Nos encontramos con una novela de intriga policíaca que trata de la falta de familia o de las familias horrorosas, y de los efectos que esto tienen en personas que deberán afrontar la dureza de la vida.De esta forma la autora nos regalará con una galería de personajes dolorosamente marcados entre los cuales algunos intentan salir para adelante como pueden, unos de forma más saludable y otros envilecidos y autodestructivos, donde brillan con especial luminosidad algunos niños, que enseñarán a los adultos cómo se afronta el horror cotidiano y familiar.el orgullo de gentes que viven en circunstancias nada fácilesLa narración transcurre en una de las zonas más duras de los EE.UU., donde la brutalidad de la vida en demasiadas ocasiones aplasta a sus habitantes, pudiéndose enmarcar en eso que ahora es llamado country noir. Pero la autora no se dedica a mostrarnos sólo lo horroroso, sino también el orgullo de unas gentes que viven en circunstancias nada fáciles, y que intentan tirar para adelante lo mejor posible.En el transcurso de la narración se nos proponen un buen puñado de historias que llevan a sus protagonistas al límite, y vemos las diversas reacciones de los diferentes actores de estos dramas, entre los cuales destacan aquellos en los que se nos habla de la angustia y frustración que genera la traición de aquellos que más amamos, cómo admitir su vileza y como metabolizar el desengaño y desgarro que deja en sus víctimas. Pero si hay algo que impresiona en esta novela, es que la autora no cae en tremendismos mórbidos o flagelantes, sino que resulta chocante cómo con lo dramático de la historia se mantiene un tono vital, con personajes que con su viveza y gracia dan luz en un escenario tan ominoso y más cuando se encuentran envueltos en historias personales tan desgraciadas.Con lo dicho nos puede quedar la idea de que esta novela es fundamentalmente un duro drama psicológico pero que está perfectamente integrado en la trama detectivesca, que fluye con viveza, y que es la que marca el ritmo de la narración. Esta novela entronca con las de otros grandes escritores de novela negra o policíaca que tratan duros traumas personales en sus historias, como son la británica Minette Walters, la estadounidense Margaret Millar, o el italiano Maurizio De Giovanni, y que al igual que estos autores, nos muestran como sus protagonistas afrontan crueles traumas personales, con un temple, con una valentía y una viveza, que deja de lado las novelas de gimientes personajes, o justificados delincuentes.De ahí es necesario resaltar el brillo de la protagonista, la comisaria Dove Carnahan, que pese a vivir con la losa de un pasado de no fácil comprensión para el sentido común, afronta con una lucidez, un arrojo y una gracia muy especial, los duros acontecimientos que ha de investigar, y los sórdidos motivos que los generaron. Mención especial es la muy relativista mirada que tienen los protagonistas policiales de su actividad que se puede resumir en esta cita:
Si empiezas a pensar demasiado en la condición humana y crees que puedes mejorar las cosas, me explicó, te parecerá todo tan estéril que acabarás rindiéndote
El estilo es ágil, sin perderse en grandes reflexiones o disquisiciones, pero a lo largo de toda la novela palpita la metáfora de la montaña que arde internamente con los personajes que están consumidos por el dolor y la desesperación.
Una novela doblemente emocionante, tanto por lo que nos llega en lo emotivo, pues transita por algunos de los lugares más infernales de la condición humana, como por lo emocionante que logra ser la investigación policial. Uno de esos libros que no deberían perderse.
Siruela, 2017Compra en Casa del LibroJosé María Sánchez Pardo