En una reciente jornada de anillamiento de aves, celebrada en Sant Adrià de Besòs y abierta al público, los asistentes tuvieron la oportunidad de observar hasta 16 especies diferentes de aves. Entre ellas destacaron ejemplares de martín pescador (Alcedo atthis), andarríos chico (Actitis hypoleucos), petirrojo (Erithacus rubecula), papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca), cetia ruiseñor (Cettia cetti) y el ruiseñor común (Luscinia megarhynchos). La actividad, dirigida por el ornitólogo Xavier Larruy, buscaba sensibilizar a los participantes sobre la notable presencia de avifauna en la parte baja del río Besòs, un entorno profundamente transformado por la actividad humana.
El anillamiento de aves es una técnica que permite estudiar los movimientos migratorios, la longevidad y el comportamiento de las aves. En este proceso, los ejemplares son capturados con redes especiales que no les causan daño, examinados cuidadosamente para identificar su especie, edad, sexo y condición física, y luego se les coloca una pequeña anilla en una de sus patas. Esta anilla, que contiene un número único de identificación, facilita el seguimiento de cada individuo en futuras observaciones. Lo más importante de esta actividad es que se realiza sin poner en peligro a las aves, que son liberadas de inmediato tras el proceso, sin sufrir daño alguno.
La jornada en Sant Adrià del Besòs subrayó la importancia de proteger y respetar la biodiversidad, incluso en áreas urbanas o muy antropizadas como esta. A través de iniciativas como el anillamiento, se logra acercar a la ciudadanía al mundo de las aves, destacando la riqueza ecológica que persiste en zonas metropolitanas y la necesidad de preservar estos espacios para asegurar la supervivencia de las especies que los habitan.
Más de 100 personas asistierón a la jornada
He asistido a numerosas jornadas de anillamiento de aves, que además de ser una oportunidad para observar y aprender sobre las aves, son para mí un punto de encuentro con queridos y apreciados conocidos, apasionados por la ornitología como a la fotografía. Estos momentos compartidos refuerzan nuestra pasión común por la naturaleza, en un ambiente de aprendizaje mutuo que enriquece cada experiencia en el campo.
Un link a X, donde Xavier Larruy, reconocido divulgador de la fauna y flora de la cuenca del río Besòs y el Área Metropolitana de Barcelona, dirigió la Jornada d’Anellament Científic d’Ocells en Sant Adrià de Besòs. A pesar del valor educativo de estas actividades, siempre hay algunos detractores "haters"pic.twitter.com/OKne2jYEzJ
— Paco Torres (@serrotocap) September 29, 2024
A los que critican estas jornadas, hay que recordar que el anillamiento sigue protocolos muy cuidadosos que no dañan a las aves. Es una herramienta clave para conocer mejor sus migraciones y estado de conservación, ayudando a protegerlas a largo plazo. Todo se hace con respeto y mucho amor por la naturaleza, pensando en asegurar su futuro.
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Aves en la mano de los anilladores, Xavier y Ramón, mostrándolas al público, para apreciar sus diferencias y similitudes.
En esta ocasión quiero detenerme en dos especies que me han llamado particularmente la atención: el cetia ruiseñor y el ruiseñor común:
El cetia ruiseñor (Cettia cetti) y el ruiseñor común (Luscinia megarhynchos) son dos aves pequeñas que, a pesar de compartir ciertas características, tienen notables diferencias que las distinguen tanto en su apariencia como en su comportamiento. Ambas son conocidas por su canto melodioso, pero mientras que el ruiseñor común destaca por su amplio repertorio de trinos y gorjeos, el cetia ruiseñor emite un canto repetitivo y explosivo, más sencillo en comparación. Ambas especies son discretas y suelen permanecer ocultas en la vegetación, haciendo que sea más común escucharlas que verlas.
A simple vista, el cetia ruiseñor puede pasar desapercibido por su plumaje marrón uniforme, sin contrastes, que le permite camuflarse en su hábitat preferido, los matorrales densos cercanos a ríos y humedales. Por el contrario, el ruiseñor común presenta una tonalidad más rojiza en la cola, lo que le otorga un aire más distinguido. Este último habita en una gama más amplia de entornos, desde bosques abiertos hasta jardines, aunque ambos prefieren áreas con buena cobertura vegetal.
En cuanto a su distribución, el cetia ruiseñor se localiza principalmente en el sur de Europa y en la cuenca del Mediterráneo. En contraste, el ruiseñor común abarca un territorio más amplio, ocupando gran parte de Europa y Asia durante la temporada de cría, antes de emprender su migración hacia el África subsahariana en invierno. A pesar de sus variaciones en apariencia, hábitat y canto, es el ruiseñor común el que realmente resalta, ya que su canto es considerado uno de los más bellos y complejos de la avifauna europea, cautivando a quienes tienen la suerte de escucharlo.
Cettia cetti. Cetia ruiseñor. Rossinyol bord. Cetti's Warbler . CETCET
Luscinia megarhynchos. Ruiseñor común. Rossinyol. Common Nightingale. LUSMEG
Todas las imágenes © PacoTorres de la jornada de anillamiento científico de aves en Sant Adrià de Besòs del día 29/09/2024