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Ander Izaguirre, periodista globetrotter: "Cuanto menos publico, más me premian"

Por Noblejas

  Labuenaprensa

La buena prensa es sin duda alguna el blog que mejor trata a la prensa, o -mejor dicho- al periodismo. Miguel Angel Jimeno prefiere mirar hacia el buen periodismo, dia a dia. Y lo encuentra a diario. No lo digo por colega y amigo, sino porque así es Miguel Angel y así (no siempre, todo sea dicho) son las cosa del periodismo.

Ander

El caso es que ha publicado una nota (Relato de premio) sobre un breve texto de otro amigo, Ander Izaguirre, periodista globetrotter, que acaba de ganar el "Concurso de relatos viajeros Mikel Essery".

Ander cuenta en su propio blog, A topa tolondro, bajo el título sintético  Cuanto menos publico, más me premian, lo que ha pensado sobre su trabajo, a petición de Miguel Angel. Enhorabuena, Ander.

Puede leerse completo -merece la pena- tanto en Relato de premio, con algunos añadidos para situar la figura, como en Cuanto menos publico, más me premian, donde Ander razona sus perplejidades periodísticas.

En pocos párrafos, el fenómeno que le deja perplejo:

El fenómeno es curioso: cuanto menos publico, más me premian. Me acaba de pasar con “Groenlandia cruje”. También me pasó con Mineritos, el reportaje sobre los niños mineros bolivianos, hace un año.

Los diarios tradicionales, en algunos de los cuales yo había publicado con frecuencia, no quisieron sacarlo. Alguno llegó a decirme que era un tema demasiado duro. Otros decidieron que no iban a pagar más reportajes de periodistas autónomos.

 Soy consciente de que pasan por una época de presupuestos ajustados y están en su perfecto derecho de apostar por unas cosas o por otras. No entiendo algunas decisiones pero es su negocio, no el mío, así que nada de quejas.

Lo que veo cada vez más claro es que al periodista autónomo se le van abriendo nuevas vías, aún verdes, insuficientes pero muy interesantes, al margen de los medios tradicionales, de los diarios de siempre.

El caso de “Mineritos” me sirve de ejemplo: después de dos meses de portazos, mareos y disgustos, lo publiqué en algunos medios pequeños, pobres pero honrados, que pagaron los cuatro euros que podían pagar y me dejaron publicarlo en otros medios que no les hacían competencia (uno en euskera, otro en castellano). Una vez publicado, empecé a divulgarlo en internet. En mi blog y en medios digitales.
No vi un euro, claro, pero la historia de los niños mineros bolivianos es tan potente que poco a poco se formó una bola de nieve de blogs, tuiteos, feisbuqueos, medios digitales. Consiguió una divulgación notable.

 Hubo momentos en que el número de lectores de mi blog se multiplicó por 25. ¿De verdad el tema no interesa? Y de pronto empecé a cobrar: me llamaron para dar charlas sobre el tema, Manos Unidas premió el reportaje y entonces apareció un diario de tirada nacional, que lo había rechazado un año antes, me lo compró y lo publicó a cuatro páginas.

 Por el camino, la divulgación gratuita de mi trabajo en internet consiguió que una revista boliviana se interesara y me comprara varios reportajes, y que otro medio italiano y otro mexicano vayan a hacerlo pronto. Pagan poco pero son varios medios pagando poco: así podré cubrir los gastos del viaje a Bolivia.

A mí me gustaría mucho seguir publicando en los diarios, en aquellos en los que antes escribía con frecuencia, cuanto más grandes mejor. Pero veo que no tiene sentido quedarse sentado esperándolos. Toca espabilarse, cambiar algunas ideas, no perder demasiado tiempo tocando las puertas grandes y seguir currando, porque veo cada vez más claro que las historias buenas acaban abriéndose camino.
Ese es el mejor efecto de premios como el que le han dado a “Groenlandia cruje”: confirman que la historia merece la pena y ayudan a divulgarla.
Y si anda por ahí algún editor que quiera publicar el reportaje, que mande una señal de humo".

Seguro que llega la señal de humo, ya verás...


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