ANÁLISIS: El Conde Lucanor

España es uno de los países europeos con más estudios desarrolladores de videojuegos pero uno de los países que menos facturan. Hoy tenemos entre mano un producto español, que puede hacer que eso sea un poco menos ciertos ya que el juego es interesante de seguir. Hablamos de El Conde Lucanor, desarrollado por la gente de Baroque Decay y estamos ante un título que por suerte o por desgracia, no tiene mucho que ver con la obra narrativa escrita a finales del Siglo XV por Don Juan Manuel, por lo que hay que tener cuidado a la hora de coger el título ya que nos veremos en algo no opuesto pero sí diferente a lo que se puede llegar a tener en mente.

ANÁLISIS

VERSIÓN DISPONIBLE

PC

VERSIÓN ANALIZADA

PC

DESARROLLADOR

BAROQUE DECAY

DISTRIBUIDOR

BAROQUE DECAY

VALORACIÓN

8,2

NUESTRA FORMA DE VALORAR LOS JUEGOS

La historia nos hace meternos en la piel de Hans, en mismo día que cumple diez añitos. Hans tiene a su padre en la guerra, y vive en una caballa con su madre y su perro. Una familia más que humilde, muy pobre, que apenas tiene ni para comer y que es una de las razones por las que nuestro protagonista deja tirado, literalmente, a su familia. Un comienzo un poco fuerte del que no queremos contaros nada para no desmenuzar la historia.

Hartos de todo esto, Hans decide marcharse de casa en busca de la fortuna, en el que parece encontrar surte gracias a la aparición de una especie de duende, el cuál le promete la herencia de Lucanor, conde que está a punto de morir, a cambio de un pequeño reto, por lo que pasaremos la mayor parte del tiempo del videojuego aquí en dicho castillo.

El Conde Lucanor abarca un buen número de tipos de juegos que, juntos, la gente de Baroque Decay ha sabido compactar. Principalmente, estamos ante una aventura gráfica clásica en la que los puzles son la base de todo. Para ello, debemos explorar los escenarios e investigar todos los rincones.

Con todo esto, la mecánicas de juegos son sencillas. Resolver puzles, casi todos con una lógica, escondernos de nuestros enemigos en cortinas o mesas. También podemos “correr” de ellos pero ya que el juego nos ofrece esta posibilidad sería un desperdicio tonto el no hacer uso de ella. Además de esto, recoger objetos, usarlos en el sitio adecuado y las conversaciones con los pocos pero necesarios personajes del juego es importante. Hay que destacar también una cosa, el autoguardado es sustituido por un sistema de guardado en el que tenemos que pagar una moneda de oro en una fuente para ello, y precisamente, no es que nos sobren en el juego.

Recuperaremos vida gracias a lo que comamos, comida que a veces necesitamos dar, o no, según queramos, a los demás personajes. Siempre dejan la posibilidad de “Si me das este objeto que necesito ya te lo agradeceré en el futuro”. Un objeto que lógicamente no es que tengamos cien unidades, y que además de contar con pocas de ellas, nos es útil, muy útil. En nosotros está el que se lo demos o no se lo demos.

Además de todo esto, del protagonista queremos decir que tiene malas pulgas, un toque de humor y, lo más importante, no puede enfrentarse a ningún tipo de enemigos cuerpo a cuerpo ni con ningún tipo de armas.

La rejugabilidad de El Conde Lucanor es factible, pero no tanto como para recomendarla. El juego posee varios finales pero tampoco hay una gran variación en las diferentes tomas de decisiones que nos iremos encontrando.

En una primera partida, dependiendo de lo que tardemos en resolver los puzles, El Conde Lucanor puede durar no más de cinco horas de juego. Como decimos, explorando bien los diferentes escenarios y resolviendo los puzles sin perder demasiado tiempo.

En cuanto a la dificultad, sí es cierto que hay un par de puzles en los que tardaremos algo más en resolverlo pero en lo general no estamos ante un juego difícil. Un concepto un poco relativo en este tipo de juegos, pero que si se nos dan mal las aventuras gráficas, El Conde Lucanor es asequible.

En cuanto a la inteligencia artificial de los enemigos, decir que estar limitada a la velocidad y Hans, nuestro protagonista, es más rápido por lo que será la única manera de esquivarlos. Hay que tener en cuenta que a la hora de localizarnos y escucharnos, sí serán más astutos.

Lo que es mejorable en El Conde Lucanor es en el apartado técnico. Gráficamente, el juego luce una estética retro estancada en los 8 bits ausente de un gran detallado. Gráficamente, no es un mal juego, emula a la perfección los juegos de los años noventa, pero consideramos que no ha sido la mejor opción por falta de una pequeña mejora en el detallado de los escenarios, pocos decorados en algunos momentos del juego. No se hace injugable a la vista ni mucho menos, pero destacamos ese pequeño matiz.

Del apartado sonoro lo que debemos destacar es más los efectos de sonidos, importante en la jugabilidad, que en las melodías. Unas composiciones que están pero no están, y que acompañan al jugador sin apenas protagonismo.

NUESTRA OPINIÓN FINAL

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Quitando el apartado técnico, que no es malo, El Conde Lucanor es una apuesta interesante en el mundillo independiente. Estamos ante un juego que no debemos coger con la idea de jugar a esa obra narrativa con el mismo nombre. Teniendo esto en cuenta, desde que empezamos a jugar a El Conde Lucanor estaremos expuestos a pasar un buen rato jugando a este título español. Una compra que ni nos arrepentiremos de jugar, pero que tampoco quedará perenne en nuestra memoria.

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