La capacidad para el análisis visual de la distancia, y también la posibilidad de percibir tridimensionalmente, se afirmó dependería exclusivamente del sistema ocular.
De ahí, se dedujo la importancia que en una dinámica evolutiva tendría la visión binocular, y con este planteamiento, el ser humano se consideró un logro superior de la evolución.
Frente a esta exclusividad, Tinbergen se refirió a "otros" factores.
En realidad, esta posibilidad de analizar visualmente la distancia puede apreciarse ya rudimentariamente en el ojo compuesto de los insectos. Se ha comprobado, por ejemplo, que la larva de la libélula pierde la facultad de registrar la distancia de la presa cuando se suprime uno de sus ojos compuestos ( Baldus). También se advirtió que el murciélago es capaz de apreciar la distancia por el oído mediante la localización del eco, es decir, por la emisión de sonidos que se reflejan desde alguna superficie distante.
Ojos del cuerpo
Pienso, en un desarrollo del Dinamorfismo Filosófico, que el análisis visual de la distancia y la percepción de la tridimensionalidad, una posibilidad no exclusiva del ser humano, no es disociable tampoco de los movimientos de su cuerpo en el espacio. Movimientos que el propio cuerpo con su forma ya anuncia como posibilidad y necesidad. El ojo es ojo del cuerpo en un mundo correspondiente. El ojo en tanto que receptor sería intérprete al percibir; pero también podría ser emisor de comunicados que pueden dirigirse al mundo exterior o conducidos interiormente.
Interiorización progresiva
Se ha señalado que la mera superioridad periférica del sistema receptor de los estímulos exteriores no explicaría la trascendencia adquirida por la función visual en el curso de la evolución. Para algunos, esta se explica por un proceso de "interiorización neurógena de la función". En los vertebrados superiores el desarrollo progresivo del encéfalo por el neocortex coincidiría, afirmaron, con la "progresiva interiorización" de la función óptica.
Anatomía comparada
La anatomía comparada muestra cómo, a veces, la presencia de ojos muy perfeccionados corresponde a un cerebro rudimentario, mientras que en otras ocasiones ojos muy simples y con posibilidades funcionales muy limitadas coinciden con cerebros más desarrollados; tampoco el desarrollo cerebral por sí mismo supone una específica superioridad de la percepción visual.
Gama progresiva
Los fotorreceptores pueden presentar una gama progresiva de calidades. Desde los que ilustran sobre la intensidad de la iluminación. Después informan sobre la dirección del rayo luminoso. Posteriormente, sobre la forma del objeto iluminado, su velocidad y su matización coloreada (longitud de onda de la luz) y la distancia a que se halla del observador.
Alternativas ópticas. Artrópodos y primates
La función ocular se ha señalado que adquiere jerarquía cuando se trata de obtener imágenes que reproduzcan las de los "objetos mirados", y se indicó que la óptica señala varios medios para conseguir esta finalidad: Cámara oscura, sistema cóncavo de reflexión y también, con otra alternativa, el sistema de tubos múltiples. Este último sistema sería el utilizado por el ojo compuesto de los insectos: Aquí, cada punto de un objeto visible sería captado por el omatidio que reciba el rayo de luz, en línea recta, para formar una especie de imagen en mosaico que de algún modo reproduce una imagen del objeto. Cada tubo compuesto del ojo de los insectos posee una lente que está destinada a captar la luz, esto es, a concentrar y dirigir el rayo luminoso.
En resumen, se encuentra en el ojo de los insectos un aditamento muy diferente del de las formaciones lenticulares de los vertebrados respondiendo a la formación de imágenes por refracción, que se ha considerado el sistema que se impone en la evolución por ser más perfeccionado.
Así que hemos de distinguir dos tipos de mecanismos, el tubular y el lenticular: el aparato ocular de los artrópodos (proptostomía) y el aparato de los primates (denterostomía).
George Gaylord Simpson ha señalado la importancia evolutiva de estos tipos de fotorreceptores que en dicotomía se separan antes de llegar a los moluscos. Sistemas que para algunos se limitan a una función de mera localización, por un lado, o bien lo que consideran adquisición de imágenes perfectas que sean una reproducción formal del paisaje y del ambiente, siguiendo el principio físico de la cámara fotográfica. Tal sistema permitiría asimilar formalmente el mundo exterior para crear un nuevo mundo interior, el mundo geométrico de los animales superiores.
Una advertencia
Llegados a este punto de mis apuntes, parece oportuno recoger una advertencia que hacen Gustavo Bueno y otros en (pág. 78) de Simploke:
"Ojo y cerebro no puede decirse...que se comporten como una cámara fotográfica ...La idea de copia...de la realidad para los procesos perceptivos debe retirarse totalmente...En suma, la percepción definitiva sería esencialmente la selección de las hipótesis almacenadas más apropiadas, de acuerdo con los datos sensoriales en curso".
Los ojos de los insectos
Los ojos de los insectos son muy diferentes a los de los vertebrados. Muchos insectos hasta poseen dos órganos visuales distintos, los ojos simples y los compuestos.
Los ojos simples no tienen la posibilidad de enfocar ni de captar la imagen de los objetos. Únicamente perciben diferentes intensidades de luz. Muchos de los insectos que vuelan los tienen en la parte superior de la cabeza. Pero los terrestres los tienen situados en los laterales
Tienen un funcionamiento más complejo los ojos compuestos. Los insectos suelen tener dos ojos con estas características, que a su vez, están constituidos por numerosos grupos de unidades fotorreceptoras u omatidios encargados de recoger información y trasmitirla al cerebro mediante células nerviosas. Cada omatidio está separado de los demás por una capa de pigmento que le facilita comportarse como ojo independiente.
Cada omatidio apunta en alguna dirección levemente distinta para ofrecer un campo visual muy amplio, alertando al insecto. La resolución del ojo compuesto depende del número de omatidios que contenga, y oscila mucho según las especies.
Se ha descubierto que los ojos compuestos, sin párpados, de algunos insectos pueden percibir la polarización de la luz solar lo que les permitiría mantener el rumbo en sus viajes.