Publicada originalmente en Cinearchivo:
http://www.cinearchivo.com/site/fichaDvd.asp?idRubText=7124
*Banda Aparte aparece en la filmografía del Godard de los 60 como una especie de divertimento, realizado después de la intensa El desprecio. Frente al suntuoso color, la planificación en scope, el reparto internacional y las estrellas de aquella, Banda Aparte es pequeño, equívocamente improvisado, ligero y blanquinegro. Es uno de eso juguetes sobre la cultura popular a los cuales el suizo era (es) tan aficionado.
A Godard le encanta desarticular desde dentro sus ficciones. Interrumpe el discurso, lo parodia, lo estira, le da la vuelta…De él se pueden decir muchas cosas, pero su curiosidad como creador lo redime de muchas de las malas, aunque no de todas.
La voz en off, por ejemplo, es un chiste grave sobre las graves voces en off típicas del polar francés de los 40 y 50. Es un burla a los padres, como lo es el fervor norteamericanista que anima toda la película. Los jóvenes godardianos, y Banda Aparte conecta de modo directo con l final de la escapada, encuentran que adoptar y venerar la modernidad USamericana es el camino más rápido para molestar a sus mayores. El cine, los cómics, la música, la ropa… son recordatorios constantes de la ruptura generacional tras la 2ª Guerra Mundial, una actitud punk análoga, aunque no tan
salvaje, a la de los punks ingleses usando descontextualizada y burlonamente la imaginería nazi.A eso une Godard su estilo provocador de acercarse a los materiales populares, a medias entre el snobismo y la sinceridad. Con un deje de mirada por encima del hombro, de superioridad intelectual con respecto a esa materia prima de derribo para supuestas mentes débiles que, la verdad, hace su cine muy irritante. Aquí usa como marco una novela policial, americana claro, de Dolores Hitchens titulada Fool´s Gold pero solo para manipular la base noir y emplearla modo de marco referencial.
Lo noir, las coordenadas, tipos, lugares y lenguaje reconocibles del género le sirven al cineasta para no tanto reflexionar sobre ellos, como para vaciarlos de significado tratando de revelar su condición de espejismos. Lo que ocurre es que los géneros, como los arquetipos, son irrompibles; tan elásticos que por mucho que los estires siempre recobran su forma original, tan puros que es imposible mancharlos de algo que, al final, no se vaya.Banda Aparte se para y arranca, da vueltas, se pone musical y legendaria con ese baile del Madison o esa carrera de record por el Louvre tan citados. Entonces, y en algunos gestos cómplices y miradas de Anna Karina, se parece a algo real y no solo a un capricho arty. Son esos detalles de
vida, eso destellos de libertad del lenguaje, los que resisten y no su fácil caricatura del relato criminal protagonizado por unos actores que reproducen poses para desactivar sus significados por el método de reducirlas a clichés parodiables.Pero ese carácter de broma de empollón no anula por completo sus mejores características pioneras, su voluntad de liberar la sintaxis y la gramática del cine para ver como esta se recompone luego en un alfabeto de distinto orden. Sin el arrojo inconsciente y altanero de Godard, sin su empeño en interrogar directamente al cine sobre sus propias posibilidades, es probable que nunca hubiésemos tenido respuestas que llevaban la estilización del noir a su grado cero como las de Jean-Pierre Mellville, Seijun Suzuki o John Boorman. Por mi parte eso es más que suficiente como para tolerar las partes más encantadas de haberse conocido de su obra, que no son precisamente pocas.*