Y septiembre llegó con aire fresco, gente con depresión posvacacional, recuerdos de gin tonic hipsters y más kilos encima de los necesarios. Pero para hacernos volver a la realidad (a mí no, que en Bogotá no tenemos el privilegio del verano) y pisar el suelo nuevamente llega Ana Rosa Quintana retransmitiendo desde Palestina. Desde la mismitica Franja de Gaza, allí se ha ido la doña a hablar del conflicto entre Israel y Palestina, vestida de Dolce & Gabbana o alguna marca de esas y compartiendo temas tan variopintos como los niños palestinos muertos por los bombardeos israelitas o el nuevo romance de Chabelita. La globalización, que llaman.
Al principio he de reconocer que pensé que era una noticia de El Mundo Today, pero claro, ellos ya habían hecho su particular lectura del hecho.
Rodeada de escombros, y con un hermoso alegato al periodismo, que debe estar en la noticia, la dama de las mañanas se presentaba antes sus telespectadores dispuesta a hacerles llegar el análisis más crítico de la situación en la zona. “Nosotros nos guiamos por la más pura actualidad y no hay nada más actual en estos momentos que el conflicto en Gaza entre israelíes y palestinos” respondió la amiga cuando le preguntaron qué carajo hacía allí.
Pero, al margen de estas minucias, a mí lo que me terminó de rematar fue que periódicos “prestigiosos” como El País o El Mundo le dedicaran una nota. ¡Y además en la sección de cultura! El colmo hermanos, el colmo.
Yo no voy a añadir nada más a lo que ya compartieron cientos de tuiteros, quienes hicieron a Quintana merecedora de un trending topic, pero solo digo que se nos está yendo de las manos. Que no podemos tomar como normal algo que no lo es. Y lo estamos haciendo.
La ignorancia sí se está haciendo peligrosa.