La espina dorsal del Soto Zen es sentarse y meditar. Esa es nuestra práctica suprema.
Al mismo tiempo los maestros animan al estudiante a leer todo el dharma posible, bajo la consigna de que la sabiduría de mil libros no igualan a un minuto de práctica en la vida real.
Contrario a lo que la gente podría pensar, el buddha-dharma no está sólo en los fragantes templos de tierras exóticas.
Está en todos lados. En el trabajo y escuela, en los drenajes, en el viento, en los fraudes presidenciales, en el tráfico de la ciudad, en las flores, en las papas fritas, en las lágrimas y en las sonrisas de todos nosotros.
El buddha-dharma está en cada molécula e instante que conforma la vida.
Por esta razón, creemos que la vida entera es nuestro templo. Aquí vivimos, trabajamos, practicamos con compañeros y aprendemos a deshacernos de nuestros apegos… al mismo tiempo que formamos parte de la civilización y somos productivos.
Con esto en mente, mi sangha (comunidad budista) celebrará el Ango, que es un tradicional evento de tres meses en el que estaremos dedicados a sentarnos en zazen, al estudio intenso de la vida y al buddha-dharma. Para más información, puedes leer el post del año pasado aquí.
En resumen, el Ango es un periodo en el que tendré que poner todo de mi parte para aprender y esforzarme más de lo habitual.
Hay muchas actividades programadas para los participantes, pero aquí menciono algunas:
- Meditación más intensa, por más tiempo, dos veces o más al día. Cada sesión es al menos de 40 minutos.
- Estudiaré el Shobogenzo, la obra principal de Master Dogen, el creador del budismo zen.
- Estudiaré The Mind of Clover, de Robert Aikien.
- Estudiaré The Book of Equanimity, colección de koans tradicionales del zen/ch’an
- Dedicaré parte de mis ingresos y tiempo a obras de caridad.
- Coseré a mano una kesa (ropa tradicional del zen que representa la vida y el buddha-dharma)
- Terminaré dos apegos fuertes en mi vida.
- Reafirmaré vivir bajo los Preceptos del Bodhisattva.
¡Deséame suerte!