Crítica y -no tanto- audiencia supenden a la adaptación de Telecinco
Ayer fue noche de estreno para Telecinco, y es que la cadena de Vasile emitía el primer capítulo de una de sus apuestas fuertes para la temporada. Pero antes de entrar en harina, recordemos que la cadena andaba muy necesitada de una ficción que les funcionase en parrilla tras los fracasos de Vida Loca o la “encantadoramente divertida” Piratas, sobre todo viendo lo bien que les va a sus competidoras con Águila Roja o El Barco. ¿Conseguirá Cheers levantar lo que parece una franja maldita desde Los Serrano? Es decir, ¿Conseguirá Resines de nuevo el milagro? Casi que no. Los detalles tras el salto.
Mucho fue el revuelo que se montó al saltar la noticia de que Telecinco adaptaría la clásica Cheers, serie estrenada en 1982 por la NBC que supuso todo un éxito que posteriormente derivó en el spin-off Frasier. Y lo cierto es que me resulta complicado saber por dónde empezar a describiros las sensaciones que me causó este crimen contra la humanidad. Y es que treinta minutos (sólo pude aguantar un capítulo) nunca le causó tanto mal a la comedia española. Quizás el daño no sería tanto si no estuvieramos ante adaptación de un clásico, pero ya os advierto que nada más acabar de ver la versión de Telecinco tuve que ver un capítulo de la Cheers original, y por ello igual estoy más catastrófico que de costumbre.
Hace unos días os colgamos la criminal adaptación que ha hecho Dani Martín (Gracias Dani por regalarnos ese personaje que fue Corso) de la clásica canción que daba origen a la mítica Cheers. Desde luego, no era una buena forma de abrir el apetito, pero escucharla en directo y con esos títulos de crédito os aseguro que fue aún más doloroso. Pero vamos con el humor, ya que si la clásica Cheers tenía algo era humor del bueno compuesto por personajes aún mejores. Evidentemente, la versión española no intenta copiar el humor recurrente de Cheers, sino que usa y abusa del topicazo de la comedia española; situaciones inverosímiles, personajes desdibujados, situaciones absurdas, las clásicas coincidencias…vamos que es como coger los personajes de la Cheers de la NBC, poner un poquito de los comienzos de La que se Avecina, remover y ya tenemos un nuevo engendro de la ficción española.
Del primer capítulo dos fueron las palabras que se me grabaron a fuego: "pigmeos y "ballena". Las dos tienen que ver con las estrellas invitadas para el piloto: José Coronado y la cantante Ana Belén. Empecemos por Coronado, ese gran actor a punto de estrenar la esperada No habrá paz para los malvados, y que en Cheers no pudo estar peor por culpa de un guión que daba una y mil vueltas al lamentable e infantiloide chiste de los Pigmeos (Una tribu caracterizada por su diminuta estatura). En cuanto a Ana Belén, pues más de lo mismo sólo que en esta ocasión se caracterizaba por gritar como una ballena cada vez que se ponía tensa, ante lo cual no he podido evitar sentir cierta vergüenza ajena.
En cuanto a los actores protagonistas, sintiéndolo mucho ninguno se libra de la quema, aunque tal vez, al actor que hacía de gamberro en Física y Química le daríamos un indulto provisional. Empecemos por Alberto San Juan haciendo de Ted Danson, papel de clásico golfo de bar que en principio no le iría tan mal. Sin embargo, hace aguas por doquier no resultando ni carismático ni mucho menos gracioso. De hecho no acabo de entender si trabaja realmente en el bar Cheers porque no para de dar vueltas por el local sin pegar un palo al agua y encima sin llevar uniforme en la barra. En cuanto a Antonio Resines (Felix), nuestros mayores temores se hicieron realidad. Creo que el protagonista de la recomendable La Caja 507 todavía no se ha despertado de la pesadilla de Los Serrano y sigue atrapado con Fiti y cía. Eso sí, cuando se menciona que el nervioso de Felix es psicólogo lo cierto es que ahí sí que te sacan una carcajada porque no hay primo que se lo crea. Y por favor, ¿Chistes sobre la narcolepsia? ¿En serio?
De Pepón Nieto (más Pepón que nunca), Alexandra Jiménez (desperdicio de actriz) o del resto de los parroquianos poco más que decir queda. De hecho, la ambientación del bar me resultó tremendamente confusa, ¿Es un irlandés? ¿Un bar modernillo donde sirven hamburguesas? ¿Una cervecera? ¿Un bar de ligoteo?...No se a donde se ha ido la inmundicia, el clásico sótano de los parroquianos donde lo más cercano que podemos encontrar a tener algo similar es la Taberna de Moe . Poco o nada es rescatable de esta adaptación que nunca fue más innecesaria. Lo bueno de todo esto es que Telecinco no pudo ni alcanzar el 17 % de share sin publicidad, por lo que no sería de extrañar que baje sensiblemente la semana que viene, aunque ya veremos…