Visionando el tráiler con el que finaliza este post, me he dado cuenta de que el mismo no hace justicia a “An education” (2009) y que tras visionarlo una se espera encontrar un truño de los de campeonato. Sin embargo, la película de Lone Scherfig (“Wilbur se quiere suicidar”, 2004) se aleja bastante de esta primera impresión y nos ofrece, cuando menos, una historia entretenida.
Twickenham (Londres), 1961. Jenny Mellor es una joven de 16 años que está a punto de cumplir su sueño: estudiar literatura inglesa en la prestigiosa universidad de Oxford. Lleva una vida aburrida en su escuela, con su familia y sus amigas hasta que un día conoce a David, un hombre mucho mayor que ella, que le mostrará que mas allá del latín, el té de la 5 y del violonchelo, existe otra mundo donde el lujo y la diversión lo impregnan todo.
Jenny se deja arrastrar (casi sin oponer resistencia) al otro lado del espejo, creciendo a marchas forzadas, convirtiéndose en la mujer que todavía no le toca ser y relegando sus aspiraciones académicas.
En este sentido “An education” muestra la catarsis brutal de un personaje que se deja obnubilar por los restaurantes caros, los conciertos o los viajes a París perdiendo de vista ese futuro que, con tanto esfuerzo, empezaba a labrarse.
Jenny vive ”atrapada” entre su exigente padre y las normas impuestas en su escuela. En su interior subyace una rebelde, una persona de ideas propias (amante de la cultura francesa) que pugna por salir y la aparición de David significará una deseada (y falsa) liberación para ella. Sin embargo, esta especie de recorrido vital que adapta (a cargo de Nick Hornby –“Alta fidelidad”, 1995 y “Un niño grande”, 2002-) una parte de las memorias de la periodista británica Lynn Barber, no está exento de cierta moralina final que puede deslucir el conjunto de este drama con ciertos toques de humor.
A pesar de ello, la directora danesa cuida hasta el más mínimo detalle y la ambientación lograda es más que notable. Además, no aburre en ningún momento y mantiene cierto misterio sobre la figura de ese hombre que, desde un principio, ya nos imaginamos que no es trigo limpio.
La fotografía que domina el mundo adolescente de Jenny se decanta por los colores grises que se trocan en más alegres cuando la joven inicia su particular cuento de hadas en el que el príncipe le saldrá rana. Basta señalar el vestuario que habitualmente utiliza la adolescente y contraponerlo al que usará tras entablar relación con David, además el cambio físico es más que palpable aunque, bajo los vestidos caros, el maquillaje o los zapatos de tacón, seguimos vislumbrando a esa chica de 16 años que conocimos en los minutos iniciales del film.
Junto a la magnífica revelación que supone la joven actriz Carey Mulligan (nominada al Globo de Oro, al Oscar y al Premio del Sindicato de Actores y ganadora de un BAFTA) encarnando a Jenny, encontramos a un excelente Alfred Molina en el papel de padre; a Cara Seymour como la madre; al más que discreto Peter Sarsgaard dando vida a David; Dominic Cooper y Rosamund Pike como los amigos del cortejador; Olivia Williams dando vida a la profesora de Jenny y Emma Thompson a la inflexible directora de la escuela.
Tras conseguir el Premio del Público y el de Mejor Fotografía para John de Borman en el Festival de Sundance 2009, un BAFTA antes citado, “An education” afronta (con escasas posibilidades) la ya muy próxima entrega de los Oscar con tres nominaciones entre las que se incluyen la de Mejor Película, Mejor Guión Adaptado y Mejor Actriz.
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