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Amical de Mauthausen, mucho más que una asociación

Por Lasnuevemusas @semanario9musas
Este libro, de la historiadora Rosa Toran, especializada en la Guerra de España y el exilio y en la deportación de los republicanos españoles a los campos de concentración y de exterminio nazis, es mucho más que la historia del devenir de la asociación Amical de Mauthausen hasta el año 2008.

Es también, en buena parte, la historia de la transición española.

Amical de Mauthausen, mucho más que una asociación

Porque las vicisitudes por las que tuvo que atravesar la Amical por sus iniciativas y actuaciones son un reflejo directo de los escollos que hubo de superar el país para abrirse camino hacia la democracia. Y una de las conclusiones esenciales que extraemos de la lectura es que ese camino no se abre tanto desde arriba, por la voluntad de cambio en las administraciones, sino mucho más desde abajo, desde la sociedad civil que, responsable e incansablemente contribuyó decisivamente a ello.

Fundada en 1962, año de la inauguración del monumento a las víctimas republicanas españolas en el memorial de Mauthausen (Austria), el campo al que fueron deportados una gran mayoría de deportados republicanos españoles detenidos en Francia, la legalización de la asociación fue rechazada tres veces antes de ser aprobada en 1978. Huelga decir lo difícil de su tarea en aquellos primeros años en la clandestinidad, dificultades que no desaparecieron de un día para otro después de que fuera legalizada y uno de sus impulsores, el ex deportado Joan Pagès, pudiera asumir la presidencia.

Su nacimiento tuvo que ver con una necesidad: construir una red entre los supervivientes y allegados para proporcionarles ayuda moral y económica (compensaciones de la RFA), la defensa de la dignidad de las víctimas y dar a conocer su historia. A partir de la publicación del indispensable libro de Montserrat Roig, Els catalans als camps nazis, en 1977 -en español salió en 1979 con el título de Noche y Niebla-, que sacó a la luz muchos nombres de deportados que constaban hasta el momento solo como desaparecidos, su actividad contribuyó al consuelo de muchos allegados, que por largo tiempo habían ignorado qué había sido de sus familiares y que ahora pasaban a constar como deportados.

Las enormes dificultades burocráticas para la obtención de las ayudas que tuvo que salvar la Amical para que los ex deportados -no solo a Mauthausen- residentes en España tuvieran un trato similar a los residentes en Francia dan una ligera idea de la convicción con la que sus fundadores perseguían su objetivo. Con la colaboración de asociaciones internacionales hermanas, Amical ayudó mucho a los afectados, tanto en lo tocante a la información de las leyes relativas a posibles compensaciones económicas a las que podían acogerse en la RFA y en Francia, como en la composición de los expedientes que estas leyes exigían para obtenerlas.

A pesar de la lucha de la Amical, que propuso al congreso de los diputados español ayudas económicas de España, a través de representantes de los partidos políticos catalanes, el desencanto fue grande: el congreso se resistía a dar la misma satisfacción a los ex deportados y a sus familiares que a oficiales de la República, carabineros, mutilados y guardias de asalto, a quienes sí las había concedido. La Amical reivindicó ante el gobierno español una indemnización con carácter de pensión, con independencia de lo que pudiera decidir el de la RFA sobre las reclamaciones presentadas por los afectados a este país y luchó para que las víctimas pudieran obtener un Estatuto que les proporcionara especial tratamiento sanitario por dolencias y enfermedades derivadas de la deportación, así como indemnizaciones cuando se acreditaba un alto porcentaje de incapacidad laboral por la misma causa.

Dado el elevado número de ex deportados, la Amical tuvo que desplegar un ingente trabajo para ayudar a la tramitación de las solicitudes y para recabar datos de familiares de los desaparecidos y emigrantes de su ciudad de origen, escribiendo a los ayuntamientos. Muchos familiares supieron así de la suerte que habían corrido sus allegados, de los que no habían tenido más noticia. También se ayudó a las viudas a obtener los certificados de defunción.

En 1994 la Amical aún solicitaba al gobierno español un convenio bilateral con la RFA, solicitud que cayó en el olvido. Las últimas intervenciones de la Amical: demandas a empresas alemanas y a grandes consorcios, que se habían beneficiado del trabajo esclavo, cuajaron en una ley del año 2000 que destinó un fondo para ello. Sin embargo, las ayudas llegaban demasiado tarde; muchos habían muerto, otros morirían en el proceso hasta la percepción de la cantidad asignada. El gobierno austriaco no negoció compensaciones con España.

