Hoy, cuando he llegado a casa, al abrir el buzón me he encontrado con esto:
Estimado señor:
Le adjuntamos diploma del Accésit a su relato titulado "Zaragoza", que para su satisfacción resultó ser uno de los tres finalistas, pero no terminó como hubiera sido mi deseo.
Queremos agradecerle su participación, y le invitamos a que lo haga en la próxima convocatoria, en la que posiblemente se incluyan en las bases algunas mejoras, y entre ellas, la ampliación de los premios.
Deseándole unas felices fiestas navideñas, reciba un fuerte apretón de manos
por Peña Solera Aragonesa.
Desde aquí quiero dar las gracias a la Peña Aragonesa por tal distinción, aunque todavía perciba el sabor aciago de aquel que se queda con el sabor de la miel en los labios. Este año he sido finalista por undécima vez, y la verdad es que nadie se acuerda de aquel que queda segundo. Como digo en uno de mis relatos, el arte en general es un veinticinco por ciento de talento y un setenta y cinco por ciento de suerte; una suerte que, a mí, este año, me está siendo esquiva.