Andalucia como irreferente.

Foto de Internet. Los rescoldos de la lógica en Andalucía...

A fuerza ahorcan. Después de varios meses me pongo de nuevo a aporrear teclas con el convencimiento de que mi región, Andalucía, es el referente por el que caerá, Dios mediante o sin mediar, el resto de España al estercolero. Cosa que no es muy difícil habienda cuenta que desde el Advenimiento de las Taifas autonómicas, la carrera de los dineros púbicos se ha entregado únicamente a aupar a aquello que se miran el el espejo de los adalides de la causa de echar abajo, sine die, la casa común española. Ver ayer, en las respectivas marchas de la indignidad pasear a retratos de genocidas de rango cómo el Padrecito o el Perillas sólo sirve para ir calculando el precio de salida rumbo al extranjero en la creencia de que ni San Miguel Arcángel repartiendo yesca a manos llenas podría volver al país al camino del progreso, la lógica y la equianimidad. Tic, tac, tic, tac, estamos pisando ya el abismo y aún no hemos reaccionado.
Andalucía, trola mía.
Hoy en Andalucía vivimos la fiesta de la memocracia. Esa fiesta que debe de ser sólo para los que a partir de mañana seguirán gestionando los dineros púbicos. Porque llamar fiesta al cambio de dictador cómo que no deja de ser una brutal paradoja en la que el orto del votante es quien lo sufre. Mucho más con el arraigo del populismo más radical de mano, no del Coletas, sino de los grandes partidos que, cómo taciturnos Saturnos, han ido merendándose a través de los años la ilusión, la justicia o la lógica que debe de empeñar en el desempeño de las funciones públicas. No es raro que el populismo no arranque votos, sino que los arrase a manos llenas de una sociedad que no lee, que no es culta, por supuesto no es trabajadora y está más preocupada en okupar y conservar la "paguica" que en trabajar y augurase un futuro sin quebrar la espalda del de enfrente. Eso es Andalucía y no hay que avergonzarse de ello pues para eso nos han educado y programado. Sin padecer el desabastecimiento del país caribeño del que emanan los efluvios bolivarianos con los que se coloca Pablete y compañía, Andalucía eslo más parecido a Venezuela que en Europa podamos encontrar. Desde esa afinidad sintomática y enfermiza por el partido en el poder para el que no hay alternativa a la islamofilia predominante que hace que la esencia cristiana de Andalucía, tan de golpe en el pecho bajo la Luna de Parasceve, se desvanezca en un sentido de expropiaciones con la vista puesta en contentar al amo oriental, que bien se deja los cuartos públicamente en Marbella mientras despues condena a sus mujeres al burka y el castigo físico si se desligan de sus obligaciones. Al- Andalus no ha perdido esa esencia fronteriza que siempre tuvo y hoy lo es más, entre el populismo y el euroescepticismo que parecen preconizar un cataclismo de proporciones insospechadas a partir de mañana.
A las trincheras.
Lo que pase en Andalucía no tiene que ser espejo de lo que suceda en el resto de España. Por ende, seguimos siendo la región más inculta, con más paro estructural, más abandono escolar, más ninis y más miseria humana por metro cuadrado. Mientras España ha seguido la senda relativa del progreso, Andalucía, con la babilla en la comisura de los labios, cual mongolilla sin futuro, ha seguido mirando al sur, a Marruecos, al otro lado, a Venezuela y sobre todo al SAE, para ir papresentar los treinta jornalillos de rigor para no perder la "paguica" con la que subsistir mientras se hacen esos trapicheillos tan andaluces con los que vivir de puta madre a costa del trabajo de los demás, de los impuestos de los demás y del sudor del de enfrente. Andalucía no tiene solución y por eso el populismo arraiga, porque nuestro referente es Gordillo y compañia y porque nuestro futuro es tan negro cómo todo aquello que no sea levantarse y ponerse a trabajar. De una vez.