Análisis: Rodland (Amstrad CPC)

Bueno, después de un par de posts muy personales volvemos al trabajo, y lo hacemos con el primer análisis del 2017, en este caso de otro de mis favoritos del Amstrad CPC, una genial conversión de la recreativa del mismo nombre: Rodland, juego creado por Jaleco en 1991 que también vio la luz en muchos otros sistemas domésticos. No obstante me centraré en esta versión que todavía conservo y que es la que conozco bien...

Rodland es un juego de plataformas sin scroll, similar en concepto a clásicos como Bubble Bobble o Snow Bros, y en el que como en estos el objetivo es limpiar la pantalla de enemigos para pasar al siguiente nivel. Ambientado en un mundo de fantasía, los protagonistas son dos simpáticas duendes que deben salvar a su madre, que ha sido raptada por una bestia. Para ello harán uso de unos zapatos especiales que les permiten crear escaleras con las que acceder a zonas altas y unas varitas como única arma para capturar y matar a los seres que pueblan cada nivel.

Pero también ellos mismos nos ayudarán en cierta forma, ya que al morir dejarán un item que podremos usar para matar a los que todavía estén vivos, como por ejemplo un misil que irá en la dirección en la que lo empujemos, dinamita que al explotar creará dos ondas que barrerán la pantalla en horizontal o un conjunto de cuatro esferas que rebotarán por todo el nivel unos segundos y que son sin duda el item más mortífero de todos. Los enemigos que matemos con estos items dejarán cartas de frutas que nos darán muchos puntos si logramos cogerlas antes de pasar de pantalla.

Rodland nos ofrece ademas un reto adicional en cada nivel. Como vemos en las imágenes, multitud de flores están repartidas por toda la pantalla. Estas, además de sumar puntos, nos permitirán si las cogemos todas acceder a un minijuego en el que, en un breve espacio de tiempo, tendremos la posibilidad de obtener una vida extra. Los enemigos que sigan vivos cambiarán de forma y al acabar con ellos soltarán una esfera con una letra (E, X, T, R y A). La meta, obviamente, es reunirlas todas para formar la palabra EXTRA y conseguir así la preciada recompensa. Quisiera mencionar también que, si tardamos mucho en completar un nivel, los enemigos no solo cambiarán de forma, convirtiéndose en una especie de bolas blancas. sino que se moverán mucho más deprisa y será mucho más difícil acabar con ellos. Sabremos que se nos acaba el tiempo porque, al igual que cuando accedamos al minijuego, el fondo parpadeará cambiando de color.

El juego está dividido en 32 niveles de dificultad creciente, muy bien pensados para que nos podamos mover por todo el escenario sin quedar atrapados por otra cosa que no sea una criatura enemiga. En lo visual, al igual que en la jugabilidad, sus responsables hicieron un grandioso trabajo. Cierto es que no están presentes ni los fondos ni las fases de los jefes pero eso ya sería pedirle mucho a un ordenador de 8 bits. Todo lo demás sí está perfectamente recreado, salvando las diferencias técnicas en lo tocante a color y resolución, claro está. Los pocos efectos de sonido utilizados durante el juego cumplen sin más, aunque me gustaría destacar la melodía de la pantalla de título, muy acorde con la temática. El Amstrad CPC puede en mi opinión presumir de haber recibido una muy excelente conversión del arcade.

Es momento como de costumbre finalizar con un vídeo de gameplay, para que podáis verlo en movimiento. Si no lo conocéis o nunca antes lo habéis jugado espero que este artículo despierte vuestra curiosidad, ya no solo por esta como he dicho antes magnífica conversión sino también por el original, que merece mucho la pena a pesar de su aparente simplicidad.

Número de jugadores: 1 o 2