A partir de su legalización, la Amical, contribuyó a abrir grietas en la cultura del totalitarismo y la censura impuesta por el franquismo y a restituir la verdad negada, aunque había empezado ya antes, a partir de 1970, en , título de uno de los capítulos del libro. Sirva como ejemplo -uno de tantos- la anécdota de la polémica que protagonizó Montserrat Roig con Ramón Serrano Suñer en algunos diarios, porque este último, con motivo de la proyección de la serie Holocausto, en 1979, negó el conocimiento del internamiento de tantos españoles en los campos nazis, lo que provocó la indignación de las víctimas y de sus familiares, que sabían probado lo contrario.

Otro de los grandes objetivos de la Amical fue la difusión de los hechos, a menudo con amenazas de la ultraderecha. En el transcurso de los años se suceden numerosas inauguraciones de monumentos, instalación de placas, asignación de nombres de ex deportados a algunas calles... También empiezan tímidamente las presentaciones públicas de libros de autoría de los ex deportados y miembros de la Amical ( J. Amat-Piniella, K. L. Reich; Mariano Constante, Les années rouges, Tras Mauthausen, Yo fui ordenanza de los SS ...), así como su participación (cuando no acababa prohibiéndose) en algunos programas televisivos, mientras diarios y revistas se hacían eco de los eventos.

A partir de la legalización, en 1978, la Amical (había diversas delegaciones en el territorio del Estado) trabajó en acciones coordinadas con otras asociaciones para promover la defensa de los intereses de los deportados. Implicando a políticos cercanos a la asociación, como el senador Josep Benet y, en coordinación con ellos, se consiguieron hitos importantes de restitución a las víctimas, como, a partir de 2005, la celebración del Día del Holocausto (el 27 de enero, día de la liberación de Auschwitz), también en memoria de los crímenes contra la humanidad.

Destacar que la Amical impulsó reformas importantes del código penal, solicitando al Ministerio de Justicia la tipificación de delito la discriminación por raza, etnia o religión, así como a la de la apología del nazismo, contribuyó a la vigilancia de las actividades filonazis y de la financiación de publicaciones sobre la negación del genocidio nacionalsocialista y luchó en todos los frentes posibles cuando, en los años noventa, la pujanza de la ultraderecha en Europa conllevaba acciones de racismo, xenofobia y antisemitismo.

Ya en los años 80 del siglo pasado, cuando se hace patente el ascenso de los partidos de extrema derecha en Europa y se extiende el negacionismo, la Amical denuncia este grave falseamiento de la historia para combatirlo. En coherencia con su cultura de la paz se implica en la realidad política de cada momento (el rechazo a la adhesión de España a la OTAN en 1981, la lucha por el desarme y contra las armas nucleares y la carrera de armamentos).

El trabajo de difusión fue también ingente: charlas sobre la historia de la deportación en las escuelas, impartición de seminarios a estudiantes, conferencias, exposiciones, homenajes, colaboración con las instituciones en la organización de actos relacionados con los objetivos de la Amical y publicación de libros a través de su propia editorial desde que la tuvo.

Conviene añadir que la asociación custodia un importante fondo documental sobre la deportación (Archivo Histórico de la Amical de Mauthausen, AHAM), abierto a la consulta de historiadores e interesados. Rosa Toran se ha servido, aunque no exclusivamente sí fundamentalmente, de este material.

El libro se completa con un prefacio de Edmundo Gimeno Font, ex deportado en Buchenwald, Dora y Bergen-Belsen y con anexos relativos a la Composición de las Juntas, los Monumentos conmemorativos y la Evolución del número de socios.

Acompaña el texto una profusa colección de fotografías, en las que, solo en contadas excepciones se indica la dirección en que deben leerse los nombres de las personas que en ellas aparecen, un extremo que debiera corregirse en una reedición, así como la de poner los nombres de títulos de publicaciones en cursiva, y no en redonda. Asimismo, aunque las siglas y acrónimos vienen aclarados entre paréntesis la primera vez que aparecen, hubiera sido útil al lector una relación de los mismos para cualquier consulta rápida.

Rosa Toran ha formado parte de las Juntas de la Amical ocupando distintos cargos a partir del año 2000.

Rosa Toran

Amical de Mauthausen. Lucha y recuerdo 1962-1978-2008

Prefacio de Edmundo Gimeno Font

Ed. Amical de Mauthausen y otros campos, 2008, 147 pp.


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