Revista Ciencia

AMLO, aluxes y la explotación de lo paranormal

Por Daniel_galarza
Porque la vida no solo es lo racional, la vida también es lo místico... Yo quisiera que hubiera aluxes. Si no existen, pues habría que inventarlos. Andrés Manuel López Obrador.  
Esa es la "mística" del presidente: el manejo de la narrativa... y ahí la lleva ganada haciéndonos casi alucinar que no sabe qué dice o hace.  Luis Roberto Castrillón
El pensamiento mágico puede ser más o menos irrelevante, aunque nunca totalmente inocuo. Pero cuando es la norma de pensamiento en un líder, en un hombre de estado, en un personaje electo a un puesto público por motivos que nada tienen que ver con la superstición y la charlatanería, se convierte en una amenaza difícil de subestimar que merece atención urgente. Mauricio-José Schwarz.

A estas alturas, me gustaría creer que es bastante obvio que lo paranormal, lo místico, la supersiticón y lo pseudocientífico, venden y mucho. Me gustaría pensar que allá fuera hay una masa de gente que sabe que las creencias populares son lo más fácil de explotar por parte de personas que, ya sea que vean por intereses personales y mezquinos o que piensan sinceramente que las mentiras piadosas igual y son otra forma de llegar a la salvación, es al fin y al cabo una manera tanto de conectarse con millones en una creencia en común, como de manipular a otra masa completa de gente, seguramente, más numerosa. También quiero creer que hay una cantidad no contable por mí de personas, que saben que estos siempre, siempre serán temas marginales, despreciados por todos, a la vez que vendidos para todos y con todos los gustos.
Pero no es así, o por lo menos, ciertas tendencias hacen ver que no parece ser el caso. Una de las más recientes, fue el tuit del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), sobre un presunto aluxe cerca de donde se lleva a cabo el megaproyecto del "Tren maya":
AMLO, aluxes y la explotación de lo paranormal

Una más en la larga cadena de mentiras presidenciales


Hay una curioso fenómeno (o por lo menos, a mí me parece curioso) con el actual presidente: muchas personas que, durante años, denunciaron bobadas con el mismo nivel de relevancia que un aluxe, dichas por presidentes anteriores, deciden ahora ignorar o menospreciar este tema como una bobada marginal. Por otra parte, los antipeje hasta el tuétano se dividen entre aquellos que creen que esto es una "cortina de humo" para distraernos de problemas relevantes del país y los que ven en este tuit un ejemplo más de la clase de inepto y/o ignorante que nos gobierna. 
Les tengo una noticia para amlovers y antipejes: tienen razón en parte. Sí, las creencias paranormales de un mandatario no son algo nuevo y, de hecho, comparado con asuntos de trascendencia, como las implicaciones del juicio a Genaro García Luna, la nueva masacre cometida por el ejército mexicano como prueba (otra más) del error de tener militares como policías, las preocupaciones sociales sobre la llegada de Tesla a México o el ecocidio causado por el Tren maya, solo por mencionar algunas, resulta en algo de risa, que a lo mucho nos daría para hacer una reflexión sobre por qué hay tanta gente que cree que los aluxes son un tema que merezca más de un tuit. Hasta ahí tienen razón, la creencia en aluxes es un tema marginal, sí, pero no por eso no tiene importancia.
Las organizaciones escépticas llevan décadas advirtiendo que las creencias marginales no son irrelevantes y que, contrario a lo que se puede pensar, muchas veces moldean eventos históricos. La historia reciente lo ha demostrado varias veces, tan solo recordando, por ejemplo, cómo la conspiranoia de Q'Anon empoderada por el expresidente de EEUU, Donald Trump, tiene sus orígenes en podcast noventeros de ovnis; no sabemos, hasta ahora, cuántas vidas se perdieron durante la pandemia de COVID-19 por culpa de la desinformación de grupos antivacunas y promotores de pseudoterapias como el Dióxido de cloro, así como de conspiranoicos anticubrebocas que lo veían como un "bozal" que atentaba contra su libertad; hoy solo soñamos con las décadas perdidas de acción climática que pudieron haber sido decisivas para frenar el calentamiento global, gracias a aquellos sectores de la industria de combustibles fósiles y sus lobbys negacionistas que "enseñaban la controversia" o que ocultaban información para no afectar sus bolsillos y su ideología. No hay un modo de saber qué creencia o práctica absurda será la siguiente que motive o encause circunstancias en las que miles o millones de personas sufran. 
Estas personas que ahora defienden al presidente o menosprecian el tema como algo menor, deberían recordar que, antes que pertenecer a un bando o al otro, primero está la honestidad y la búsqueda de la verdad. Principios básicos que, nos guste o no admitirlo, el presidente López Obrador nunca ha respetado, contrario a lo que pueda afirmar. Y lo sabemos por la cantidad indignante de fake news, medias verdades y datos maquillados que a diario se promueven en sus conferencias "mañaneras", no solo por su tuit del aluxe. Lo del aluxe, solo fue una más, una mentira tan fácilmente descartable, que al periodista y edutuber Mauricio-José Schwarz le tomó, probablemente, un par de minutos en desmentir:
AMLO, aluxes y la explotación de lo paranormal
Más allá de filias y fobias que conozco bien a muchos lectores de por aquí, Schwarz mostró un punto muy importante: la facilidad con que puede desmentirse una publicación del presidente de México. El nivel de rigurosidad presentado por AMLO fue nulo, y aunque podemos especular si esto fue a propósito o no, no hay duda que a nuestro presidente le importa un comino. No, esto último no es una impresión personal, sino una conclusión obvia después de ver cómo AMLO presume su publicación y se ríe, previo a informar que ésta llevaba 10 millones de vistas en Twitter:

