Advertido por G. Bueno, no concluiré en una definición del hombre, por ejemplo, como "animal óptico" (Cuatrecasas) por más que la visión sea un hilo conductor en la anatomía del cerebro que recojo y entiendo como estrategia.
Hasta puedo servirme de la clasificación que presenta Simploke cuando establece un cuarto grupo que incluye al Homo Sapiens, considerado ya como un representante de nuestra especie:
"la serie de transformaciones que conducen del Homo erectus al Homo sapiens comenzarían...Su mayor capacidad craneal, una flexión total del cráneo (comparable a la del hombre actual)...constituyen toda una serie de transformaciones que hacen posible que se franquee el Rubicón anatómico..." (pág. 61).
Un quinto grupo estaría representado por el Homo sapiens sapiens. Se cita un texto de Ayala:
"en general, el hombre, los antropoides y los monos están caracterizados por tener ciertos rasgos en común que les distingue de otros animales como visión estereoscópica y policromatica....reducción del olfato.." (pág. 62).
Un rubicón anatómico no se mencionaba en algunas expresiones publicadas de Bueno como ¡Somos animales! Veo ahora que la noción de cultura ocupa en el sistema de G. Bueno un lugar que entonces no advertía.
La visión de los vertebrados.
En contraste con los insectos, anotaba yo que la visión de los vertebrados se basaría desde sus comienzos en un ojo cerebral. Su evolución filogenética se realiza con el desarrollo del encéfalo, de tal modo que en un determinado momento ya no sería propiamente un órgano de información o de objetivación externa, sino un sistema que contribuye a elaborar la subjetividad. Gracias a esta función visual interiorizada en la corticalidad, la evolución adquiere una peculiar significación a través de la línea de los primates y de los homínidos, surgiendo la noción subjetiva de espacio, y de forma, y llegando al proceso de reflexión psíquica por el cual el universo del hombre se hace preferentemente subjetivo.
La sensorialidad habría marcado el desarrollo evolutivo del neuroeje hacia el perfeccionamiento psíquico.
En los vertebrados más primitivos, cuando el acrencéfalo emerge como una formación avanzada del sistema nervioso, su funcionalismo aparece estrechamente ligado a los dos aparatos sensoriales que habrán de influir directamente en su ulterior desarrollo olfatorio y óptico.
El desarrollo del diencéfalo y del sistema diencéfalo-hipofisiario se acompaña de la aparición de los primitivos reflejos neuro-hormonales, sensoriales, de origen olfatorio y óptico. Los reflejos llamados pituito sexuales tendrían una importancia decisiva en la orientación de la vida instintiva de los anfibios, reptiles y sus sucesores.
El telencéfalo participa de estas funciones diencefálicas a través de dos aparatos sensoriales, olfatorio y óptico cuya alternativa predominancia dejará huella decisiva en su evolución.
Primeros mamíferos. La región visual
En los primeros mamíferos se destacaba la corteza no olfatoria, el neocrotex, parte no desarrollada del telencéfalo y que desde un cierto momento de la evolución aparece destinado a invadir el encéfalo constituyendo en los primates la parte principal del mismo. Es preciso reconocer que el neocortex se reparte entre diversos componentes funcionales de proyección sensorio-motriz. Pero la dominancia corresponde a la región visual, ya que el paso evolutivo importante de los primates es la aparición del verdadero lóbulo occipital, valuarte de los centros psicovisuales. Y el último sector del neocortex asociativo terminal, que formará el cortex frontal, solo se desenvuelve cuando el proceso de la visualización psico espacial ha preparado la base de la función simbólica sobre la cual se apoyará la alta función asociativa central.
Para localizar el origen de un estímulo en el espacio, los diversos órganos sensoriales tienen relativa utilidad. El sonido es poco preciso, pero utilizable. La sensibilidad táctil y vibratoria es utilizada por ciertos animales. Los arácnidos se orientan a través de sus telas por vibraciones ultrasónicas. Y lo mismo ocurre con los murciélagos en el aire. La localización espacial de las direcciones se realiza en forma óptica por la visión. La evolución, partiendo de la sensibilidad difusa de la luz, hacia la precisión localizadora de las imágenes concretas, corresponde al desarrollo progresivo del ojo. El ojo compuesto de los insectos, reunión de onmatidios, es una especialización hacia este sentido sin alcanzar la precisión de la imagen. En cambio, la cúpula ocular del Nautilus, con una capa de células sensibles (pantalla receptora) en relación con un nervio óptico, permite un gran paso en el análisis espacial de las imágenes, con la proyección del campo visual. La aparición de una lente en el interior de una cavidad amplia, como ocurre en el ojo de los moluscos y de los vertebrados, conduce al aparato más perfeccionado para discriminar la localización espacial, (Tinbergen).
La acuidad visual corresponde a ese poder de discriminación de la dirección en el espacio, y según Tinbergen, está desarrollado en su más lato grado en las aves.
El sorprendente pájaro mosquetero
Hay a una investigación actual sobre un pájaro, que en vez de perseguir en vuelo a las presas, el mosquetero verdoso (Empidonax), acecha a los insectos posicionado en un lugar. Esta estrategia la haría posible una peculiar estructura en el ojo descrita por el ecólogo de la visión Luke P. Tyrrell, al descubrir que los fotorreceptores situados en el centro de la retina del mosquero albergan enormes mitocondrias. Estos orgánulos responsables de producir la energía que precisa la célula son rodeados por cientos de gotículas oleosas que forman una mancha alargada. Se trata de un aparato óptico inédito para los biólogos. (2019) Y es que no habría nada parecido en ninguna otra especie, ya sea de ave o de cualquier otro animal.
Las gotículas filtran las longitudes de onda cortas de la luz dejando pasar solo las largas. (naranja y roja). Esta energía ayudaría a la neurona a entrar en acción más veces por segundo. Así el mosquero no perdería de vista a sus presas. Sería algo así como la velocidad de los fotogramas de una cámara. La investigación queda abierta.
El "comer es poder" sigue en nuestro telón de fondo para comprender formas anatómicas evolucionando como estrategias. Perspectiva propia del Dinamorfismo Filosófico.