Si algo ha sido una experiencia compartida por la humanidad en su conjunto a lo largo de los tiempos, y casi de una forma cíclica son las pandemias. Estos sucesos donde una enfermedad infecciosa, vírica o bacteriana, afecta a una buena parte de la población humana en un área geográficamente extensa. Esta "geografía extensa" adquiere un nuevo sentido hoy en día, ya que en el pasado (gracias a las malas comunicaciones o a la virulencia de estas -asociada a la falta de tratamientos médicos eficaces-) estas infecciones se terminaban auto limitando.
Originariamente, todo aquello que no se circunscribía a la desaparición de un pueblo o un pequeña ciudad ya encendía las alarmas y de hecho en los anales de la historia encontramos ya referencias a plagas anteriores a nuestra era.Ejemplo de esas plagas, la conocida como Plaga de Atenas, en la que probablemente el que más tarde sería conocido como el bacilo de Eberth, durante las guerras del Peloponeso (allá por el 430 a.C.) que conseguía acabar con una cuarta parte de la población a lo largo de cuatro años, provocando el final de Atenas como cabeza de las polis griegas. A partir de ahí, con la peste antonina -muy probablemente la viruela acabó con unos 5 millones de habitantes del Impero Romano en dos brotes en los que se llegaron a registrar 5000 muertos al día en la capital del impero- y peste de Justiniano -presentación en sociedad de la Yersinia pestis que a partir el año 541 acabó con el 40% de la población del Imperio Bizantino- comenzó una oleada de pandemias que asolaron la humanidad: peste negra, tifus, viruela, cólera, ébola... y que sin remontarnos demasiado, simplemente en los dos últimos siglos han acabado con la vida de más de 600 millones de humanos.
Hay un pequeño discurso en la primera entrega de la saga de las hermanas Wachowski que me viene a la mente al hilo de lo que está ocurriendo y donde se compara al humano con un virus: "os movéis a un área y os multiplicáis y multiplicáis hasta que todo recurso natural es consumido, y la única manera en que podéis sobrevivir es trasladándoos a otro sitio (...). Los seres humanos son una enfermedad, el cáncer de este planeta. Sois una plaga". Cuando un humano es atacado por una plaga, nuestro sistema inmune reacciona y comienza una lucha que acaba con la aniquilación del microbio atacante o con la muerte del individuo. Puede que Lovelock y Margulis tuviesen razón y la Tierra (Gaia) se comporte como un ser vivo ¿sería el COVID-19 la respuesta inmune contra la plaga humana? ¿La Madre Tierra está luchando contra el agente infeccioso Homo Sapiens cuya actividad en su seno ha causado la sexta extinción masiva de la historia? La Naturaleza, como ser vivo, ha decidido que quien ha conseguido borrar de la faz del planeta a más de 300 especies de vertebrados y ha reducido en un 25% la población de las que aún no se han extinguido deba ser excluido de su seno. La pérdida de hábitats, el cambio climático, nuestros sistemas de producción de alimentos han conseguido que en 40 años el 45% de los invertebrados del planeta sean ya meras colecciones de museo. ¿Sería curioso que la respuesta inmune del planeta pusiese en jaque al humano, amenazando con acabar con el 25% de su población?Es evidente, además, que, en nuestra sociedad actual, híper-comunicada, las posibilidades de contener una pandemia se reducen. Y, por supuesto, a eso hay que sumar la propia estupidez humana, donde terraplanistas, negacionistas, conspiranoicos o antivacunas, campan a sus anchas aprovechando el resultado de años de degradación intelectual de los individuos. Somos como dinosaurios embelesados con la belleza de la estela que en el cielo va dejando una enorme roca que impactará en breves momentos sobre la superficie del planeta dando lugar a un Evento asociado a La Extinción (ELE).
De todos modos, el problema es que un ELE no va a ocurrir de repente, como el Primun Mobile, desde el Empíreo accionase un interruptor. La respuesta inmune de Gaia es un proceso mucho más lento y con consecuencias que van más allá del mero sufrimiento (y posterior muerte) del patógeno (nosotros). Hemos dejado atrás muchas cosas a lo largo de nuestra historia reciente.Nos almacenamos en ciudades, generalmente desarrolladas en base a aspectos economicistas, donde el individuo se va diluyendo en una masa y donde los aspectos sociales asociados tradicionalmente al concepto de comunidad humana se desdibujan. Nuestras relaciones se centran muchas veces en interacciones dentro de un ocio diseñando, a semejanza de nuestras ciudades, únicamente con fines mercantilistas. La pandemia que actualmente sufrimos ha paralizado en buena medida todos esos "mecanismos económicos" de relación social, eliminando de la ecuación de nuestro día a día el contacto íntimo y físico con otros humanos.
Juan Carlos Mejuto Fernández
Catedrático. Departamento de Física. Universidad de Vigo
Andrés Baltar Rigueira, nacido en Taboada (Lugo) en 1996. Estudia fotografía en la EASD Antonio Faílde de Ourense y en la Universidad de las Artes de Tirana (especialidad de multimedia). Posteriormente, complementa estos estudios con un taller impartido por Antoine D'agata.
Realizó exposiciones individuales en la galería O Garaxe de Ribeira (A Coruña) y en la Sala de Fotografía Sargadelos de Vigo. También participó en la exposición colectiva "Só construíndo a mirada habitaremos a paisaxe" en la Casa das Artes de Vigo y presentó su trabajo en la Feira do Livro de Fotografía de Lisboa.