Revista Filosofía

Anamórfosis.

Por Juanferrero
Anamórfosis.El siguiente artículo pretende analizar el uso que hace Gustavo Bueno de este concepto, e intentando relacionarlo con su aplicación en el arte, para ello remito al lector a esto dos enlaces:
http://www.filosofia.org/filomat/df094.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Anamorfosis
De acuerdo con el planteamiento de Gustavo Bueno, el concepto de anamórfosis es superior a los conceptos de reducción y emergencia para explicar lo nuevo en las evolución de las especies. Sin embargo, a veces la explicación del mismo Gustavo Bueno no parece del todo satisfactoria, aunque desde el punto de vista metodológico no parece reprochable si no queremos introducir como bien dice la noción de creación. Por tanto, la aproximación a este concepto de anamórfosis la intentaré con la imagen que facilita su uso en arte. La idea es que una forma no es identificable sino se pone delante alguna superficie que por la forma de esta aparece, a saber una forma reconocible para nosotros de aquella.
La pregunta es cómo sirve esta imagen  para ilustrar la cuestión de la anamórfosis en la evolución. La respuesta puede plantearse más o menos en estos términos: estructuras preexistentes y que están dotadas de una función, y que comparten en organismos más o menos complejos con otras estructuras con distintas funciones, mantienen entre sí, sin embargo,  un tipo de relación  que no tiene porque reflejar función alguna, debemos suponer necesariamente el intercambio de información entre dichas estructuras, pero esta información no tiene por qué tener que ser útil, o servir para adaptarse o conservar a los individuos. El estudio tanto de los procesos finalistas o eficientes de dichas estructuras catalogadas según una función bien definida son estudiados por el científico  desde la perspectiva de la especie a la que pertenece y por las funciones que lleva a cabo, estas relaciones actualizadas por el científico y registradas no agotan toda la descripción de la especie, sino que estas estructuras necesariamente mantienen un tipo de relación entre sí que no tienen por qué ser significativas o incluso ser ciegas respecto de todas las funciones que lleva a cabo.
La cuestión es que el cambio en el medio, o la exigencia de nuevas funciones porque las que lleva a cabo los individuos de una especie pone en crisis la supervivencia de las especies,   la naturaleza en su sentido más originario pero que sólo es posible hacerse una idea por las estructuras ya formadas, desborda a éstas y constituye una suerte de anterioridad posterior, plenamente real pero a a la que le corresponde el estatus de lo virtual.
Por eso, creo que se puede hablar de creación no en el sentido más teológico, sino que esta virtualidad como intercambio de información es la condición de posibilidad de toda nueva form-ación. Y lo que hay entre lo formado y lo informado no es ninguna estructura previa, imposible de explicar desde cualquier analogía, más bien remite un tiempo vacío que comunica extrañamente, a la cuchara, la nueva función (forma vacía - léase en estos términos cómo puede interpretarse el imperativo categórico de Kant), con las informaciones que cristalizarán en alguna nueva estructura o modificarán las ya existentes, pero su actualización no agota lo informal puro (que no es materia indeterminada resulta más bien lo determinable, tanto ontológica, como gnoseológica como lógicamente).
Un apunte más, la ontología de la univocidad reivindica su potencia frente a la de la analogía, ya que si no explica la aparición de nuevas formas, si que deja claro que la aparición de nuevas cualidades, nuevas estructuras no puede ser enteramente explicado nunca por las anteriores. Como diría García Bacca Una cualidad real aparece solamente, en régimen natural, en virtud del acoplamiento de cuatro causas; una producción o creación cualitativa pura la presenta sin el concurso de las causas naturales, hace de ella un simple "aparencial" (fenómeno)".

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