Revista Política
Andalucía y Asturias marcan el comienzo del declive del Partido Popular
Publicado el 26 marzo 2012 por JoaquimLas elecciones autonómicas celebradas ayer domingo en Andalucía y Asturias marcan el inicio del declive de la hegemonía política del Partido Popular, cuando aún no se han cumplido cien días de la constitución del Gobierno Rajoy: todo un récord en la política europea. En Andalucía el PP ha ganado las elecciones por un margen tan mínimo que imposibilita un gobierno del PP en la Junta, cuando las expectativas de la derecha eran ganar por amplia mayoría absoluta. En Asturias gana el PSOE, en tanto el PP, para mayor humillación de líderes regionales y españoles de ese partido, queda reducido a tercera fuerza tras la escisión local encabezada por el ex dirigente y ex ministro Álvarez Cascos, que ha desbordado por la derecha a su antiguo partido.
El fracaso de la derecha andaluza no tiene que ver solo con la reacción general que comienza a detectarse en todas partes contra las políticas de contrarreforma económica y laboral salvaje aplicadas desde el Gobierno español, sino también con variables locales tales como el hartazgo ante el enquistamiento de personajes insufribles y modos rancios en el PP andaluz, desde la presencia al frente del partido del señorito cortijero Javier Arenas (su cuarta derrota electoral frente a los socialistas, tres de hecho y esta de facto), hasta el recurrente desprecio a las clases trabajadoras y populares del que viene haciendo gala la derecha española desde tiempo inmemorial, al tratar a los andaluces como un pueblo incapaz de renunciar a sus inclinaciones históricas hacia la izquierda y castigar por ello a esta región insumisa. Si con una abstención que ha crecido el 12% en relación a las elecciones autonómicas andaluzas de 2008, el PP ha sido incapaz de ganar por algo más que unos pocos miles de votos y tres escaños de diferencia sobre el PSOE, partido que podrá seguir gobernando ahora en coalición con IU dada la holgada mayoría absoluta que suman los escaños de izquierdas, pensemos qué hubiera ocurrido si el porcentaje abstencionista hubiera sido inferior o idéntico al de 2008: sencillamente el PSOE andaluz habría vuelto a ganar por mayoría absoluta.
En Asturias, y a pesar de un aumento del 8% de la abstención, se produce un avance global aunque todavía modesto de las izquierdas y tanto PSOE como IU recuperan votos y escaños, en tanto la representación parlamentaria de la derecha extrema/extrema derecha se fragmenta en tres (FAC, PP y UPyD). Aquí el componente local se ha mezclado también con la perspectiva española para dar un fuerte varapalo a un Gobierno español que comienza a cosechar en las urnas los frutos de una política neoliberal extrema y antipopular. También aquí y con una abstención levemente menor, PSOE e IU hubieran sumado fácilmente mayoría absoluta en el parlamento regional. El futuro gobierno de las dos organizaciones de derechas mayoritarias en Asturias promete ser una leonera, en la que volarán los zarpazos internos hasta destrozarse mutuamente. Las próximas autonómicas asturianas las ganará el PSOE sin problemas.
Todo ello se produce a menos de una semana de una huelga general que señalará el arranque de la contestación organizada a las políticas del Gobierno español en todos los frentes económicos y laborales posibles, a pocos días de que éste presente los presupuestos generales que debían bendecir esas políticas ultraneoliberales, empeñadas en la destrucción del actual marco de relaciones laborales y de los servicos públicos ensenciales. El PP empieza a verse entre la pared de sus compromisos con las manos que mecen los mercados financieros y el empresariado oligárquico, y la espada de una contestación popular que en los próximos meses no va a cesar de crecer y radicalizarse. La cuenta atrás para la expulsión de Rajoy de La Moncloa, ha comenzado, imparable.
En la fotografía que ilustra el post, Mariano Rajoy, el verdadero derrotado en los comicios autonómicos de ayer, saluda escoltado por el candidato andaluz Javier Arenas, cuya carrera política puede darse por finiquitada a tenor de los improperios que hoy lanza la caverna mediática en contra suya.