Ana Bolena fue reina de Inglaterra en virtud del segundo de los casamientos de Enrique VIII, que duró tres años y la convirtió en personaje clave de la próspera e influyente dinastía de los Tudor. Su boda con el rey de Inglaterra no logró solucionar el problema de sucesión dinástica que azotaba a la familia real; por el contrario, determinó la ruptura de Inglaterra con la cúpula del poder de la Iglesia católica. Murió víctima de una maquiavélica farsa que tenía como único objetivo sustituirla en el trono por una nueva esposa, que le diera a Enrique VIII el varón deseado.
Nacimiento e infancia
Nacida hacia 1507, con toda probabilidad en Rochford Hall, condado de Essex, era hija de sir Thomas Boleyn, que fue más tarde vizconde de Rochford y conde de Wiltshire, y de Isabel Howard, hija del duque de Norfolk. Parte de su infancia transcurrió en Francia. Después de residir durante varios años en la corte del rey Francisco I de ese país, se convirtió, dada su condición de hija de noble inglés, en dama de la corte de la reina de Inglaterra, por aquel entonces Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos y esposa del rey Enrique VIII.
Aparición en la corte inglesa
Su primera aparición en la corte inglesa data de abril de 1522, y al parecer su belleza causó un gran impacto desde el primer momento. Fue cortejada por lord Henry Percy, heredero del condado de Northumberland, y por el propio rey, que agasajó al padre de la doncella con tierras y títulos nobiliarios e impidió la boda entre Percy y Ana a través de una orden del cardenal Wolsey.
La figura de Ana Bolena se sitúa históricamente en el epicentro de un grave problema de sucesión dinástica. Enrique VIII no había obtenido de su matrimonio con Catalina de Aragón más que dos niños, que nacieron muertos, y una niña. Las ansias por engendrar un heredero varón se convirtieron en una obsesión para el monarca y en un motivo de preocupación constante para toda la nación. En 1527 Enrique VIII solicitó formalmente la disolución de su primer matrimonio ante la curia romana y empezó a mantener una apasionada —aunque secreta— relación con Ana Bolena. La respuesta negativa del papa, en 1529, imposibilitaba un matrimonio posterior y declaraba implícitamente pecaminosa cualquier relación del rey con otra mujer. Ello precipitó el fin de la jurisdicción papal sobre la Iglesia de Inglaterra y la constitución de una nueva religión, la anglicana, acorde con la Reforma iniciada por Lutero en el continente. La legalización de la situación de Enrique VIII y de Ana Bolena desencadenó de ese modo la adscripción de Inglaterra a un dogma, el de Lutero, que había sido repudiado por el propio rey pocos años antes.
Coronación de Ana Bolena
El mes de abril de 1533, al amparo de la nueva religión oficial, el recién nombrado arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer, declaró nulo de pleno derecho el primer matrimonio de Enrique VIII. El día de Pentecostés del mismo año, Ana Bolena fue solemnemente coronada como reina de Inglaterra en la abadía de Westminster. En septiembre, la reina dio a luz a una niña, llamada Isabel. Pero no dio al rey hijo alguno, y su carácter tampoco la acompañó, revelándose como una mujer arrogante y veleidosa. Sólo una solución a tiempo del problema sucesorio hubiera podido salvar el matrimonio. En enero de 1536 alumbró a un niño, pero éste murió al cabo de pocas horas; para entonces, la pasión que por ella sentía Enrique VIII se había enfriado por completo.
Arresto y ejecución de Ana Bolena
En mayo de 1536 la abandonó súbitamente, en el transcurso de un torneo al que ambos habían asistido en Greenwich. La leyenda afirma que el rey fue víctima de los celos cuando su esposa premió a uno de los concursantes. Sea como fuere, al día siguiente fue arrestada por orden suya, y acusada de adulterio e incesto, por mantener presuntas relaciones con su propio hermano, lord Rochford. Declarada culpable, después de permanecer durante diecisiete días presa en la torre de Londres, fue decapitada en Tower Green, el 19 de mayo de 1536. Al parecer, hasta el instante de su ejecución conservó una admirable conducta con el fin de no atraer las iras del rey contra su hija.
Más de cuatro siglos después de su muerte aún no se ha podido comprobar con certeza su culpabilidad. Más creíble parece la hipótesis que señala a Ana Bolena como víctima de una oscura maniobra de corte, urdida por Thomas Cromwell, estadista, consejero y hombre de confianza de Enrique VIII.
El rey no se molestó en guardar luto por la decapitación de su mujer. Al día siguiente contraía matrimonio con su tercera esposa, Juana Seymour.
Sucesión en Inglaterra
En 1558, Elizabeth, hija de Ana Bolena y Enrique VIII y última representante de la dinastía Tudor, sucedió en el trono a María Tudor, hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón, convirtiéndose a petición del pueblo en la reina Isabel I de Inglaterra. Durante el reinado de María Tudor se había producido el restablecimiento de la jurisdicción papal sobre Inglaterra. Isabel emprendió al principio una política religiosa moderada, alejada del exacerbado fanatismo católico de María y del protestantismo radical que vivió el país tras la muerte de Enrique VIII. Sin embargo, a partir de 1563 aplicó duras medidas en contra de los católicos y disidentes de la Iglesia anglicana, hasta ser excomulgada por el papa en 1570.
Escrito por Historia Universal