Revista Psicología

Anhedonia y desesperación durante el confinamiento: ¿Cómo prevenirlas?

Por Psicoabreu Psicólogos Málaga Psicoabreu @psicoabreu

Desde que el pasado viernes 13 de Marzo se declarara el Estado de Alerta en todo el país, la población se ha visto sometida a una experiencia psicológica excepcional: la pérdida de sensación de libertad. Paradójicamente, ahora que tenemos más tiempo libre, el aislamiento forzoso, la ausencia de obligaciones y el estado de alerta constante al que estamos sometidos han provocado que a muchos ciudadanos esta situación les sobrepase y no puedan aprovechar y disfrutar de las oportunidades que este momento nos ofrece. Por ello, en esta ocasión, desde Psicólogos PsicoAbreu os hablaremos de la anhedonia y qué podemos hacer para reducir su impacto emocional en estos momentos.

Anhedonia y ansiedad: dos caras de la misma moneda

La anhedonia constituye la dificultad para sentir placer o satisfacción en respuesta a actividades típicamente gratificantes para la persona. Esta reacción emocional no constituye un trastorno como tal, se trata más bien de un síntoma que suele aparecer en conjunto con otros cuadros clínicos como la ansiedad o depresión.

Asimismo, la anhedonia también puede aparecer de forma puntual y aislada antes factores externos potencialmente estresantes como el generado por el COVID-19. Cuando la anhedonia aparece, la calidad de vida de la persona disminuye al verse afectadas las esferas de la vida del sujeto relacionadas con la motivación (interés) y la emoción (bienestar).

En situaciones de estrés y ansiedad, al cerebro deja de generar la sustancia encargada de generar placer: la dopamina. Con lo cual nuestras estructuras cerebrales sufren cambios muy importantes que afectan a nuestros pensamientos y emociones, a la toma de decisiones, a la ejecución de movimientos cotidianos (por ejemplo, levantarse de la cama, hacer la colada, entre otros), incluso pueden aparecer fallos de memoria y apego a pensamientos de tipo obsesivo.

De forma más clara, la dopamina es la responsable de la química cerebral que se corresponde con el sistema de recompensa y que puede activarse ante elementos cotidianos como la interacción social. Por ello, el aislamiento social y la activación del sistema cerebral opuesto (sistema de alerta y activación del miedo) provocan que esta sustancia disminuya de forma muy significativa.

Signos de alerta

La anhedonia como síntoma o como expresión dentro de un trastorno se caracteriza por:

  • Falta de interés en algunas o todas las actividades cotidianas.
  • Anhedonia y desesperación durante el confinamiento: ¿Cómo prevenirlas?
    Alteración del peso (por aumento o disminución)
  • Alteraciones del sueño: hipersomnia o insomnio
  • Inquietud o retardo motor
  • Sensación de fatiga o pérdida de energía
  • Aparición de la culpa patológica
  • Dificultad para concentrarnos, pensar y tomar decisiones.
  • Ideación suicida
  • Sentimientos negativos hacia uno mismo y hacia los demás.
  • Dificultades para expresar emociones
  • Disminución del apetito sexual

Ante situaciones estresantes, la anhedonia puede suponer un mecanismo de defensa con el que no sentir, no sufrir y distanciarse de los posibles “y si” que pueden resultar dolorosos. Sin embargo, la evitación del malestar que provoca la incertidumbre tampoco nos permitirá disfrutar de todo lo demás, por lo que debemos ser conscientes de que este mecanismo no es el mejor vehículo, especialmente cuando se vuelve crónico. Por ello, desde PsicoAbreu os brindamos algunas claves para gestionarlo de una forma eficaz y saludable.

Estrategias para superar la anhedonia

  • Retomar de forma progresiva las actividades cotidianas. Es importante establecer una obligaciones o rutinas básicas que nos movilicen hacia la acción. El cese de toda actividad puede hacer que nos percibamos como “persona enferma”, justamente lo que estamos tratando de evitar.
  • Buscar y organizar actividades que supongan una fuente de estimulación positiva (leer una novela, hacer alguna manualidad, elaborar un postre, etc.).
  • Realizar ejercicios o actividades relajantes que disminuyan la ansiedad y preocupación. Pueden ayudar desde actividades como la meditación y el ejercicio físico, hasta darnos una ducha de forma consciente.
  • Evitar dedicar nuestro tiempo de ocio (ajeno a las obligaciones de la casa) leyendo noticias sobre la situación de crisis. Ocuparnos de esta situación a través del pensamiento solo acentúa el problema y no nos moviliza hacia una búsqueda de soluciones real y eficaz.
  • No te preocupes si al principio no sientes la motivación que solías presentar, poco a poco, a través de nuestra acción, las ganas y motivación empezarán a llegar.
  • Recuerda que esta sensación es temporal y no va a durar siempre.
  • Preguntaos siempre: ¿Qué haría yo en este justo momento si me sintiera bien, con ganas? Al principio puede resultar algo difícil, pero con entrenamiento podrás empezar a experimentar y recuperar sensaciones placenteras olvidadas.

Las características mostradas no solo pueden afectar nuestro día a día sino que repercuten en el desarrollo saludable de las relaciones familiares en las que nos encontramos inmersos. Por ello, es crucial identificar el inicio de esta reacción emocional y establecer pautas psicoeducativas cuánto antes. Si tras las pautas mencionadas el problema persiste, no duce en contactar con nosotros. Nuestros profesionales sanitarios y psicólogos online podrán darle la atención especializada que necesita.

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