Los seres humanos llevamos la supervivencia inculcada en nuestros cerebros y en nuestro ADN. Y el medio que tenemos para conseguirlo, es a través de una serie de impulsos o reflejos que realizamos de una forma automática. Estos impulsos los conocemos por los instintos básicos del ser humano. En otro artículo, hablamos sobre la necesidad de los instintos. Y hoy vamos a analizar algunos de ellos. Gracias a ellos, los bebés que son tan indefensos y que saben tan poco. Serán capaces de comer sin ni siquiera pensar como lo hacen y muchas otras funciones que son necesarias para vivir.
Mis instintos más básicos.
En primer lugar hablaremos de aquellos instintos que ayudan a los niños en la alimentación. Ya que es una parte imprescindible en la vida de cualquier humano desde el primer momento de vida.
- El instinto raíz:
Todos lo tenemos desde el primer segundo fuera del vientre materno. Y consiste en un movimiento que hacemos para buscar el pecho materno con el fin de amamantarse. Solamente se activa, cuando algo toca la cara del bebé. Es cuando el bebé involuntariamente intentará girar la cabeza para coger el objeto (o a nosotros) con la boca. En verdad la madre se encargará de colocar el pecho o el biberón en la boca del bebé para que no tenga que buscarla. Es uno de los primeros instintos que hemos tenido y lo compartimos con todos los mamíferos. Lo normal, es que con cada semana que pase sea más débil, ya que la ayuda de la madre, lo hará innecesario. Hasta llegar a los cuatro meses, que prácticamente habrá desaparecido. Es curioso, que los bebés solo reaccionan con él, cuando es algo externo. Y no les pasa, si se tocan con sus o sus pies, a pesar de no ser conscientes de que son sus partes.
- El instinto de succión:
Es el que complementa el anterior. Una vez que el bebé encuentra el pezón de mamá. Su cerebro ya está preparado para realizar una serie de movimientos con la boca para sacar la leche del pecho. Un movimiento que si lo pensamos, es muy complejo para un recién nacido. Ya que otros movimientos más sencillos como podría ser tocarse el mismo la nariz, no son capaces de hacerlos.
Es fundamental para la supervivencia del bebé, una vez que ha dejado de alimentarse a través de su madre. Por ello, es uno de los primeros instintos que podemos ver incluso dentro del vientre materno desde la semana número 12 del embarazo. El bebé aunque no necesite succionar para alimentarse, se pasará meses practicándolo para estar preparado en el momento del nacimiento. Y para entrenar utilizará su dedo gordo. Lo más parecido que tiene al pezón en la barriguita.
Está formado por dos fases diferentes:
- En el primer movimiento, el bebé al sentir el pezón (o algo parecido) rozarle los labios, los apretará para agarrarlos con la boca.
- Una vez que tenga agarrado el pezón, el bebé empezará a hacer un movimiento conjunto de la lengua y sus labios, para poder extraer la leche, masajeando desde la areola del pecho hacia el pezón, sin que se le escape para fuera de la boca.
Al igual que el instinto raíz, el de succión desaparecerá sobre los 4 meses de edad, ya que el bebé será capaz de realizarlo de forma consciente y según su voluntad. Digamos que ya no lo necesita.
- El instinto del llanto:
Es uno de los que más curiosos me resultan. Ya que afecta directamente a los que le rodean, en especial a las madres. Al nacer el cerebro del bebé comienza a trabajar en el lenguaje. Aunque aún le faltarán meses para poder ser capaz de comunicarse, ya sea con el
lenguaje no verbal como verbal. Así es que durante las primeras semanas, estará muy limitado para comunicarse con su entorno. Este instinto lo compartimos también con todos los mamíferos de la Tierra.Así la única forma que tendrá el bebé de hacer saber a sus padres que le ocurre algo, es a través del llanto. Y aunque al principio nos cueste reconocerlo bien. El bebé cambiará el tono y el ritmo del mismo según lo que necesite o quiera.
Durante las primeras semanas, el llanto servirá para pedir o comunicarnos 4 estados particulares por los que el bebé puede llorar por instinto. El siguiente orden no influye en su importancia.
- Dolor, si algo le molesta o le hace estar incomodo el bebé enseguida empezará a llorar para hacérnoslo saber que algo no va bien.
- Sueño, los bebés al igual que los adultos, hay veces que les cuesta dormirse y cuanto más sueño tienen más difícil les resulta. Con lo que se encontrará incómodo y cansado. Será otro motivo por el que el bebé puede llorar por instinto.
- Contacto. En las primeras etapas de vida, los niños necesitan mucho contacto piel con piel con sus padres o con la figura que los sustituya. Si el bebé necesita más contacto llorará.
- Hambre. No todos los bebés tienen los mismos ritmos para comer, ni comen lo mismo. Hay niños que necesitan más y menos. Y el bebé nos lo hará saber a través del llanto. Pero hay una curiosidad en éste instinto que une directamente al bebé con su madre. De hecho, cuando una madre en estado de lactancia escucha llorar a su bebé, automáticamente empieza a producir más leche. Lo que nos hace pensar, que el llanto por hambre es el instinto más fuerte y lo que más habitual es.
Cuando el bebé comienza a tener más consciencia, éste instinto al igual que los otros irá desapareciendo. Siendo el bebé el que decida cuando llorar. Quedándose con los llantos por hambre y por dolor. Que con el tiempo acabarán por desaparecer del todo.