A nuestro presidente no le importa que sea ridiculizado a nivel internacional. Se siente feliz y orgulloso de ser tendencia. No le importa si es por algún logro real o una completa tontada. Creo que, en ese sentido (y recordando para-anormalistas nacionales "clásicos"), aplica la "filosofía" de Carlos Trejo: buena fama o mala fama, es fama al fin y al cabo. Y ojo, que no me meteré más a especular sobre lo que pasa por la mente de AMLO, como un mar de opinólogos ya hace por todos los medios, dado que en general es un ejercicio inútil. Solo podemos asegurar aquello que él mismo nos asegura y nos muestra. Y reírnos, con él o de él. Como lo hicimos por la reinauguración del Hospital Nacional Homeopático con Enrique Peña Nieto;  como se hizo (lo recuerdo de niño) con los "mayas galácticos" de Vicente Fox y se volvió hacer cuando Peña Nieto los mencionó igual; o como se hizo, aunque más que risas, fue indignación, cuando una bruja ("La Paca") pasó de "tener visiones" a ser cómplice de un asesinato en tiempos de Salinas de Gortari; o tal vez como lo hicimos hasta hace no tanto con la directora de Conacyt hablando del "chulel" del maíz; y tantos otros momentos patéticos de la política mexicana.
Lo paranormal y la pseudociencia son un complemento básico en los gobiernos mexicanos, históricamente hablando, y el actual no es la excepción, como lo demuestran los millones de pesos gastados en la promoción y aplicación de pseudoterapias; como lo demostró el anti-ético cuasi-experimento social que se hizo en Ciudad de México para afirmar que el uso de ivermectina servía contra la COVID-19 (cuando ya desde hacía un año atrás se sabía que no era efectivo), que concluyó en la retractación del único paper que aseguraba esto y en excusas estúpidas, pero sin consecuencias legales y políticas para nadie; y como lo ha demostrado decenas de ocasiones el presidente, promoviendo la superstición, despreciando el conocimiento científico y las instituciones académicas (que no es lo mismo que criticar los graves defectos de estas últimas).

¿Cortinas de humo o de ignorancia?


