Ayer por la mañana, sobre las once más o menos me encontré en los periódicos que la amnistía fiscal ya había salido publicada en el BOE (Boletín Oficial de Estado) y que incluía también el dinero en efectivo.
Así que me dispuse a quedar en paz con Hacienda, porque la cosa está bastante mal, el país me necesita y como decía aquella campaña publicitaria tan exitosa de aquellos años “Hacienda somos todos”.
Saco toda la ropa de los armarios y voy con paciencia franciscana revisando uno por uno los bolsillos de gabardinas, abrigos, pantalones vaqueros olvidados y prendas en las que lo único que podría encontrar son pesetas, porque las dejamos de usar antes del nacimiento del Euro, pero la amnistía no dice nada de clases de monedas.
Total del recuento: 2.50€
A pesar de que soy mujer de un solo bolso, reviso cuidadosamente los bolsos de fiesta, los capazos de verano, los bolsos de viaje y las mochilas que usamos para cuando bajamos a Madrid a estar todo el día en la capital.
Total del recuento: 0.75€
Paso entonces a vaciar recipientes varios, que con la disculpa de reciclar, vamos llenando de multitud de cosas inservibles, tipo vasitos de cuajada llenos de bolis, cuenco de barro hecho por el niño en preescolar y que conservo como el tesoro de Tutankamón, hoy atiborrado de lapiceros de publicidad, frascos de yogurt de los de vidrio que el consorte llena de destornilladores de precisión y cosas varias.
Total del recuento: 1.05€
Les toca el turno a los cajones de las mesillas de noche, mesitas auxiliares y las bandejitas de la entrada donde todos tiramos de todo y aquello es como el mercadillo londinense de Portobello en miniatura.
Total del recuento: 3.85€
Levanto todos los cojines de los sofás, poltronas, sillones y rebusco entre las costuras.
Total del recuento: 6.30€
Encontradas las minucias, paso al nivel superior.
El cajón del secreter donde se guardan las diferentes monedas sobrantes del mundo mundial resultado de nuestros viajes.
Me meto en internet a ver el cambio de cada una de ellas.
Total del recuento: 31.53€ (cambio de ayer y de venta)
El bote de la cocina que todos están convencidos que tiene arroz pero dentro tiene lo que se puede distraer del presupuesto de vez en cuando.
Total del recuento: 20€
Una lata con una china morena con un lazo rojo en la cabeza por fuera que es la hucha de la niña.
Una lata con un chino moreno clon del de Oliver y Benji que es la hucha del niño.
La hucha de la niña es fácil de contar, tiene monedas de 50 céntimos.
Total del recuento: 25€
La hucha del niño es de monedas de 1 céntimo. Me acuerdo de su puñetera madre.
Total del recuento: 15€
Por último voy al cajón del secreter donde tengo los ahorros familiares.
Total del recuento: 50€
Pongo todo mi capital en la mesa de la cocina y procedo a sumar:
155.98€
Bien, me digo a mi misma, ahora hay que ir a depositar el dinero en el banco, lo ingresas en la cuenta y solo tributa el 10% y además se olvidan de donde ha estado el dinero todo este tiempo, si se lo ha comido el polvo y la grasa ó si ha devengado suculentos intereses con los cuales he hecho negocios rentables.
En ese momento entra en la cocina el niño que se acaba de levantar, hoy no curra mañana si.
-Que haces?
-Aquí cumpliendo con mi deber con hacienda.
-Eh Eh Eh, mi hucha ni tocarla que es para irme de vacaciones este verano.
Miro el papel donde he ido apuntando las cantidades que he ido encontrando. “hucha del niño” 15€
Lo miro esperanzada.
-Oye si encuentras algo guay por este presupuesto, resérvanos también para tu padre y yo. ¿Vale? Que a pesar de que estoy en el paro, oye un día es un día, y solo se vive una vez…
Me mira con un puntito de rencor.
-Bueno ahora solo queda ir al banco a ingresarlo y ya está. Este montón de dinero negro se convierte en dinero legal y ayuda a engrosar las arcas del estado. Venga vístete que me acompañes.
-No no, que yo estoy recién levantado y no tengo ganas de nada por ahora.
Yo ejerzo mi potestad de madre.
-Tú me acompañas y listo que estas todo el día refunfuñando por todo, joder. ¡Vístete!
Me meto en el cuarto de baño a ducharme y vestirme, y oigo al niño que me pregunta:
-¿Pero donde lo vas a ingresar?
-Pues donde va a ser, le grito desde la ducha, en el banco donde tenemos la cuenta en Cajamadrid, bueno que ahora con lo de las fusiones éstas, se llama Bankia.
El niño se ha hecho fuerte en el garaje con los ahorros, ha cerrado las puertas y no hay manera de sacarlo.
Llamo al consorte para que ponga orden, le digo que lo llame al móvil y le ordene que salga.
Estoy del otro lado de la puerta del garaje, cuando oigo al niño diciendo:
-No te preocupes viejo que yo aguanto como sea hasta que llegues, de aquí no me saca ni con el ejército.
¡Los muy antipatrióticos!