Ámsterdam, sinónimo de libertad

es la ciudad europea que nunca deja de estar de moda a pesar del tiempo que pase. Sus habitantes siempre dicen que es un lugar perfecto para vivir. Una atmósfera tranquila y tolerante unida a una de las arquitectural más singulares de nuestro continente, así es Ámsterdam.

Ámsterdam es la ciudad más libre del mundo que a lo largo de la historia ha servido de refugio para muchos. Desde los judíos expulsados por España hasta los perseguidos por la Inquisición o literatos que llegaban aquí para imprimir sus textos prohibidos, o los hippies de la época o los que defendieron por primera vez los derechos de los homosexuales en el mundo son solo algunos de los ejemplos de los que aquí encontraron tolerancia y libertad. Todo puede verse en Ámsterdam y todo está bien.

En Ámsterdam se habla el neerlandés, de origen germánico, aunque la mayoría de la gente habla inglés e incluso una tercera lengua, en cualquier caso, la hospitalidad de los amsterdameses es tal que siempre acaban encontrando la mejor forma de comunicarse contigo.

Ámsterdam tiene 750 mil habitantes y más de 600 mil bicicletas, así que olvidados de los desplazamientos en coche y a pedalear se ha dicho, más sano, ecológico y económico imposible. Un buen punto de partida es la estación central, aquí puedes alquilar una bici para recorrer los más de 45o kilómetros de carril bici que hay habilitados en la ciudad.

La otra forma de disfrutar de Ámsterdam es en barco recorriendo sus canales, 160 canales y más de 1500 puentes. Es curioso pensar que los 219 km2 sobre los que se asienta esta ciudad están creados de la nada, simplemente levantando diques y drenando agua. No hay tramo largo en Ámsterdam en el que no te topes con un canal.

Casi todo Ámsterdam está por debajo del nivel del mar, sin un drenaje constante de las aguas y la protección de los diques esta ciudad acabaría inundada. Cada noche se cierran esclusas y se bombean alrededor de 2000 m3 de agua para mantener las aguas limpias y libres de olores.

Debido a la falta de espacio hay algunos privilegiados que viven en casas flotantes, una de las formas más bohemias de vivir en Ámsterdam y aunque cueste creerlo, con todas las comodidades de un hogar normal. Hoy en día es difícil que el ayuntamiento conceda este tipo de licencias, por este motivo los que hay están muy cotizados alcanzando precios desorbitados.

Uno de los símbolos de Ámsterdam es sin duda alguna el tulipán. Aquí es donde se encuentra el mayor escaparate de esta flor en Bloemenmarkt, el último de los supervivientes de los mercados de flores de la ciudad, formado por quince barcazas flotantes sobre el Canal Singel y en el que puedes encontrar flores de todo tipo. Resulta curioso saber que el tulipán es originario de Irán donde esta flor crece de manera espontánea, el devenir de la historia y las conquistas trajeron el tulipán hasta aquí y en el siglo XVII se convirtió en un auténtico artículo de lujo llegándose a pagar verdaderas fortunas por sus preciados bulbos.

La gastronomía holandesa es sana y sencilla, está basada en cuatro ingredientes: pan, queso, carne y pescado. Los amsterdaneses suelen comer a mediodía un sándwich ligero o bien el tentempié más famoso de la ciudad, el arenque en salazón, de postre un licorcito, la ginebra que al contrario de lo que se cree es una invención holandesa a la que rápidamente se aficionaron los ingleses.

En cuanto a museos, hay un total de 40 museos en Ámsterdam, la mayor concentración por m2 del mundo. Una de las joyas más codiciadas por los amantes del arte es el museo Rijks, lo mejor de este museo es su pintura, sobretodo la colección de los grandes maestros del Siglo de Oro holandés, en concreto la obra de Rembrandt, su cuadro más famoso "La ronda de noche" es el icono de este museo.

Otra visita que no debes perderte es la del museo Van Gogh, en ningún otro lugar del mundo encontrarás tantos cuadros de este genio como aquí, en el que disfrutarás de obras de todas las etapas de su complicada vida, recuerda que murió pobre sin conocer la fortuna que costarán sus cuadros años después.

Ámsterdam abre sus brazos a todo el que llega, una ciudad en la que lo primero que percibes es su buena onda...

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