Donkey Kong Country Returns // Retro Studios - Nintendo // Wii
Cuando Retro Studios dijo: “Voy a hacer un Metroid en primera persona”, los frikis dijeron: “¿Pero quien coño se creen estos?” y también dijeron :“Colega, acércame la escopeta que voy a hacer limpieza”. Pero se equivocaron. Y demostraron que no solo dominaban la acción en primera persona, sino que entendían perfectamente el legado de dicha saga, y como había que adaptarla a los nuevos tiempos y los actuales controles.
Por lo tanto, cuando Nintendo anunció que Retro Studios eran los encargados de volver a traernos ese mono que fue creado hace 30 años, y que lo haría aprovechando el estilo de juego ya realizando previamente con RARE, la gente respiró más tranquila. Retro tenía buena prensa y, además, no habrían experimentos extraños como antaño. Todo iba a ser como antes.
Los años no perdonan...
Y, realmente, así ha sido. Donkey Kong Country Returns es la apuesta de Retro por el plataformas clásico, ese género que se inventó con Donkey Kong en 1981, como bien explicó Funs en “Todo lo que quiso saber…”, y que siempre ha ido asociado a otro personaje de esta compañía: Mario. Pero el fontanero obeso, al igual que pasó con la trilogía de RARE para Super Nintendo, brilla por su ausencia: aquí, los monos son los protagonistas.
Y vaya protagonistas… La animación es brutal, y todos los movimientos de los monos fluyen suavemente y sin ningún tipo de corte o movimiento extraño. Tanto Donkey como Diddy desprenden una gran personalidad en cada uno de sus pequeños gestos: al saltar entre vagonetas, al exasperarse al ser perseguidos por un gran enemigo, al lanzar barriles, al fallar una sección de bonus… El trabajo de animación es magistral, brillante en todos sus aspectos, y se une al control de forma magnífica: el juego es siempre fluido, rápido y extremadamente preciso.
Pero no es lo único que destaca en el juego. Sus gráficos nos transportan a los tiempos en los que los cielos azules y los colores chillones eran los reyes del videojuego. Todos sus escenarios son muy vistosos, desprenden vida y, en muchas ocasiones, los elementos decorativos tienen una importancia capital dentro de la jugabilidad: ya sean olas de un mar bravo, columnas que se caen, estatuas que giran o diferentes planos de profundidad que dan variedad a los caminos que tenemos que explorar.
El juego tiene momentos de autentica belleza, acompañados de melodías increíblemente pegadizas.
Exploración que es básica si queremos exprimir el juego. Porque aparte de que avanzar puede ser una misión bastante complicada, si queremos completarnos al 100% este título tendremos que buscar todo tipo de coleccionables que nos abrirán no solo músicas, ilustraciones y dioramas como bonus, sino que también abrirán fases secretas y, en última instancia, un modo extra de juego. Afortunadamente las melodías acompañan de forma magistral y, aunque perdamos decenas y decenas de vidas en una fase (y no es ninguna exageración), la música te transmite ese buen rollito y alegría que te permite reintentar la acción sin cansarte.
Pero tanto los gráficos, la animación, la música… Todo esto son artificios; juegos de distracción de lo realmente importante, porque… ¿Es DKCR un buen plataformas? Es más, ¿podemos valorar DKCR como un buen plataformas en general, o solo nos parece bueno porque el género está bastante decaído desde hace lustros?
Donkey se adentra en las neblinas del recuerdo y la nostalgia...
La respuesta es sencilla: Sí. DKCR es un perfecto ejemplo de lo que buscamos en un juego de este género. Su dificultad y sus retos satisfacen a todos los jugadores: comenzando por unos primeros mundos sencillos hasta convertirse en un juego endiabladamente difícil, la curva de dificultad es soberbia y, a cada paso que damos, nos va haciendo mejores y más intuitivos jugadores de este género. Porque todo, todo, es útil aquí: al final se convierte en una segunda naturaleza el agacharse, rodar, soplar, golpear, saltar, planear, volar, salir disparados, conectar…
Su diseño de fases es fabuloso: el juego es enormemente variado, diferente y destila un sentido del humor brutal.Es como si hubiéramos tendido un puente directamente desde 1996 hasta hoy, y DCKR fuera la evolución natural y lógica de los plataformas 2D de la época, pero aprovechando la variedad de situaciones, enemigos y efectos que nos permiten las consolas de hoy día.
Jugando a DKCR tienes la impresión de que los buenos tiempos del plataformeo nunca se fueron.
Hay juegos más publicitados, hay géneros más populares… Pero en los videojuegos siempre hay algo más que la pura técnica. Ahí tenéis a Super Mario Galaxy 2, un juego más grande y ambicioso que Donkey Kong Country Returns y, sin embargo, lo encuentro decepcionante y frío. Y los videojuegos son para disfrutar. Por eso, y solo por eso, adoro la última obra de Retro Studios. Porque, por unas horas, he vuelto a ser un niño fascinado por un mundo sin fin y maravilloso.
Valoración: Imprescindible.
Escucha el análisis en el programa 407 de Game Over: