productos (la serie Homeland y el, como este, correcto thriller político Matar al mensajero).















