Revista Cocina
INGREDIENTES
Boquerones
Sal
Vinagre
1/2 Cebolla
4 dientes de ajo
Perejil picado
Aceite de oliva
ELABORACIÓN
Nada más traerlos frescos de la pescadería hay que congelarlos al menos dos días. No podemos olvidar que es un pescado que se consume crudo y los Anisakis están presentes. Por tanto la congelación inactivaría su efecto.
Tras los dos días, descongelamos los boquerones, los limpiamos por dentro quitándoles la espina dorsal, los pasamos por agua y los dejamos una hora en remojo en agua muy fría para que se limpien mejor.
Después cogemos un táper y vamos colocando una capa de boquerones ordenados a los que les echaremos encima sal gorda. Después volvemos a hacer otra capa de boquerones y volvemos a echarles sal, así hasta acabar con ellos.
Después llenamos el taper hasta cubrir de vinagre de vino blanco y dejamos en la nevera, en la parte fría, hasta el día siguiente.
Hay gente que para blanquearlos más, porque su blanquez hace que resulten más apetitosos, les echa un poco de agua oxigenada, otros bicarbonato sódico, he leído de hasta gente que los deja 4 horas con el grifo abierto para que se limpien bien, pero a mi me parece una locura no sólo por el gasto de agua, sino también por los productos químicos que les echan, que cambian el sabor del boquerón y que además no deben resultar buenos para la salud. Así que los he preparado a la antigua usanza sólo con sal gorda y vinagre.
Al día siguiente, los escurrimos y vamos lavándolos uno a uno para quitarles el exceso de vinagre. Los vamos extendiendo en un plato.
Cortamos el ajo y la cebolla en brunoise y se los echamos por encima a los boquerones. Espolvoreamos con perejil picado fresco y condimentamos con una buena chorretada de aceite de oliva. Que queden sumergidos.
¡Un aperitivo o tapa originaria del sur de Españaque se ha popularizado a toda la península!