Revista Arte
Cuando Carolyn Christov-Bakargiev explicó las líneas de trabajo para el comisariado de documenta (13) destacó la voluntad de incluir el Surrealismo, entendiéndolo como forma máxima de libertad cuando ninguna otra libertad es posible. Ante el auge del fascismo y de una realidad en absoluto deseable ni identificable con su propia persona, Hans Bellmer decidió romper con la sociedad establecida negándose a realizar ningún oficio útil, por el contrario dedico sus energías a la construcción de la famosa Die puppe, una muñeca articulada cuyas posturas fotografiadas le abrieron las puertas al círculo del Surrealismo parisino. Anatomía de la imagen, publicado en 1957 como consecuencia de los experimentos desarrollados con su particular imaginería a base de muñecas, es una especie de tratado estético donde Bellmer explica el origen y generación de la imagen fruto de la relación entre el yo y la realidad. De la capacidad del ser humano de desplazar los objetos, las imágenes, y establecer relaciones que van más allá de lo racional surge una lectura nueva rica en posibilidades, una nueva anatomía, un nuevo erotismo, en el caso de la muñeca, una distinta lectura de los miembros y órganos eróticos que vienen a simbolizar imágenes ya contenidas en nosotros mismos. Para Bellmer, el cuerpo sería una especie de anagrama, con el que jugar y encontrar nuevas formas de significación. El pensamiento intuitivo, el caso, la experimentación son formas de conocimiento que permiten construir otro mundo, formas de catalización para transformar la realidad dada. En documenta (13) los objetos, las imágenes establecen este mismo juego de anagramas visuales que trascienden el discurso monolítico en favor de una multiplicidad de significados que mueven a la acción. La lectura de Hans Bellmer es una demostración de la capacidad del arte para subvertir la realidad, de su forma máxima de libertad.
Hans Bellmer, Anatomía de la imagen, Edicions de La Central, 2010. Precio: 9€ en Laie