Revista Salud y Bienestar

Anestesia asesina: el misterioso caso de la heparina [3]

Por Lemalpartida
Martes 31 de agosto del 2010 Anestesia asesina: el misterioso caso de la heparina [3]
"Anestesistas de repuesto" Nota: ▪▪▫▫▫ 
Actores: Max Hallanes, Graciela Muñiz, Karl O. Schia. Lory Romos.
Duración: 107 minutos. Género: ¿Ciencia? Ficción.

Dos muy diferentes, dizque, anestesistas que comparten escritorio, el “loser” K. I. Faz y la ruda Saby Mounhoz, tendrán que trabajar en equipo cuando quieran seguir los pasos de los anestesiólogos de Lima, y las cosas no salgan como estaban planeadas.
Llaman la atención algunas escenas de acción bien trucadas, en las que K. I. Faz es capaz de dar anestesia a un niñito, él sólo (por eso este filme es de ficción). Todo dentro del estrés tan característico de Max Hallanes y compañía. Sólo para aquellos que se parten de risa con este sentido del humor de tembladeras en sala de operaciones. Dirigida por Elano D'ill Ataddo, quien ya ha trabajado -era que no- con Hallanes en cintas como “La Gran Estafa”, “El Farsante": Soy Trasplantólogo y Cardiovascular” y "Señor Cirujano, Mande Usted".
Sorprende de verdad la habilidad de Elano para dar un realismo absoluto a sus escenas. Incluso pasajes muy utópicos, con altísimo contenido de fantasía, como cuando K. I. Faz reemplaza al maestro Damasco Roldán y los cirujanos ni cuenta se dan (claro que ya estaban cerrando piel), adquieren credibilidad en la audiencia (por si acaso no estoy hablando de ponencias).
Al final, regresan los anestesiólogos, y los anestesistas de repuesto vuelven a sus habituales labores, como muestra la imagen inferior.

Anestesia asesina: el misterioso caso de la heparina [3]
Hugo Giraldo observaba apático la crítica de cine en la página web de un diario popular de Lima.
- Tal vez se me ocurra ver esa película- pensaba, a la par que bostezaba.
Era el anestesiólogo de turno en la Sala de Recuperación esa noche, en el Hospital del Obrero. Era una sala amplia, como un teatrín de paredes altas y descascaradas. Por una ventanita, ubicada fuera de su alcance, llegaban ruidos del apremio del personal de sala de operaciones de urgencia, que atendía a algún infeliz parroquiano herido en las violentas calles de La Victoria.
Anestesia asesina: el misterioso caso de la heparina [3]
Pero su pensamiento no estaba en la sección "cine", sino en el titular del día de ayer. Esa noticia nefasta en que estaba involucrado su gran amigo y colega, Lucio Malpica.
- Los rumores tenían asidero- hablaba para sí. Parece que, esta vez, a ese irresponsable se le fue la mano. Ahora el asunto está en los juzgados. ¡Carajo! Yo le advertí a ese cojudo que no haga huevadas.
Hugo se estiró cómodamente en la silla giratoria , bostezando nuevamente. Eran las dos de la madrugada.
- Cuando llegue a trabajar, a las ocho, hablaré con Lucio- habló como a las paredes. La guardia está tranquila. Me iré a descansar.

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