En una entrevista al Boulevard de Radio Euskadi, el prestigioso politólogo y pensador francés, Sami Naïr, ha criticado con dureza el proceso de construcción europea. Ha advertido que los países rescatados, como Portugal, se han convertido en tercermundistas, y ha arremetido contra el modelo de gobernanza diseñado por Alemania, que está provocando una cada vez mayor diferencia entre el Norte y el Sur de Europa.
“Una de las consecuencias de la crisis del euro es la divergencias cada vez más importantes de riqueza entre los países del Norte y del Sur y la ruptura del equilibrio político entre esos países dentro del seno europeo” ha señalado Naïr.
“Para que la zona monetaria única pueda funcionar tal y como lo había previsto su fundador, el profesor Mendel, hay que favorecer las convergencias de las economías, apoyando a las economías más débiles y no lo hemos hecho así. Actualmente España no tiene una política exportadora importante y la balanza de pago es absolultamente negativa” ha declarado.
Sobre el problema de la inmigración, Sami Nair ha subrayado que los grandes flujos migratorios se producen en el interior de África y Asia, y que Europa sólo recibe el 4% de ese flujo.
Entrevista en Boulevardde Radio Euskadi, aquí
Además, el analista Sami Naïr entrevistado por The Huffington Post, que “el sueño europeo ha sufrido un daño tremendo por dos motivos casi culturales. El primero es el utopismo romántico con el que se planteó la construcción europea. Este utopismo ha fracasado frente a unos resultados totalmente contrarios, que corren el riesgo de destrozar definitivamente el sueño de Europa. La responsabilidad la tienen no los que hacen un balance realista sino los que han prometido mucho para darnos nada”.
Naïr sostiene que, “por otra parte, la opinión pública ha sido descartada desde el comienzo por las élites políticas con la excusa de que Europa es algo demasiado complejo como para dejarlo en manos de los ciudadanos. En nombre de esa visión hemos construido no un interés político europeo que generase adhesión sino un sistema de élites con un enorme déficit democrático”.
Reflexionó que “hay elecciones cada cinco años, pero los ciudadanos no saben muy bien sobre qué están votando. Estoy absolutamente convencido de que si se pregunta hoy a un ciudadano cuál es el diputado de su circunscripción, será incapaz de decir su nombre”.
El sucumbir de la izquierda
El analista francés, afirma, al ser consultado en torno a si “la izquierda ha vendido su alma”, que “la complicidad ha existido desde los años 70. Piense en las relaciones entre Francia y Alemania. Valery Giscard d’Estaing y Helmut Schmidt (derecha-izquierda), François Mitterrand y Helmut Kohl (izquierda-derecha), Jacques Chirac y Gerhard Schroeder (derecha-izquierda), Nicolas Sarkozy y Angela Merkel [en este caso, ambos de derechas]. En vez de construir un contraproyecto, la izquierda se ha rendido al de los conservadores intentando matizarlo, suavizarlo o flexibilizarlo para proteger a las capas más débiles. Nunca diré que la izquierda y la derecha son lo mismo a nivel europeo, pero se han comportado igual. Todo pese a que los eurodiputados de izquierdas en el Parlamento Europeo son en muchas ocasiones muy militantes. El resultado objetivo es un proyecto institucional de una Europa-imperio mercantil y no un proyecto de sociedad”.
Naïr le pone una fecha bastante atrás en el tiempo al inicio del quiebre de las izquierdas europeas: 1986, dice. Según él, en el el Acta Única. “estriba la gran orientación del mercado frente a la construcción de Europa con los Estados. En vez de contar con un piloto político, algo sobre lo que no había acuerdo, se decidió construir un avión para que volara solo: el mercado”. Dice que “una vez creado, se le dotó de libertad de circulación de mercancías, servicios y capitales, añadiendo como concesión la circulación de personas. Después, para ese mercado se creó una moneda, el euro, votado por la izquierda socialista, pero no los sectores más críticos”. El analista dice que “el consenso de las élites ha consistido en que por encima de todo está Europa y por encima de Europa, el mercado. Se ha construido una Europa liberal y profundamente antisocial. Las políticas sociales son el pariente pobre del mercado europeo y la izquierda se ha vuelto cada vez más conservadora, sobre todo la inglesa y la alemana”. “Fíjese -propone Naïr a su entrevistador- cuando se puso en marcha la moneda única había 15 gobiernos de izquierda en Europa. La derecha era prácticamente minoritaria”.
Por otra parte, en la intervención de Sami Naïr en en el X Observatorio de la Globalización de la Universidad de Jaén (UJA), ha rechazado la vía de la abstención en las elecciones europeas si lo que se quiere es cambiar el modelo de desarrollo sostenible, porque “no hay que contar con la buena voluntad de los dirigentes, porque, desgraciadamente, lo que existen las relaciones de fuerza”.
A su juicio, esta crisis ha puesto en evidencia, a escala planetaria, “pero sobre en Europa, un reto importante de otro modelo de desarrollo sostenible”, ya que se está viviendo “la crisis de un modelo económico, basado esencialmente en la especulación financiera, en la mercantilización de las actividades humanas, en la dominación de capas a escala mundial muy estrechas, sobre el resto de la población humana”.
Para este experto, el ser humano está en una encrucijada, de modo que o se sigue “así” y se creará “a nivel planetario una vida insostenible”, o se cambia y “nos dirigimos hacia un modelo más abierto, más flexible, basado en la defensa de la Humanidad, de la calidad de vida”.
Naïr considera que la crisis que se ha vivido en los últimos seis años no es solamente económica, sino que es “una crisis sistémica, donde todos los elementos de la vida están en juego”; haciendo referencia a “la democracia, el papel de los partidos políticos, la toma de conciencia de las capas dirigentes a nivel europeo del sistema en el que nos han metido y la necesidad de salir de esa crisis”.
En esa línea, ha añadido que “no es normal que una potencia tan importante como Europa, después de seis años, siga en la misma situación”, para concluir que “hay algo que no funciona y hay que aprovechar de esa crisis y es el momento ideal para cambiar de rumbo, por lo que hay que transmitir a los jóvenes unos valores y una problemática de desarrollo que sean diferentes”.
Se trata de una “batalla”, según ha apostillado, desde el convencimiento de que hay que “imponer un nuevo modelo, basado en la movilización, la militancia, el acto participativo frente a esta situación”, motivo por el cual ha rechazado la abstención en las próximas elecciones europeas del 25 de mayo porque “hay elegir a los que proponen un proyecto civilizador, que nos permita salir de esa situación”.
“Sin movilización estamos aceptando que ellos siguen dirigiendo. Nunca hay que elegir la vía de la abstención en política. La mejor manera de cambiar la política es participar en la política, porque lo contrario es la victoria de los otros, de los que dominan”, ha argumentado.
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