Con respecto a los antipeje, habría que recordarles también su pasado en la mayoría de los casos: pues, ¿no fueron ustedes los que menospreciaron esos casos ya citados en tiempos de Peña Nieto y demás administraciones anteriores? ¿No eran ustedes los que les decían a los hoy amlovers, que aquellas cosas eran irrelevantes y que estaban locos al creer que lo paranormal pudiera ser una cortina de humo? Disculpen ustedes, pero eso se llama ser hipócritas, tal como han demostrado serlo, al estar en contra de iniciativas que sus propios partidos políticos llegaron a proponer, y ustedes aplaudiendo en su momento. Y ya estoy oyendo a algún despistado decir "yo también los critiqué en ese entonces". Qué bueno, eso significa que no hablo de usted, ¿verdad? Ya puede tomar asiento y continuar leyendo.
Pero tenía razón en ese momento, amigo antipeje, las creencias paranormales no sirven como cortinas de humo. Es más, la idea de cortinas de humo en el mundo actual es casi siempre una conspiranoia sin fundamento. Y lo son más, las que se apoyan en presupuestos paranormales. Ni el PRI ni el PAN en su momento tenían cortinas de humo paranormales (no, antes que me salga con el chupacabras, recuerde que tampoco es un ejemplo), y si alguno de sus líderes pensaba que sí, fue evidente su fracaso. 
El conspiracionismo que demuestra la creencia en "cortinas de humo" es bastante interesante. Hay que aclarar que la probabilidad de una auténtica cortina de humo depende en gran medida de cuánta libertad de expresión existe en un país. México, con todo y sus graves problemas de crímenes contra la libertad de expresión (como los imparables asesinatos contra periodistas), es un país donde existe libertad en redes sociales, donde millones de usuarios (desde personas de a pie hasta los clásicos gigantes de los medios) comentan y publican acontecimientos en tiempo real. Esto no es así en lugares como Rusia, China o Corea del Norte, donde hasta las redes sociales están fuertemente controladas, lo que a su vez hace más fácil que un gobierno pueda manipular la información que millones de usuarios consumen (un ejemplo: la televisión rusa que hasta ahora niega que haya invasión en Ucrania). 
Es justo por esto que me suena risible cuando alguien "de este lado del charco" invoca las cortinas de humo, y más cuando se hace a partir de alguna noticia paranormal. Por eso me pareció algo decepcionante, por ejemplo, que la periodista española Rocío Vidal (del canal "La gata de Schrödinger", del que soy fan) hiciera un short sobre la "cortina de humo de los ovnis" creada por (¿los medios? ¿El gobierno? ¿La industria ferrocarrilera?) EEUU para distraer del incidente de trenes con químicos altamente tóxicos en Ohio (esta misma especulación la podemos notar en un robot del también edutuber Aldo Bartra en un video sobre el mismo incidente, en "El Robot de Platón"). Y más todavía los antipejes que, creyéndose analistas políticos especializados o telépatas, aseguran que saben por qué AMLO publicó ese tuit. ¡No lo saben, lo suponen! Y esa suposición de la cortina de humo no tiene mayor sustento.
No significa necesariamente que el tuit haya sido una muestra inocente de creencia sobrenatural del presidente (insisto, no lo sabemos, podría ser, pero no lo sabemos), pero que no creamos en esto tampoco nos obliga a pensar en un plan de manipulación mediática en la que hasta comediantes ingleses o gringos han caído. Podría ser un tuit con la intención de dar nota a algo irrelevante o quizás algo que le interesó bastante a López Obrador, o tal vez, como lo ha comentado él, como otra forma más de "acercarse" a esa base, los pobres, que, como buen populista mantiene, y que ha asegurado de forma descarada que ayudarlos es una estrategia política para seguir haciendo lo que hace a la segura (es triste tener que estar de acuerdo con los más rancios antipejes cuando dicen que, si ese tipo de cosas las afirmara un panista, la totalidad de los amlovers lo estarían crucificando. Bueno, antipejes, ahora quítenme las manos de encima changos mugrosos). 
La promoción de lo paranormal y de la irracionalidad desde el poder, en general, suele ser una compleja mezcla de conveniencia y superstición que también los poderosos comparten. Las más altas esferas políticas y empresariales (las "élites", como el conspiranoico promedio las llama) son víctimas también del pensamiento mágico... lo que las vuelve más peligrosas en muchas ocasiones, porque hacen de todo un país (o más) víctima de lo mismo. Quiero creer que llegados aquí, ya no me hace falta citar ejemplos atroces y tristes de la historia. 
Por último, tanto entre amlovers como entre antipejes (y los demás que no están en uno o en otro "bando"), se encuentran algunos que le dan la razón al presidente, que este tipo de publicaciones y los debates que generan en redes sociales, son un claro reflejo de los valores y tradiciones ancestrales aún vivas de México. Lo primero que pienso al escuchar o leer estas explicaciones: ¿Y? Sabemos que las tradiciones ancestrales poseían una descomunal colección de creencias y supersticiones que, como también sabemos, eran solo eso, creencias y supersticiones. Son un reflejo de tiempos pasados, de culturas y lenguas no tan comunes, sí, ¿y? ¿En serio pensamos que sostenerlas como posiblemente reales (y darles la importancia que un presidente en turno les da) beneficia o cambia la situación de esas tradiciones, culturas o pueblos?
Claro que los dedicados a la divulgación de un enfoque antropológico o sociológico obtendrán mucha tela de dónde cortar de este momento sublime de la política mexicana. Hay mucho de qué hablar detrás del mito de los aluxes, su relación con otras entidades y fuerzas sobrenaturales de la naturaleza (¿irónico? Un poco),  de la mitología y de los pueblos que alguna vez creyeron en su existencia como parte de su vida diaria (de hecho, esos pueblos aún existen y piden mayor visibilidad a los medios, al presidente, al ciudadano promedio en general). ¿Cuántos artículos no se estarán viniendo en las revistas mexicanas de filosofía, haciendo análisis hermenéuticos, retóricos o deconstruyendo la frase pseudoprofunda de AMLO con la que inicié este ensayo: "Porque la vida no solo es lo racional, la vida también es lo místico", contribuyendo a un nauseabundo mar de publicaciones aburridas? Ninguna de estas importantes lecciones niegan que la publicación del presidente se base en una falsedad creada por él, con una imagen probablemente falsa de hace dos años; no se niega tampoco que sea a la vez un reflejo tanto de su ignorancia como de un posible deseo de mantenerse como tema central (sin importar si es realmente importante o no); y no se niega que esto sea motivo de una crítica enérgica y de risas, muchas risas que lamentan que en nuestro país seguimos igual en muchos sentidos, incluyendo en el de la explotación del misterio y lo paranormal por parte del poder. 

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