Revista Pareja

Amy Webb: Cómo engañó a los sitios de citas en línea para encontrar su pareja?

Por Vero_loventine @loventine

amy webbAmy Webb es una periodista especialista en algoritmos que consiguió piratear el sistema de citas de una página web. Luego de numerosas salidas desastrosas con sujetos desagradables, decidió utilizar los números para encontrar una solución a su problema amoroso. A partir de eso hizo un descubrimiento sorprendente: no es el sistema el que empareja mal a los inscriptos a un sitio de citas, sino que las preguntas de los perfiles son inadecuadas y que los datos están mal completados. Para que tú también mejores tu experiencia con las citas on-line, aquí te contamos su historia.

Cómo Amy Webb engañó a los sitios de citas en línea para encontrar su pareja?

Los cálculos

Los números y los cálculos siempre fueron la pasión de Amy. Tras finalizar, a los 30 años, otra relación amorosa, decidió estudiar el asunto del amor y de la pareja de manera numérica.

Antes de animarse con las citas en Internet trató de seguir el consejo de su abuela: “Espera por lo inesperado”. Para eso, sacó cálculos de cuantas posibilidades tenía de conocer de forma casual al hombre de su vida. Del total de personas que vivían en ese momento en Florida (ciudad en la que ella residía) estableció la cantidad de hombres existentes y cuántos de ellos tendrían las características que buscaba. El resultado fue 35 sobre millones. Por lo tanto, las posibilidades de cruzarse con el amor de manera casual eran imposible.

Amy quería formar una familia y tener hijos a los 35. Por lo tanto el panorama no se dibujaba positivo para ella. Ante la desalentadora realidad optó por las citas en Internet.

El perfil

De más está decir que para contactarse con las personas adecuadas en Internet es necesario llenar bien el perfil. Amy no es de las personas a las que les guste perder tiempo con cuestionarios, por lo que simplemente subió su Currículum. A partir de ahí el sistema comenzó a emparejarla con diferentes personas, una más desagradable que la otra.

Nadie creía que ella pudiera tener tan mala suerte. “Deja de quejarte, eres muy exigente”, eran las palabras que su familia le repetía constantemente. Por eso decidió volcar una vez más todo a los números, campo en el que se maneja con facilidad. De esa forma hizo un gran descubrimiento.

Por un lado, que no era el sistema lo que fallaba, sino la manera en que las personas llenan los perfiles, la falta de honestidad o de capacidad de autocrítica lleva a que se completen de manera errónea. Por otro lado, que las preguntas de los sitios de citas suelen ser superficiales y que en verdad no dicen nada sobre quien las responde.

La solución

Ante la sorprendente evidencia de que las preguntas de los perfiles en los sitios de citas no eran las adecuadas, Amy decidió llevar adelante una operación inversa. En lugar de describirse a sí misma hizo una lista de las cosas que quería encontrar en su pareja: llegó a 72.

En función de eso creó un algoritmo matemático para calcular si el hombre que le presentaba la Web era el adecuado o no. El resultado del cálculo debería dar un mínimo de 700 para que ella respondiera su e-mail, un mínimo 900 para aceptar salir en una cita y 1500 o más para evaluar la posibilidad de una relación larga.

En un principio su estrategia funcionó bastante bien y creyó encontrar al hombre indicado. A ella le gustaba, pero no consiguió atraer su atención. En ese momento se dio cuenta de que había olvidado considerar una variable: la competencia.

Investigación de mercado

La única forma que tenía Amy para investigar a su competencia y conocer que buscaban los hombres, era haciéndose pasar por uno. Por eso creó 10 perfiles falsos con las características de su hombre ideal. De esa forma comenzó una investigación de mercado para recolectar información sobre las otras mujeres que se sentían atraídas por el mismo tipo de sujeto que ella.

El objetivo era recolectar datos cualitativos (humor, simpatía, tono) y cuantitativos (extensión del perfil, cantidad de tiempo que se tomaban para responder un e-mail) a fin de maximizar la efectividad de su propio perfil de citas.

Amy descubrió que para ser una chica popular tenía que utilizar un promedio de 97 palabras para describirse; elegir palabras positivas como amor, simpatía, diversión; ser oportuna al momento de mandar un mensaje y esperar alrededor de 23 horas entre uno y otro; y finalmente mostrarse sexy en las fotografías.

El éxito fue rotundo y consiguió miles de invitaciones. Sin embargo ninguno de los candidatos llegaba a los 700 puntos que lo habilitaban a recibir una respuesta. Eso fue hasta que apareció Thevenin, quien juntó 850 puntos y, luego de varias citas, consiguió aumentar a 1500.

El final de la historia de Amy Webb es de cuento de hadas. Todo lo que soñaba se cumplió: viajes, casamiento e hijos. Lo que demuestra que nunca se es demasiado exigente y que si sabes manejar tu perfil puede encontrar fácilmente al amor de tu vida.

Puedes ver el video en donde explica lo que hizo en este enlace.


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